Diego Coquillat - El Periódico de los Restaurantes

Bobacino: kiosco de autopedido, robot de cocina y pago contactless por reconocimiento facial

La necesidad de disminuir los costes de operación lleva a los restaurantes a un nuevo nivel de automatización. Los robots van abriéndose camino después de años intentando penetrar en el mercado. Los robots de reparto, como los de Kiwibot o Starship Technologies, ruedan ya en decenas de ciudades. Los robots camareros también están disponibles en un gran número de locales, especialmente en Asia, pero también en España, lo veíamos hace unos días con esta noticia en el diario Información de Alicante; “Robots camareros en Alicante: Así trabajan”, y también en países de Latinoamérica.

Son los robots de cocina los que más dificultades de implementación presentan. Los autómatas son buenos ejecutando acciones predeterminadas de forma repetida. Estos movimientos repetitivos resultarían pesados, cansados e incluso dañinos para los trabajadores humanos. Los robots los pueden realizar de forma más eficiente, precisa y barata. De ahí que comiencen a aparecer soluciones muy específicas a tareas como la preparación de un café, servir pastas, mezclar ensaladas, expedir pan, dar la vuelta a un filete de hamburguesa o encargarse de la zona de la freidora como podemos ver en el siguiente vídeo.

El último robot de cocina especializado que ha llegado al mercado es Bobacino, una expendedora completamente automatizada que prepara una de las bebidas más populares del momento: los tés de burbujas, también conocidos como tés de perlas.

Preparación automática de bobas

El té dulce aromatizado típico de Taiwán se ha extendido por Estados Unidos como la pólvora. El curioso sabor a jarabe de fruta cruzado con las perlas de tapioca se ha ganado el aprecio de los más jóvenes. Proliferan en las grandes ciudades los locales donde se puede degustar esta exquisita infusión.

Bobacino es la respuesta de la robótica a esta moda. La máquina, una creación de la empresa homónima, pretende reducir los costes de los bares de té de burbujas, principalmente concentrados en la costa atlántica y pacífica de EE. UU., donde los salarios son más altos.

La empresa estima que el mercado mundial del bubble tea aumentará en más de 2000 millones de dólares en los próximos tres años. Con estos pronósticos, no han tenido duda a la hora de embarcarse en un proyecto que tiene como máximos beneficiarios a los consumidores millennials y de la generación Z.

Bobacino es la respuesta de la robótica a esta moda. La máquina, una creación de la empresa homónima, pretende reducir los costes de los bares de té de burbujas, principalmente concentrados en la costa atlántica y pacífica de EE. UU., donde los salarios son más altos.
Bobacino Facebook

El bar automatizado toma los pedidos a través de una pantalla táctil como cualquier otro kiosco de autopedido. Es entonces cuando usa los brazos robóticos para preparar el té de perlas que el cliente ha solicitado. Al automatizar todo el proceso, el coste de producción de la bebida es menor y la calidad resultante mayor. No hay errores humanos y los ítems se preparan con homogeneidad, de forma que el consumidor siempre sabrá qué esperar de la máquina.

Los campus universitarios, grandes almacenes, aeropuertos y espacios verdes próximos a edificios de oficinas son los puntos calientes que Bobacino tiene en el punto de mira. Con su robot de cocina maestro en la confección de bobas prevén dar servicio a los jóvenes amantes del té de burbujas que frecuenten estas zonas tan concurridas.

Los inversores no han tardado en ver el potencial de la idea. Embark Ventures, un grupo de financiación enfocado en tecnología disruptiva, y Wavemaker Labs ya han puesto dinero para que el modelo de Bobacino salga adelante.

La empresa estima que el mercado mundial del bubble tea aumentará en más de 2000 millones de dólares en los próximos tres años. Con estos pronósticos, no han tenido duda a la hora de embarcarse en un proyecto que tiene como máximos beneficiarios a los consumidores millennials y de la generación Z.
Bobacino Facebook

Bobacino, promesas cumplidas

Con el dinero de los inversores, Bobacino no ha tardado en mejorar el prototipo funcional con el que trabajan. El primer paso ha sido colaborar con la start-up PopID para garantizar que los pagos contactless sean una parte integrada en el servicio dado por la máquina. El pasado 14 de septiembre, los portavoces de ambas compañías indicaron que habían entablado un acuerdo para que la app de PopID se implementase en el bar robotizado.

De esta forma, los usuarios de Bobacino pueden escoger la aplicación de la desarrolladora de software para realizar sus pagos. Durante el registro, la app escanea la cara del usuario. Una vez está almacenada en la base de datos de PopID, los clientes pueden identificarse en el kiosco de autopedido de Bobacino con su cara o incluso pagar.

El uso de la biometría como método de pago es especialmente interesante. El usuario solo tiene que enfocarse como cuando se saca un selfi. Basta con que apunte la cámara hacia sí mismo y tener un monedero digital asociado para que el cobro se efectúe de forma automática y sin ninguna fricción.

El uso de la biometría como método de pago es especialmente interesante. El usuario solo tiene que enfocarse como cuando se saca un selfi.

Aunque puede sonar un tanto complejo en un primer momento, esta solución no solo es para techies. Entre los usuarios millennials y de la generación Z a los que va destinado este robot de cocina es raro que haya desconocimiento en este campo, por lo que los desarrolladores de Bobacino no esperan problemas de adopción por esa parte.

Más problemáticos son las reticencias en materia de privacidad que pueden surgir al usar datos biométricos obtenidos a través de la herramienta de reconocimiento facial. En China, un país donde existe una cámara por cada siete habitantes, la desconfianza causada por el crédito social y la vigilancia estatal ha escalado a valores nunca antes vistos. Si bien la ética en el uso de estas funciones es muy diferente en Occidente, siempre cabe la posibilidad de que algún ataque informático pueda causar daños a los usuarios de PopID. Siendo así, es pronto para saber si los jóvenes consumidores se atreverán a tomar sus bobas por la cara.

Habrá que esperar hasta finales de año para ver si el robot de cocina que prepara té de perlas coge tracción. Actualmente Bobacino está recaudando fondos para sacar sus máquinas al mercado. Se acercan al millón de dólares en la plataforma StartEngine. Su meta es que los robots estén en el mercado antes de que inicie 2022. Será entonces cuando podremos estudiar la acogida real de este kiosco robotizado dotado de reconocimiento facial.

5/5 - (1 voto)
Suscripción a Diego Coquilla; El Periódico de los Restaurantes

Deja un comentario

×