Solo unos pocos afortunados podrán hacerse con una reserva en agosto para la nueva e innovadora hamburguesería Creator ubicada en San Francisco. Los tiques, vendidos a través de Eventbrite, ya se han agotado para junio y julio.
A la espectacular cobertura mediática que acompaña el lanzamiento del restaurante robotizado de comida rápida, se le une el gran interés que ha suscitado entre el público general. La clientela podrá ver en primera persona el funcionamiento del complejo aparato robótico que opera la cocina y, además, degustar una hamburguesa de diseño por tan solo seis dólares.
A Alexandros Vardakostas, cofundador y director ejecutivo de Creator, no le sorprende este inusitado interés: es su recompensa por los ocho años que ha dedicado al desarrollo de esta idea.
La inclusión de los robots en la industria de la restauración se está convirtiendo en todo un clásico: primero llegó Flippy -que también hacía hamburguesas-, el robot camarero Penny, el restaurante robotizado Spyce, las pizzerías en Silicon Valley, los clientes robots creados por Google y las cafeterías atendidas por estas máquinas en Malasia.
El hombre detrás de la creación
Las innovaciones surgen como respuestas a problemas existentes. Ciertamente Vardakostas se enfrentó a importantes desafíos durante su juventud.
Para Alexandros, las hamburguesas no son ningún capricho estrafalario, lleva toda la vida trabajando con este producto. Sus padres son los dueños de la cadena de hamburgueserías A’s Burgers, una afamada franquicia de establecimientos con presencia en California.
Como muchos otros jóvenes, su primer contacto con el mundo laboral fue en el negocio de los progenitores. Allí se debatía entre los fogones, cocinando alrededor de 400 deliciosas hamburguesas cada día. Con tanto tiempo dedicado a una tarea repetitiva, era normal que una mente despierta, crítica y rebelde como la del adolescente se cuestionase si no habría otra manera de realizar el trabajo.
La oportunidad para averiguar este preciso asunto llegó inesperadamente a través de un libro de física que Vardakostas hojeaba durante los descansos. Aplicando ciencia y tecnología tenía que existir una forma de automatizar el proceso.
Su recién hallada pasión por la física llevó al por entonces estudiante al campus de Santa Barbara de la Universidad de California. Allí fue donde obtuvo su título de físico. Tras trastear en el garaje de su casa un germen de proyecto, no se demoraría en poner rumbo al epicentro tecnológico de la costa del Pacífico: Silicon Valley.
A menudo menospreciada, una de las ventajas de residir en Silicon Valley es la alta probabilidad de entablar relaciones profesionales con otros referentes de las innovaciones tecnológicas del momento. Así es como Alexandros Vardakostas y Steve Frehn se conocieron.
En 2009 fundaron conjuntamente Momentum Machines. Y tan solo cuatro años más tarde se comenzaban a hacer progresos significativos en la creación del robot que revolucionará las hamburgueserías.
Con un prototipo funcional, Momentum Machines y su sucesora, Creator, han reunido al menos 18 millones de dólares para fundar el desarrollo de la máquina. La cantidad total puede ser mucho mayor, pues se mantiene un silencio hermético respecto a los fondos recibidos. Sí se sabe que Google Ventures está entre los entes interesados.
Ahora Vardakostas abre su primer local, y espera que sea todo un éxito para poder expandirse en un mercado, el de la alimentación, que está entre los tres con mayor volumen de negocio en el planeta.
Así es la hamburguesería Creator de San Francisco
La ciudad presidida por el icónico puente cuenta con un nuevo local de restauración. Aunque su apertura oficial no tendrá lugar hasta septiembre, los curiosos ya pueden acceder al local si han tenido la suerte de hacerse con una reserva o si lo visitan los miércoles o jueves. Solo tendrán que acercarse a la zona más chic de la ciudad, el vecindario el SoMa, y localizar le número 680 de la calle Folsom, lugar donde está emplazado el establecimiento.
Allí les atenderá un camarero con tableta en mano, gracias a la cual podrán visualizar y elegir una de las hamburguesas disponibles. A saber:
- Creator vs. The World. Una hamburguesa de sabor suave con una salsa guacamole estilo Thousand Island.
- Tumami Burger. Una creación del chef y estrella televisiva Tu David Phu (Top Chef), que hace gala de un atrevido alioli de ostras.
- The Smoky. Un producto puramente americano con jamón a la chalota.
- Dad Burger. Una hamburguesa de autor aderezada con tahini al aceite girasol. Es una creación del chef Nicolaus Balla, del afamado restaurante Bar Tartine.
Aunque, sin duda, el producto más deseado está aún por llegar. Vardakostas prevé la utilización de una app que permitirá personalizar hasta límites insospechados la hamburguesa que se desee.
No son las típicas hamburguesas que uno puede comprar por cinco euros, según Vardakostas son “el tipo de hamburguesa que conseguirías por 12 o 18 dólares” en un restaurante al uso. El director ejecutivo se siente confiado sobre el sabor de sus hamburguesas: asume que las hay mejores, pero es contundente al afirmar que las suyas son insuperables entre las hamburguesas de bajo precio.
