China sigue sufriendo graves problemas de seguridad alimentaria causados por las actividades ilícitas de un sector de la sociedad. Los malhechores hacen uso de cualquier artimaña que les permita aumentar el margen de beneficio al producir sus artículos de alimentación. Las fechorías son de lo más variopintas, entre las que se han documentado en los últimos años están:
- Usar pinturas sintéticas para dar colores más apetitosos a verduras, frutas y hortalizas, incluso en el caso de que estos productos sean perecederos y ya hayan entrado en procesos de putrefacción que los posicionen como un serio peligro alimentario para los consumidores.
- Mezclar los alimentos con aditivos o adulterantes para reducir el precio medio. Así hemos visto arroz mezclado con plástico o fórmula para bebés mezclada con compuestos químicos tóxicos, hecho que causó la muerte de varios recién nacidos y enfermedades crónicas en otros muchos, en lo que seguramente haya sido el caso más escandaloso y sonado de fraude alimentario de los últimos tiempos.
- Falsificación de los datos de procedencia, metodología de cría y cuidados recibidos por los animales de granja.
Estos frentes se han intentado combatir endureciendo las leyes que luchan contra el fraude en el sector alimentación, aumentando la vigilancia e implementando nuevas tecnologías que garanticen la seguridad alimentaria, como puedan ser las aplicaciones de blockchain para trazabilidad de alimentos.

Aún así, parece que no ha sido suficiente puesto que durante los pasados días un vídeo rodado en un supermercado en China se ha hecho viral al mostrar una pieza de carne de cordero en una bandeja que, al abrirse y manipularse, desvelaba que tan solo era una capa de grasa del animal sin ningún tejido muscular. Lo que aparentemente era magro se trataba en realidad de una pantomima hecha con una delgada lámina coloreada.
Por eso no es de extrañar las noticias que nos llegan desde el gigante asiático: en una iniciativa sin precedentes en el entorno de la restauración y promomovida por el gobierno de la nación, se ha instalado un sistema de vigilancia por cámaras en más de 800 restaurantes.
El sistema, compuesto por un total de 1700 objetivos ha entrado en funcionamiento en el distrito de Minhang de la ciudad de Shangái. Es un proyecto piloto instaurado por la Oficina de Supervisión y Gestión del Mercado que pretende velar por el bienestar de los consumidores.

Lejos de tratarse de un simple sistema de vigilancia, la red de cámaras está conectada a una computadora con inteligencia artificial capaz de interpretar diversos parámetros. Algunas de las métricas sobre las que se mantiene una estrecha vigilancia para garantizar la seguridad alimentaria son el grado de humedad contenida en los alimentos (para evitar inyecciones de agua o similares, así como para cerciorarse de que el estado del ítem sea óptimo), la temperatura (que salvaguardará la cadena de frío en todo momento) y las prácticas empleadas por el personal que trabaja con la comida.
Además, el reconocimiento facial es otra de las facetas de este sistema de seguridad. Gracias a su avanzada tecnología podrá emitir alertas en caso de que se detecte alguna persona ajena a la operación del negocio dentro de las cocinas. Esta medida concreta está diseñada para eliminar los casos de sabotaje empresarial.
Estas advertencias aparecen en una pantalla centralizada que presentará información de todo tipo para que los cuerpos de protección civil puedan hacer que se cumpla la ley si es que esta se está quebrantando.
La idea es monitorizar cada espacio de trabajo para asegurar que los 2.5 millones de habitantes que tiene el distrito pueden salir a comer fuera de sus casas sin preocuparse de la calidad de la comida que van a ingerir, cosa harto complicada hoy día debido al historial de escándalos acaecidos por todo el país.

La red de cámaras entró en funcionamiento a principios de año y desde entonces ya ha emitido numerosos avisos. Por suerte, casi todos ellos se deben a infracciones menores. Un buen porcentaje de los casos se refieren a cocineros que realizan sus trabajos sin la indumentaria adecuada: unas veces falta el gorro, otras la mascarillas y, por supuesto, hay casos en las que ambas piezas de vestimenta se han dejado a un lado.
Cierto número de casos se debe a unas condiciones de trabajo o almacenamiento de los ingredientes inadecuada. Cámaras frigoríficas a temperaturas demasiado altas o casos en los que la humedad de la estancia es tan alta que favorece la proliferación de mohos.
En algunas ocasiones también se han encontrado visitantes indeseados en la cocina: las ratas campan a sus anchas por la ciudad, y de vez en cuando tienen la desfachatez de entrar a las cocinas para arramplar con la comida que encuentren a su paso. Los restaurantes que han recibido a los roedores han tenido que abrir sus puertas poco después a los inspectores de la oficina de supervisión.
Estas 1700 nuevas cámaras se suman a los otros 170 millones existentes ya en la actualidad. Número que palidece en comparación con las proyecciones gubernamentales que sitúan la cifra final en torno a 400 millones en 2021.

Con una red de vigilancia de esta envergadura, China quiere estimular su sistema de vigilancia ciudadana en la que los habitantes cuentan con créditos al más puro estilo de Caída en picado de Black Mirror.
Con la excusa de la seguridad alimentaria y la lucha contra el fraude asociado, que realmente preocupa a los chinos, se sigue espoleando un futuro distópico donde ya hay algunos casos de represalias por oposición al gobierno en entornos privados.
Dados los intereses del gobierno chino es lógico que su sistema de reconocimiento facial y los módulos de inteligencia artificial usados en esta red de vigilancia alimentaria instalada en los restaurantes de Shangái sea una de las más punteras en todo el mundo. Si bien no se conoce qué empresa está detrás de este proyecto, recientemente la compañía SenseTime asentada en China ha pasado a ser el líder indiscutible en esta industria. Algunos analistas apuntan a que podría ser la responsable, pero todas las sospechas tienen carácter de rumor hasta el momento y no se ha confirmado nada oficialmente. Si en efecto SenseTime está detrás de esta titánica infraestructura, próximamente la red de cámaras podría mejorarse con un nuevo software aún más refinado que lleva por nombre clave Viper.
Mientras se desarrollan los eventos, esperamos que la salud de los ciudadanos de China se vea beneficiada por toda esta inversión tecnológica.