Hacer dieta o simplemente cuidarse a la hora de alimentarnos y comer fuera parecen conceptos completamente incompatibles en algunas ocasiones. Tanto en bares como en restaurantes, encontramos muy a menudo platos demasiado tentadores y cargados de calorías que dan al traste con nuestros esfuerzos por comer bien.
Pecar de vez en cuando no es algo negativo, incluso cada vez son más los nutricionistas que recomiendan darse un capricho en la mesa una vez a la semana. El problema aparece cuando nos vemos obligados a comer fuera de casa a diario. Son muchos los españoles que por motivos de trabajo, tienen que comer en bares y restaurantes cada día. Uno de cada seis tiene que realizar, al menos, una comida fuera de su hogar, como muestran recientes estudios.
¿Qué comemos fuera de casa?
Fritos, gratinados, pasta, bocadillos y hamburguesas son sólo algunos de los platos que podemos encontrar en cualquier bar en el que entremos a mediodía. Muchos restaurantes, en su búsqueda de la mayor rentabilidad posible, tienen en común en sus raciones la gran cantidad de calorías que contienen, además de contar con un importante porcentaje de grasas.
Y es que los españoles somos gente de bares. Según Nielsen, frente al restaurante preferimos los bares con sus raciones y menús del día. Estos últimos son también con frecuencia uno de los principales excesos que cometemos. Normalmente, los escogemos por ser bastante económicos, pero las opciones que nos dan no son siempre las más saludables.
Un primero de entrantes fritos o de pasta puede aportar, perfectamente, más de 500 calorías. Detrás queda todavía el plato principal y el postre, a lo que se añade también el pan y la bebida que tomemos. De este modo, el menú del día, si no sabemos escogerlo adecuadamente, se puede convertir en el peor aliado de nuestra dieta.
Por todos estos motivos y sobretodo si queremos mantener una dieta saludable, es esencial pararse a pensar un poco antes de decidir qué vamos a pedir en un restaurante. Siguiendo unos pocos consejos evitaremos tomar más calorías de las que necesitamos.
Cinco consejos para no pasar de las 1.000 calorías cuando comemos fuera
1.- Conocer el lugar al que vamos
Antes de entrar en el primer bar que encontremos, sería mejor idea conocer los bares y restaurantes que tenemos próximos de la zona donde vamos a comer. Si sabemos los establecimientos que tenemos cerca y el tipo de comida que sirven, podremos evitar la tentación de acudir al lugar donde tenemos más probabilidades de pedir algo que no nos beneficie.
Restaurantes tailandeses, japoneses o vegetarianos pueden ser una buena alternativa a los fritos y empanados de la barra del bar. Conocer la carta del lugar al que vamos nos ayudará también a encontrar comida saludable más fácilmente.
2.- Más agua y menos alcohol
Pedir una copa de vino o un par de cervezas mientras comemos no es nada fuera de lo normal. Pero esta costumbre puede suponer un aumento importante de calorías en nuestra comida cuando la repetimos cada día. Pedir una caña en un bar es un gesto tan habitual que resulta casi automático, además en los menús suele ir incluida alguna bebida.
Pero debemos tener claro que el agua siempre será la mejor opción frente a las bebidas con alcohol o los refrescos. No sólo nos va a ayudar a cuidar nuestro peso, sino también a depurar nuestro cuerpo y presentarnos en un estado óptimo para continuar nuestro trabajo por la tarde, o lo que tengamos que hacer.
3.- Centrarnos en el primer plato
Si queremos comer de manera saludable fuera de casa, pararse a pensar antes de pedir es esencial. No dejarnos llevar por los platos con los que nos tienta la carta y elegir las opciones más saludables nos garantizará no pasarnos con lo que comemos, y poder seguir con la comodidad de comer fuera durante más tiempo.
Los entrantes y el postre son muchas veces los responsables de que no respetemos nuestra dieta en los restaurantes. Así, lo ideal sería centrarnos tan solamente en el primer plato y evitar que este sea demasiado pesado.
Una ensalada, una sopa de verduras o vegetales a la plancha son opciones muy saludables. Compartir los entrantes con el resto de comensales es también un modo de limitar lo que comemos. Con respecto al postre, la fruta o los lácteos no azucarados son la alternativa más adecuada.
4.- Cuidado con el pan
Siempre que pedimos algo de comer en un bar o restaurante es habitual que nos pongan una cesta con algo de pan para acompañar nuestra comida. Tenemos hambre, prisa porque tenemos que volver al trabajo y la costumbre es coger un trozo de pan para ir haciendo tiempo. ¡Ojo!
Es bueno establecer una serie de límites a la hora de comer pan, pues es un añadido al plato que tenemos en la mesa con un importante aporte calórico. Renunciar a él por completo o tomar una porción muy pequeña sería lo más adecuado.
5.- Evitar los fritos, gratinados y empanados
El tipo de plato que escojamos es, sin duda, esencial. Evitar fritos, rebozados, gratinados e ingredientes con demasiadas grasas reducirá las calorías que ingerimos. Mucho mejor optar por carnes y pescados cocinados a la plancha o al horno; incluso, si son de nuestro gusto, los alimentos crudos son una gran elección y cada vez tienen más presencia en la carta tanto de bares como de restaurantes.
Evitando las tentaciones lograremos no sobrepasar las calorías recomendadas
Una buena opción, sobretodo para el momento en el que tenemos que elegir el restaurante al que iremos, es ayudarse de las redes sociales. Gracias a la geolocalización y los buscadores de Internet, tendremos fácilmente accesible a través de nuestro smartphone, una amplia oferta de establecimientos y referencias de los mismos.
Aprovéchate de esta situación para escoger el restaurante adecuado, y recuerda los 5 útiles consejos que te hemos dado para llevar una dieta saludable aunque tengas que comer varias veces a la semana en un bar o restaurante.
