Uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los restaurantes en los últimos tiempos es a los cambios en los comportamientos de consumo en la clientela.
Especialmente acusado en la ciudades, la pluralidad de modos de vida y gustos pone un estrés adicional sobre los negocios de restauración. Un estrés que muchas veces acaban mermando la capacidad de estos establecimientos para hacer caja.
Los frentes afectados son de todo tipo. Se ha abandonado la visita al salón del local en pos de pedir comida para llevar de forma digital. Ahora ya no vale cualquier plato, hay mil y un motivos por los que una carta puede ser indeseable o inadecuada, desde criterios éticos relacionados con la crueldad animal, hasta enfermedades más prevalentes hoy en día como pueda ser la intolerancia al gluten que impiden el consumo de alimentos que los contengan.
En este sentido, el mundo laboral también ha impuesto sus propias normas. Los trabajadores disponen ahora de menos tiempo para sus comidas, sus horarios están moldeados por las llamadas y reuniones internacionales que obligan a adaptarse a otros husos horarios, y las urgencias y horas extras están a la hora del día, reventando por completo cualquier pretensión de tener una vida extralaboral tranquila y equilibrada.
Un aspecto poco discutido que emana de todos estos cambios en la vida de las personas es la difuminación de los horarios de comidas. Hemos pasado de tener una hora para desayunar, comer o cenar bien definida a comer cuando tenemos tiempo u oportunidad.
Los restaurantes aún no se han adaptado a este nuevo comportamiento de consumo, ya que las preferencias del consumidor son difíciles de predecir y la organización del turno en la cocina es un proceso laborioso que además requiere múltiples preparaciones previas.
El resultado es que muchos restaurantes que aún se ciñen a los horarios de servicio habituales (normalmente de 13:00 a 16:00 para comer y de 21:00 a 00:00 para cenar), están perdiendo clientes.
Pero hay quien se está aprovechando de esta nuevas preferencias del consumidor. Es el caso de las firmas de comida rápida, que se disputan estos comensales que se alimentan a deshora.
Y es que es un pastel que no se puede dejar pasar por alto, ya que no son pocos los clientes que entran dentro de esta definición. Además, su número aumenta. Según un estudio de los analistas de mercado de NPD Group, las comidas tempranas han aumentado en un 1.3%, mientras que las hechas a media tarde suben en un 5.3%. Datos que marcan una clara tendencia.
Y cuando la noche cae, el mundo no se para. El número de trabajadores que realiza su actividad en horario nocturno no deja de crecer. Taco Bell lo sabe bien, pues sus operaciones de madrugada han sido las más votadas en las encuestas realizadas por MattressAdvisor, que hacía una pesquisa sobre las cadenas de restauración organizada que ofrecen sus servicios en este horario.
La directiva de Taco Bell sabe que esta franja horaria es de máxima importancia para ellos. Es el segmento con mayor crecimiento en la empresa, y por ello han decidido potenciar el servicio ofreciendo la posibilidad de celebrar fiestas a altas horas de la noche.
El director ejecutivo de la marca, David Gibbs, comentaba al respecto: «Taco Bell ha desarrollado un programa nocturno único, enfocado a acoger la cultura de la velocidad a la vez que se maximiza la satisfacción y se ofrece un servicio de entrega de primera clase, cuyos objetivos son las cenas y las comidas entrada la noche».
No solo el trabajo tiene un efecto sobre esta tendencia. El comportamiento de consumo de las personas con la comida también ha cambiado. Comer de forma excesiva es casi un modo de vida para muchos estadounidenses, y por eso algunos consideran que una hamburguesa a media noche no es más que algo de picoteo.
Según David Portalatin, consejero de NPD Group, «la definición de las comidas, dónde y cuándo las tomamos se están haciendo más fluidas. La gente va a los restaurantes diciendo que una hamburguesa, algo que consideraríamos una comida o una cena, es un aperitivo».
McDonalds lleva explotando este parecer desde 2015, cuando lanzó su servicio de desayunos a cualquier hora del día, que le ha repercutido en un incrementos de ventas ejercicio tras ejercicio de alrededor del 13%. Además, la famosa hamburguesería ha detectado que un 60% de los pedidos para llevar ejecutados a través de su colaboración con GrubHub llega fuera de las horas tradicionales de servicio.
Starbucks también intenta desligarse del café mañanero con sus brebajes fríos, adecuados para refrescarse en cualquier día caluroso y diseñados para el takeaway. Quien se toma un destilado en frío lo hace mientras pasea por la ciudad o camina hacia el trabajo, de la misma manera en que se haría con una lata de refresco.
Estos casos muestran que el mercado del reparto domiciliario de comida y la cultura takeaway juegan también un rol importante en la difuminación de los horarios, por lo que una buena solución para los restaurantes que quieran sumarse a la tendencia en restauración de la comida a cualquier hora del día pueden hacerlo de forma sencilla colaborando con alguna de las entidades que se encargan de la reserva y reparto (Uber Eats, Just Eat, Deliveroo…).