Si en el anterior artículo descubríamos qué es un foodie, en este vamos a conocer 20 características suyas, que hacen que queramos conquistarle como cliente. Toma nota… cada una de ellas nos servirá, en breve, para marcar estrategias.
La foto del FOODIE y sus 20 características principales
1.- Le gusta Compartir, el foodie es generoso y expansivo por naturaleza. Si le tienes al lado en la mesa te dará a probar de su plato, sin ningún pudor, haciéndote participe de su experiencia. Además, sus descubrimientos y conocimientos no pueden morir en él o en ella, ya que siente que es un deber hacer extensiva su sabiduría gastronómica, con el objetivo de incrementar el número de adeptos con los que participar en experiencias y con los que divertirse.
2.- Su primer objetivo. Un o una foodie tiene como motivación principal disfrutar con su pasión por lo gastronómico, salir de la rutina y lo convencional. No actúa movido por un ego sibarita, simplemente odia el aburrimiento.
3.- Su mayor enemigo. Está firmemente en contra de esos días de entresemana calcados al anterior, de esas reuniones navideñas iguales año tras año, de esos domingos de menú idéntico y plan de sofá, de esas bodas repetitivas y sin capacidad de sorpresa. En resumidas cuentas, va en busca de que la vida le sorprenda y emocione, y no dejará de investigar nuevas opciones para ello.
4.- No deja de Investigar. Este Sherlock Holmes siempre tiene en mente una nueva aventura, porque no para de explorar e indagar. No se le escapan los eventos gastronómicos mas interesantes, la apertura de nuevos locales o la existencia de un nuevo producto alimenticio “novel food”, como por ejemplo el plancton marino.
Tiene un radar que capta todas las señales gastronómicas que se emiten a su alrededor. Lo lleva activado ya sea perdido por el Barrio del Borne de Barcelona o conduciendo la nacional que atraviesa un pequeño pueblo del Maestrazgo, cual jinete dispuesto a alcanzar una desconocida experiencia.
5.- Esa frase tan conocida de “vívelo, que no te lo cuenten” es otra de sus máximas. Si descubre que ese nuevo alimento llamado plancton marino se produce en Cádiz, en la primera y única productora de microalgas en el mundo que ha obtenido la autorización europea, contará los días en el calendario para llegar hasta allí, visitar la empresa que la produce, empaparse de toda la información sobre ello y después degustar ese sabor a “mar”, probablemente el mas profundo de su vida, de las manos del chef de 2 estrellas Michelin Ángel León. Un plan foodie, redondo.
6.- Planear para un foodie es como oler un guiso exquisito, sólo con pensarlo ya se le hace la boca agua, lo disfruta desde la fase de la ideación. Cada detalle es un pequeño placer que exprime al máximo. Si está planeando la cena de jubilación de su padre o un viaje para descubrir los viñedos, vinos y bodegas de la Rivera Sacra, se deleitará desde que piensa en los primeros pasos, hasta que pone la guinda en el postre.
7.- Un foodie siempre acaba la experiencia con los postres, aunque esté mas allá de su capacidad gástrica. No probar el postre es un sacrilegio que no está dispuesto a permitir. En su reino el postre es inherente a la experiencia.
8.- El foodie es el Rey de las Redes Sociales. Las maneja a la perfección y para el son una herramienta muy preciada donde hacer valer su voz. Su comunicación principalmente positiva, gratuita y expansiva, puede poner en el mapa de muchos nuevos turistas a un destino, hotel, restaurante, bodega, cantina, feria gastronómica, panadería, laboratorio de cocina, fábrica de quesos, museo, huerto, etc. No pone límites.
Tiene adeptos entre sus amigos y conocidos. Le consultan o leen en sus redes sociales o blog, y es el mejor prescriptor de aquello que le estimula. Sin duda un cliente o turista foodie satisfecho, es el más deseado de cualquier establecimiento vinculado a estas actividades, siempre y cuando le aporten autenticidad.
9.- No va a conformarse con que la experiencia sea buena, debe de ser lo mas aproximada a la realidad… ¡debe de ser auténtica! Los olores, los sabores, las vistas, la historia y los por qué’s de cada cosa. Todo debe de ser de verdad y esto es un paso más hacia la calidad.
10.- Calidad ofrecida y calidad esperada. La calidad tiene un componente subjetivo, ¡Es cierto! Por eso el foodie valora especialmente, además de la calidad organoléptica de los alimentos o bebidas, la orientación a sus necesidades especificas como segmento del mercado; y para ello es necesario que le “escuchen”. La empatía con el cliente es una fuente de innovación, pero además cuéntaselo, dale contexto, ponle storytelling (como diría un gran experto en la materia: Joantxo Llantada)
11.- Dicen que el Storytelling es comunicar contando una historia y apelar con ella a las emociones del oyente para que tenga un mayor impacto y perdure. Para un foodie esa historia o cuento sobre un producto, vino, nueva experiencia gastronómica, etc., es un componente importante del aliño. Ese cuento puede transformar su visión y transportarle en un viaje emocional , que le vincule de manera personal a ese producto. En el momento en que llega a su área emocional…¡ya está!, cobra sentido y se convierte en un participante más.
