Aunque hay una pequeña corriente de personas que van en contra de la tendencia y optan por usar los teléfonos móviles solo cuando realmente son necesarios, la realidad es que la mayoría de la población consulta este dispositivo una media de 23 veces al día. WhatsApp, Instagram, Telegram y otras apps móviles de mensajería instantánea juegan un papel determinante en este aspecto, la tentación de conocer cuáles son los últimos desarrollos en las vidas de los demás es simplemente demasiado fuerte como para luchar contra ella.
Esta realidad nos está dejando estampas curiosas, algunas tristes y otras que dan para soltar una carcajada. En YouTube proliferan los vídeos que compilan traspiés, caídas sin consecuencias y sustos que se han llevado los peatones al caminar ensimismados en la pantalla de sus teléfonos. Por otro lado, los especialistas en educación y psicología se ven en la obligación de dedicar más tiempo a advertir sobre las consecuencias nocivas para la sociedad, especialmente en lo que se corresponde al trato con los menores. Cuando un niño demanda nuestra atención, darle un móvil no es la solución.
Así lo debe pensar también el dueño del restaurante Pazar Food Collective, un restaurante fusión que mezcla la comida turca con la mexicana, situado en la zona de Canterbury (Sidney, Australia).
Attila Yilmaz se ha visto obligado a tomar esta medida después de sufrir algunas experiencias desagradables en su restaurante. Por ello no ha tenido miramientos a la hora de prohibir el uso de iPads, iPhones y otros teléfonos inteligentes dentro de las paredes de su restaurante. Es más, la criba ha afectado también a cuadernos de colorear, juegos de mesa y juegos de construcción. La idea es que la familia se comporte como una verdadera familia a la hora de la comida: «hay que relacionarse con los niños», comenta Yilmaz, que es un firme defensor de la comida como evento social.
Con esta medida espera no volver a sufrir en el seno de su restaurante las malas conductas de algunos padres. En el pasado Yilmaz llegó a descubrir que una de las mesas había sido vandalizada por los niños sin que los padres dijeran una palabra. Yilmaz recordaba el incidente con tristeza para el periódico Herald: «Es muy entristecedor para nosotros, no hubo un “Oh, lo sentimos”, los padres simplemente se rieron y se escudaron en que solo eran niños. Se da por hecho que nosotros estamos aquí para limpiar ese desastre, hasta cierto punto es así, pero hay algo llamado decencia humana y respeto».
Prohibir los móviles es una tendencia al alza en el mundo de la restauración. La realidad es que estos aparatos dan lugar a un sinnúmero de situaciones poco agradables, por ejemplo:
- Los restaurantes en zonas de negocios que ofrecen sus menús a los oficinistas que salen del trabajo para comer son extremadamente ruidosos ya que los teléfonos suenan constantemente, hay múltiples comensales alzando la voz para atender las llamadas al mismo tiempo, no se observa un verdadero disfrute de la experiencia ofrecida por el restaurador, etc.
- En aquellos locales donde se ofrecen espectáculos en vivo, las molestias causadas por los tonos de los móviles son más disruptivas si cabe. Los comensales que tengan un mínimo de decencia y estén disfrutando de las canciones o conciertos se sentirán especialmente molestos con las personas poco empáticas, pero también se decepcionarán con el servicio del local, pues se entiende que el personal del negocio debería velar para que estas situaciones no tuviesen lugar.
- Cuando la intimidad y un entorno acogedor son los puntos fuertes del salón, es triste ver a parejas de enamorados con sus pantallas pegadas a los móviles. El ambiente del restaurante se degrada ya que se pierde esa esencia de contacto humano que hizo especiales a estos lugares en primer lugar.
Por todo esto no nos extrañan noticias como la del restaurante Bistecca, ubicado también en la ciudad de Sidney. Allí, los visitantes tienen que deshacerse de sus móviles a la entrada. Podrán comer con tranquilidad en el restaurante y, tras el postre, recogerán sus dispositivos a la salida.
Una solución parecida es la que ha adoptado la cadena de restaurantes Frankie and Benny’s, una marca especializada en comidas familiares que se extiende por Reino Unido. En sus emplazamientos, existe una «No Phone Zone Box» o caja de zona sin móviles, donde se espera que los comensales depositen sus terminales. La iniciativa se tomó el pasado mes de noviembre y es una primicia en las Islas Británicas. De momento parece que está funcionando francamente bien.
Otros restaurantes han preferido evitar requisar las pertenencias de los visitantes y en su lugar ofrecen bonificaciones a cambio de desactivar el móvil. Dentro de este grupo tenemos, entre muchos otros, al Contact Bar and Kitchen, también de Sidney. Los especialistas en mercadotecnia opinan que esta es una aproximación al problema mucho más eficiente y respetuosa con la relación entre proveedor y cliente; en definitiva, se salvaguarda la experiencia de usuario y el servicio ofrecido.
Yilmaz comprende totalmente que esta prohibición genera fricción a algunos padres, pero se mantienen en sus trece: «Hay un momento y un lugar para cada cosa, y cuando es un día de cita, lo último que quiero es sentarme al lado de niños con sus iPads en funcionamiento. La gente a menudo se extraña cuando exigimos con firmeza que los niños se comporten, sí queremos niños en el restaurante, y sí nos gustan tus hijos; pero no tanto como te gustan a ti», comentaba Yimaz contrariado.
Algunos padres no han tardado en expresar su descontento. Desde una de las asociaciones de madres local la medida se estima negativamente. Algunos padres emiten su juicios particular: «prohibir los cuadernos de colorear es ir demasiado lejos».
El único aparato electrónico que se libra es la cámara de fotos. Yilmaz acepta su uso siempre y cuando no se moleste al resto de los comensales y se emplee de forma limitada. El Pazar Food Collective no es un escenario para una sesión fotográfica, es un restaurante, pero nadie va a impedir que te lleves un recuerdo de tu paso por allí.
Yilmaz, que tiene dos niños pequeños, confía en que la medida no afecte negativamente al negocio, al fin y al cabo su familia nunca recurre a smartphones o entretenimiento multimedia cuando salen a comer fuera de casa.
No seremos nosotros los que desde este periódico digital alentemos este tipo de iniciativas, pero lo que si que parece necesario en muchas ocasiones es que exista un equilibrio en el uso de la tecnología y un respecto al resto de personas que disfrutan de ese momento.