Bogotá me recibe un domingo de marzo silenciosa y vacía, muy lejos de esa idea preconcebida que tenía de ciudad caótica y ruidosa, como si se hubiera detenido el mundo en esta otra parte del océano. Poco después me entero de que es habitual que, los fines de semana, sus ciudadanos emigren masivamente a las afueras de la ciudad, y con más motivo si además el lunes también es festivo. Un rasgo muy habitual de esas ciudades en las que vive mucha gente de otros lugares.
Esto me permite aprovechar los primeros días de mi estancia para pasear e internarme en sus calles sigilosas descubriendo la gran cantidad y variedad de restaurantes, bares y terrazas que me rodean, con la amenaza continua del cielo encapotado, comenzando así esa relación de curiosidad y amistad que todos los visitantes tenemos cuando nos enfrentamos a un nuevo destino.
Descubro algunas iniciativas muy interesantes, como es el caso de Crepes and Waffles, según dicen los lugareños, donde surgió el brunch. Un concepto que nace en 1980 cuando dos jóvenes universitarios abren una pequeña crepería en Calle 85, con el siguiente lema “si llegas al corazón, te quedas en la mente”. Incorporan un alto componente social que ha calado de una forma muy relevante en el alma de la sociedad de Bogotá, ya que todas sus empleadas son madres solteras con hijos que encuentran en esta actividad una forma de salir hacia delante en un entorno que no se lo pone nada fácil.

Hoy es una gran cadena con muchos puntos de venta en toda Colombia, como en la mayoría de países de América Latina, que incluso cuenta con una emisora de radio propia.
También tengo la oportunidad de descubrir el carácter mas solidario y sostenible de la sociedad a través del rechazo absoluto al uso de pajitas, o pitillos como ellos lo llaman, para beber productos líquidos. Según me cuentan, todo nace por el impacto de una fotografía de una tortuga con este artilugio en la nariz que hace remover la conciencia de muchas escuelas de la ciudad y que son los propios niños los que fomentan el no uso de estos pitillos a sus padres en los negocios de gastronomía.
Observo el enorme trasiego que hay en todos los restaurantes, donde unos jóvenes cargan unas maletas gigantes en sus espaldas y aparcan sus bicicletas en la puerta de los negocios, no paran de entrar y salir. Descubro que se trata de un servicio digitalizado de delivery llamado Rappi que permite pedir casi cualquier cosa a domicilio, de hecho su slogan es: “Todo lo que quieras de tu ciudad, lo llevamos a tu casa en minutos”, incluso me dicen que pueden llevar hasta dinero, por el enorme grado de confianza que existe por parte de los clientes en este tipo de servicio.

Esta calma ficticia dura muy poco y horas después, como un león enfurecido, se despierta la Bogotá imaginada, con sus trancones (atascos), su lluvia incesante y sus acelerados bogotanos venidos de todos los rincones del país. Y con ello comienza el motivo principal que me lleva a esta ciudad, XocoArt, el II Salón de Pastelería y Repostería Creativa que se celebra durante los días 21, 22 y 23 de marzo en el Hotel Sheraton de la calle 26.
En una sala repleta de asistentes, podíamos encontrar una mezcla a base de cocineros, pasteleros, chefs, cafeteros y chocolateros venidos de diferentes países. De modo que, entre interesantes charlas sobre el cacao, el café, las bondades del chocolate y el arte de la pastelería, imparto mi primera conferencia en Colombia, explicando el proceso de transformación digital que se está produciendo en la industria mundial de la gastronomía, y cómo España está afrontando dicho cambio. Algunos días después también impartiría un taller sobre las principales técnicas y herramientas para acometer este reto digital en los negocios de la alimentación.

Colombia es un país con un alto índice de digitalización en su población, la mayoría de sus ciudadanos, principalmente de las grandes ciudades como Bogotá o Medellín, poseen conexión a Internet y un smartphone que les permite compartir contenidos a través de las principales redes sociales que todos conocemos.
Pero como en todo proceso de digitalización en una fase embrionaria, la industria no está dando respuesta a esta comunicación digital y los usuarios promueven, en el caso concreto de la alimentación y las bebidas en Colombia, el 90% de los contenidos relacionados con el sector, solamente el 10% proviene de la industria. Esto evidencia una gran oportunidad por parte de esta última para iniciar una relación digital que le permita dar contrapartida a esa demanda existente.
El sector aun no ha entendido que hemos pasado de una relación únicamente presencial, a otra donde ya no es importante solamente la fase de consumo, sino que ésta se ha estirado y se ha digitalizado, convirtiéndose en un modelo bidireccional en el que conviven con naturalidad elementos presenciales con digitales. Un buen ejemplo de ello es el servicio de comida a domicilio que prestan las diferentes aplicaciones en la ciudad de Bogotá.

