Para muchos el año comienza con el 1 de enero, pero para otra gran cantidad de personas, son las vacaciones de verano las que marcan el antes y después en el calendario laboral. Sea el momento del año que sea, siempre es necesario pararse un segundo, analizar los resultados y ver con detenimiento qué ha funcionado bien y qué no. Es justo este punto desde el cual debe partir toda estrategia, y por supuesto, también si hablamos de marketing para restaurantes.
El primer punto a tener claro a la hora de establecer una estrategia es que debe tener una duración determinada. En la hostelería los plazos son más cortos que en otros sectores, si a la “voracidad” del gremio se le añade la instantaneidad de las redes sociales, los resultados deben ser revisados cada poco tiempo. Entiéndase por poco tiempo seis meses o un año.
Define los objetivos que quieres alcanzar
Dicen que todos los caminos conducen a Roma. Sí, pero cada uno debe elegir por dónde ir, qué carreteras coger y cuánto tiempo dedicar al trayecto. Las redes sociales tienen un objetivo muy claro, que en nuestro caso será vender (o llenar restaurantes). Pero para ello las vías son diferentes, cada restaurante, cada producto es único en su especie y se encuentra en una fase distinta, por eso necesita un plan personalizado.
No es la misma estrategia ni son los mismos objetivos aquellos que persiguen los restaurantes recién abiertos que otros que ya están asentados, con su clientela fija. Tampoco las redes sociales deben ser tratadas igual si el producto es nuevo, sobre todo si es una incorporación, o si se trata de uno ya existente. Así pues, un local y un producto de última hora necesitan ganar en volumen de seguidores, sin olvidar la fidelización de los mismos. Mientras que por su parte, un restaurante “con solera” requiere darle cariño a su gente sin dejar de lado potenciales clientes.
Estos objetivos como la cantidad de seguidores, fidelización de clientes, mejorar la reputación online, etc. deben ser revisables, como las hipotecas, en cortos periodos de tiempo para siempre estar activo. Detenerse en las redes sociales es la peor decisión que se puede tomar en un mundo que vive en la eterna innovación.
Conforme se alcanzan metas surgen nuevos objetivos ante los cuales el restaurante y el producto deben tener clara su filosofía. Por eso, aunque el camino siga, es necesario en un primer instante: definir el lenguaje (coloquial, serio…) que se quiere emplear, el diseño y la imagen personal. Manteniéndola como una constante, la imagen de marca es la guía que va marcando el tempo.
La elección del canal es fundamental
No es lo mismo un restaurante en la calle Jorge Juan de Madrid que uno en el Barrio de Huertas pero sí cuentan con las mismas armas para la batalla. En la actualidad, el mundo está gobernado por dos empresas que no es necesario mencionar y que son los principales medios de comunicación a través de los cuales el público conoce las últimas novedades del sector de la gastronomía.
La parte más positiva de Google y Facebook (¡Ups! al final sí han sido mencionadas) es que dependen de uno mismo. El posicionamiento en Google varía en función de lo que uno quiera pagar en Google Ads, pero también tiene que ver con cómo trabajes tus herramientas (la web, la sección blog de la propia web, Google Maps, perfil en las principales redes sociales…). En el caso de Facebook también cambia según el presupuesto de la marca, pero es igualmente de importante el contenido. Contenido que no debe estar sólo en su plataforma principal, sino también en otras empresas pertenecientes a la red de Mark Zuckerberg.
En el terreno puramente gastronómico y hostelero el canal que más adeptos a ganado, el que permite estar más cerca de ese gran objetivo que es vender, vender y volver a vender, no es otro que Instagram. Es el gastro-canal por excelencia. Una foto bonita de un plato en el momento adecuado resulta infalible y por eso debe ser el factor fundamental, al que más atención prestar y en el que se debe estar al tanto de sus últimas novedades, buscando incesantemente nuevas ideas. Además, tras la última actualización de la plataforma, ya va a ser posible reservar en un restaurante directamente desde una foto publicada en Instagram.
Dejar de lado otros canales tendría sentido si ocupasen un gran espacio en partidas presupuestarias, pero no así si son gratuitos. Twitter, por ejemplo, es un gran aliado a la hora de marcar como objetivo fidelizar clientes, y además es el canal perfecto para la Atención al Cliente.
Tampoco se debe olvidar el blog del restaurante. Es un canal que cuenta con un potencial SEO increíble. Es decir, que permite que la marca se sitúe en los buscadores antes que la competencia y, por tanto, se trata de un canal que no debe ser descuidado.
Presupuesto destinado a las redes sociales y el retorno obtenido
En la vida no todo es dinero, pero en los negocios sí. Definidos los objetivos y los medios a través de los cuales se quieren alcanzar, hay que volver a parar un segundo y saber cuánto se quiere destinar para conseguirlos.
Debemos de presupuestar el dinero dedicado a las redes sociales, en las que cada vez cobran más importancia los famosos Ads, pero también contar con profesionales y los recursos de los que estos disponen para llegar a las metas fijadas. Unas metas reflejadas en un informe detallado que muestre el camino recorrido y el que queda por delante: los objetivos alcanzados y las estrategias futuras.