12.- El foodie se siente Responsable y le gusta ser Participante de la sociedad en la que se mueve. No le basta con alcanzar y disfrutar la experiencia, necesita saber que su predilección colabora con un mundo mas sostenible.
13.- Apuesta por el Comercio local, por la tienda de barrio, la panadería artesanal o esa carnicería de toda la vida, que huele a queso viejo y pimentón de la vera. Allí encuentra personas que le atienden de manera mas personal, que le conocen y se interesan por sus gustos. En ese tipo de establecimientos el comerciante le conseguirá ese vermut casero que no puede encontrar en ningún sitio mas de la ciudad y además a un precio justo.
14.- El precio debe de ser siempre… ¡justo! Equilibrio absoluto entre calidad y precio. Dispuesto a pagar más por lo que lo vale, aunque si es un precio accesible, repetirá; sobre todo si le aporta un grado de constante innovación.
15.- El foodie es Innovador y creativo, constantemente reinventándose y buscando experiencias que le den un punto de vista lateral, y tanto es así que tiene muchas posibilidades de convertirse en un microemprendedor y poner su firma a su creación.
16.- Adoran las Firmas. Aunque están dispuestas y dispuestos a consumir productos desconocidos o escondidos a la vista común, en cambio se pirran por esa cerveza tradicional de Xàtiva “La Socarrada” o por los maravillosos yogures de “La Fagueda”. Esos productos tienen carácter propio.
17.- Lenguaje propio. Un foodie no lo es si cuando habla de sus pasiones gastronómicas no utiliza esos tecnicismos que los demás no entienden: Novel Food, maridaje, slowfood, gastro-bar… sus “palabrejas” son un complemento de su puesta en escena.
18.- Puesta en escena de sus comidas y cenas. Si tienes un amigo foodie y te invita a cenar, habrás sentido alguna vez que asistes a la velada dentro de una revista de decoración. Los detalles son todo para ellos, cada aspecto está estratégicamente elegido y colocado, y no, definitivamente, no puedes invitarle a una cena improvisada en casa. Tienes que buscar algo sorprendente en algún supermercado especial.
19.- Supermercados especiales. El foodie conoce “al dedillo” esos comercios, huertos y supermercados donde encontrar exactamente ese producto en cuestión. Si revisas su cesta de la compra está llena de productos raros que jamás has escuchado y artilugios de cocina que parecen sacados de un viaje espacial, ¡cuidado! Es contagioso.
20.- Los Foodies son contagiosos. Dicen que la felicidad es contagiosa y los foodies son felices en su mundo gastronómico a su medida. Disfrutan más la vida, la viven al detalle, la hacen amena, divertida e interesante y comparten con todo su alrededor. Crean adeptos y fans a sus mismas pasiones y este es, casi seguro, uno de los pocos contagios que enriquecen nuestro viaje.
El negativo de la foto del FOODIE, su perfil sociológico
- Turista con interés de disfrutar de manera activa en una modalidad u otra de la gastronomía de la zona
- Mujer / Hombre +25 años
- No es estacional, viaja, consume y disfruta todo el año
- Poder adquisitivo de medio a alto. No exige de un nivel económico específico
- Dispuesto a gastar más, para tener experiencias singulares y de calidad
- Dispuesto a desplazarse desde cualquier lugar del mundo
- Nivel cultural medio a alto
- Viaja solo, en pareja, en grupo o en familia (en menor medida, aunque el que tiene familia busca destinos donde pueda instruir a sus descendientes y disfrutar en común, de productos adaptados para ellos.)
- Consumidor exigente. Valora especialmente lo auténtico, los detalles y la orientación específica de sus necesidades en los servicios y productos que disfruta. Por ejemplo, valorará que los hoteles y restaurantes siempre tengan en carta productos autóctonos de la zona, como son el las fresas de Huelva, el pan de horno tradicional de Alcalá del Júcar (Albacete), el aceite de oliva de olivos milenarios de Castellón, los dulces, vinos y bebidas espirituosas de producción valenciana, etc.
- Alto valor de los productos y servicios complementarios. Si viene a La Feria Utiel Gastronómica o La Feria de la Vendimia de Requena, valorará, por ejemplo: que el establecimiento en el que se aloja ofrezca un desayuno de productos y recetas autóctonos de la zona, hacer una ruta de senderismo entre viñedos, visitar el museo del vino “Bodega Redonda”, hacer un taller de elaboración de embutidos artesanos, visitar la fábrica tradicional de embutidos o disfrutar de una barbacoa de estos productos en el hotel rural donde se aloje, etc.
- Prescriptor natural, de destinos y productos/servicios
En próximos artículos seguiremos ampliando los detalles sobre los Foodies…¡estate atent@!