Únicamente algunas grandes empresas del sector, principalmente cerveceras, están dando esta contrapartida necesaria a un usuario que cada vez reclama más la atención por estos nuevos medios digitales.
Pero se produce un interesante ecosistema, y es que Bogotá es la ciudad del delivery, forma parte de su cultura el hecho de pedir comida a domicilio, donde aplicaciones como la que comentaba al principio de este artículo dan una respuesta óptima a los usuarios. Los restaurantes entienden que ya no hay una limitación en el espacio físico de su servicio, sino que este se traslada perfectamente a los hogares de sus clientes gracias a la tecnología.
Esta idea de comida a domicilio está mucho más desarrollada digitalmente en Colombia que en países europeos como España, donde cuesta entender que el contexto ya no lo pone el restaurante sino que el cliente tiene la suficiente tecnología para elegir dónde y cuándo quiere vivir su experiencia gastronómica. Aunque reconozco que favorece mucho este tipo de servicios, el caos que supone el tráfico de algunas ciudades, muy bien representadas por Bogotá.
La gastronomía se respira en las calles de esta ciudad, hay una efervescencia global sobre todos los temas relacionados con la alimentación, y así me lo manifiesta personalmente Maria Claudia Laocuture, Ministra de Comercio, Industria y Turismo de Colombia. Además, en el acto inaugural de XocoArt citó el compromiso de su gobierno con la promoción del turismo, como el segundo generador de divisas del país después del petróleo, y dentro de ello, la importancia que la gastronomía tiene como dinamizador principal y atractivo de esta actividad.
Colombia está en una búsqueda permanente de su ADN gastronómico, encontrándolo en las tradiciones y recetas legendarias, en la esencia de sus parajes mágicos, y en la calidad única de sus productos. Estos elementos cuentan con suficiente bagaje para diferenciarse de sus vecinos y ayudarles a encontrar la autenticidad y la riqueza de su gastronomía para mostrarla al mundo.
Tuve la enorme suerte de hacer un recorrido gastronómico por Colombia gracias a dos de la mejores chefs del país, Leo Espinosa y Diana García que probablemente más pronto que tarde serán candidatas a conseguir las primeras estrellas Michelin para Colombia, algo muy necesario y que sin duda pondría en el mapa gastronómico internacional a este país.
Como comentaba en el post que publique en mi perfil de facebook y que aquí comparto, “viajar por todo un país a través de la gastronomía es una de las experiencias mas increíbles que puedes tener”.
No quiero terminar este artículo sin agradecer a Luisa F. Gallego, directora del salón y a todo su increíble equipo la pasión, el esfuerzo y talento que pusieron en la realización de un evento que busca promover la formación y la innovación en la gastronomía y que han conseguido que todos los participantes nos sintamos arropados y como en casa a pesar de que algunos cruzábamos un océano.
Aunque no puedo dejar de confesar mi enorme admiración por los pueblos y ciudades de America Latina, por su gente, por su simpatía, por su cultura, por su folklore, por su gastronomía. Porque en cada viaje que realizo a aquellas tierras encuentro tantas cosas que nos unen con España, que siempre me hace regresar con el síndrome de la nostalgia del viajero que piensa que pronto volverá.
Que bueno tenerte en nuestro país Diego, ya hace unos años recibo tus newsletter y me encanta el contenido que mencionas, realmente de gran ayuda para el desarrollo y los proyectos que invocan el emprendimiento en Colombia, lamentablemente no pude asistir a este maravilloso evento. Considero que hay una oportunidad grande a nivel digital para el social media restauranting en el país y ciertamente hay que realzar la gastronomía colombiana, poder decirle al mundo que aquí se come delicioso! Bienvenido siempre DIego, saludos desde Bogotá.