Esta confianza no es infundada. El robot encargado de la preparación ocupa menos espacio que una cocina normal. La reducción de gastos por alquiler o adquisición de suelo se unen a los ahorros conseguidos en la partida de salarios. ¿Y a qué se destina el dinero ahorrado? Una parte aumenta los márgenes y, por tanto, los beneficios del restaurante, pero otra parte se reinvierte en la experiencia del consumidor: “Gastamos más que ningún otro restaurante de hamburguesas en nuestros ingredientes”, explica orgulloso Vardakostas.
Al espectáculo organoléptico del menú hay que añadirle la fascinación que brota al ver en funcionamiento el robot de cocina.
Se trata de una máquina de complejidad sin parangón. Atrás quedan otras hazañas de la robótica en la restauración como CafeX o Flippy. El robot Creator, equipado con 20 microordenadores, 350 sensores y 50 actuadores trabajando en comandita, es reminiscente de un escaparate de heladería.
Solo que las cubetas con helado son sustituidas por unos tubos de vidrio refrigerados que contiene los diferentes alimentos. Estos se preservan en un medio que impide la proliferación de bacterias y otros patógenos. Los alimentos se empujan con aire y un émbolo de madera. El robot se encarga de que las cantidades sean idénticas a las estipuladas en la receta almacenada en memoria.
Contrariamente a las sospechas de algunos usuarios, la limpieza y el rellenado de los tubos se hace de forma rápida, pues el tubo en conjunto se desancla permitiendo la conexión de otro previamente preparado.
Las hamburguesas así preparadas tardan unos cinco minutos en hacerse. Nada mal dado que el filete de hamburguesa se prepara in situ usando dos piezas de carne de alta calidad. Es más, en vez de machacar la carne, esta se pica gentilmente y se aglomera usando fibras verticales que se alinean con la mordida del comensal. El resultado en una hamburguesa más untuosa y digerible.
Finalmente, una de las peculiaridades del menú es la guarnición. Vardakostas es enemigo acérrimo de las patatas fritas. Para él, son auténticas esponjas de aceite y uno de los alimentos más dañinos que pueden comerse en los locales de comida rápida. Después de escuchar las recomendaciones del equipo comercial, el creador de Creator se ha decantado por ofrecer ensaladas de serie y disponer de patatas como opción en el caso de que algún cliente las requiere vehementemente. Un acierto por su parte pues no todos compartimos su aprecio por las verduras.
La robótica en la restauración como catalizador de beneficios
Al preguntarle sobre cómo su empresa emergente consiguió recibir una apoyo económico de diez millones de dólares a través de Google Venture, Vardakostas hace una mueca contrariada y responde que el mercado vale mucho más.
De hecho, en sus comparativas McDonalds es la empresa elegida con extraña recurrencia. Y el gigante de la comida rápida mueve un mercado de 140 000 millones de dólares.
Alexandros indica que tiene intenciones de salir de San Francisco en breve. Está esperando a que el proyecto piloto sea un éxito rotundo para comenzar su expansión. Una expansión que el visionario entiende que es completamente lógica y viable. Si la instalación inicial de un McDonalds cuesta millón y medio de dólares, su máquina es mucho más asequible.
La capacidad del robot para preparar 140 hamburguesas por hora es suficiente para competir contra los establecimientos de comida rápida afianzados con tan solo una unidad robótica. Alexandros añade que cada establecimiento ahorraría 90 000 dólares anuales en costes relacionados con la plantilla (desde salarios a formación). ¡Y eso que actualmente paga 16 dólares la hora a sus empleados! Por encima de las demandas de colectivos como #FightFor15 y por encima también del salario mínimo establecido para el colectivo de la restauración en el estado de California.
Hace un lustro Vardakostas definía la aplicación de su solución de robótica en la restauración como una sustitución completa de la mano de obra humana. Su visión ha cambiado. No solo afirma rotundamente que la tecnología presente (y la que está por venir) es incapaz de mostrar creatividad o conexiones sociales, además explica que «la idea de no hablar con alguien directamente es distópica […]. El futuro utópico es uno en el que existe más creatividad y más interacción social, a la vez que los miembros de la plantilla también pueden ser más creativos y sociales».
Y para regocijo de los lectores, no solo lo dice con palabras, apoya sus tesis con actos. Al salario justo que rara vez se descubre en el sector, Alexandros Vardakostas añade una nueva iniciativa que tiene su origen en sus días en el A’s Burgers y en los gigantes tecnológicos de Silicon Valley. Sus empleados podrán dedicar un 5% de su jornada laboral a la lectura, sin ninguna restricción en el material bibliográfico que deseen usar. Con este detalle pretende que las personas que trabajen con él tengan la oportunidad de crear, aportar o desarrollar sus propias ideas, y especialmente aquellas que tengan que ver con su hamburguesería robotizada.
Así lo hizo él. Y logró pasar de cocinar miles de hamburguesas a que un robot lo haga por él y tambaleé los cimientos sobre los que se erigen gigantes como McDonalds y Burger King.