La tecnología de cadena de bloques o blockchain está revolucionando la seguridad y trazabilidad de las interacciones entre consumidor y negocio. También en la hostelería.
Entre los diversos usos que se le puede dar a la blockchain en el restaurante, los NFT se erigen como el más novedoso. Los NFT o tokens no fungibles funcionan como certificados de propiedad, garantizando que el portador sea el beneficiario de ciertos bienes o derechos. El sector está empleando estos NFT de varias maneras. En los siguientes apartados trataremos las colecciones de bienes escasos y los NFT como documentos acreditativos de la propiedad en el ámbito de la hostelería.
Bienes digitales escasos y colecciones exclusivas
El uso de los NFT como certificados de propiedad de bienes digitales escasos es el más común. Para el restaurante, supone una forma sencilla de reforzar el branding de la marca, expandir el rango de productos que ponen a disposición del cliente y probar la innovadora tecnología con un bajo riesgo.
Son muchas las marcas de comida rápida que ya se han animado a probar suerte con los NFT. McDonald’s lo ha hecho hasta en cuatro ocasiones. Desde EE. UU. hasta China, el gigante de las hamburgueserías ha sacado colecciones de NFT con las que recompensar a empleados, clientes y fanáticos de la empresa.
McDonald’s no ha estado sola en esta contienda. Durante los momentos de máxima expectación en el mercado artístico cripto, marcas como Chipotle, Telepizza y Burger King también exploraron las bondades de la tecnología.
En cualquier caso, McDonald’s sigue siendo la franquicia con una apuesta más contundente. Recientemente han protegido su propiedad intelectual con patentes para poder trasladar sus productos al metaverso mediante NFT.
NFT como participaciones o acciones de una empresa
En los primeros días de la pandemia del SARS-CoV-2, algunos restaurantes se vieron forzados a recurrir al crowdfunding —microfinanciación comunitaria— para mantener sus negocios a flote. Esto cimentó las estrategias de financiación que se están viendo hoy en día en el espacio cripto.
En 2021, Gary Vaynerchuk, gran adalid de NFT y criptodivisas, lanzó su restaurante Flyfish con la ayuda de 1500 inversores. Hasta aquí nada destacable. Ahora bien, las participaciones de cada uno de estos inversores se gestionaron mediante NFT.
Los NFT emitidos por Gary Vaynerchuk le repercuten un porcentaje de beneficio cada vez que cambian de manos. Así, cuando un inversor vende sus participaciones a otro para sacarles rendimiento, Vaynerchuk se lleva una parte, algo que no hubiese sido posible en plataformas de crowdfunding como IndieGoGo o Kickstarter, por mencionar dos de las más conocidas.
Los compradores de los NFT del Flyfish llegaron a pagar hasta 8200 dólares por ellos. Mientras sean tenedores del token, podrán acceder al exclusivo restaurante de forma ilimitada.
Esta aplicación muestra una nueva forma de conseguir dinero para expandir negocios emergentes, siempre y cuando la clientela tenga un fuerte sesgo tecnológico.
NFT como membresías premium
Los beneficios adicionales del NFT diseñado por Gary Vaynerchuk para el Flyfish no son algo inusual. Al contrario, una de las formas más comunes en las que se usan estos certificados criptográficos es para digitalizar vales, bonos, membresías y similares.
Dado que acuñar un NFT suele conllevar gastos por comisiones considerables, el modelo que mejor está funcionando es el de un acceso VIP o super-VIP a las premisas. Dumpling Mafia es una experiencia diseñada por el concursante de Top Chef Shirley Chung con la que los tenedores logran acceso a comidas y eventos exclusivos en la vida real. Sho Group hace algo similar: ofrecen NFT como entradas a eventos de networking en los que hacer contactos empresariales de alto nivel.
Incluso los sistemas de referidos digitales —ventas a comisión democratizadas— se han pasado a los NFT. La Nueva Hostelería ya está explorando cómo usar los NFT para gestionar este canal de negocio de forma totalmente automatizada.
NFT como certificados de reserva
Al navegar por las redes, una de las aplicaciones que más solicitan los fans de los NFT es la emisión de tiques para conciertos y similares.
Todavía no es común, pero ya comienza a verse. Los restaurantes pueden usar este sistema para administrar sus mesas. La blockchain ofrece una seguridad inquebrantable, máxima trazabilidad y un reclamo muy interesante para techies, inversores y clientes con alto poder adquisitivo y mucha curiosidad.
Es cierto que el público general no conoce los NFT, pero ello no quiere decir que no se puedan beneficiar de ellos. Según Kairos, una empresa de desarrollo de software especializada en aplicaciones NFT para restaurantes, emplear un sistema de reservas basado en tokens criptográficos tiene tres ventajas fundamentales para los usuarios:
- Superficialmente, el método de reserva no cambia respecto a las reservas digitales de toda la vida, pero el usuario tiene mayor control sobre la mesa escogida, la hora y otros detalles.
- Estas reservas NFT suponen un certificado de derecho al uso que se puede trasferir a otra persona de forma directa o vía mercados especializados, ya sea como regalo, como venta, como intercambio o incluso alquiler, si es aplicable.
- La transparencia de los NFT provoca que la clientela pueda consultar qué otras personas frecuentan el local, dando lugar a la posibilidad de que se formen comunidades en torno al negocio.
Además, Kairos también apunta que el restaurante saca provecho de las reservas NFT gracias a que, confirmada la venta, hay ingresos garantizados; a que las regalías de las reventas y transacciones de reservas entre usuarios repercuten positivamente sobre el devenir del negocio; a que los programas de fidelización se pueden asociar a los tokens; y a que los establecimientos recuperen la soberanía sobre la información clientelar.
A modo de conclusión
Los NFT siguen siendo una apuesta de alto riesgo —especialmente los bienes digitales escasos—, más aún en pleno criptoinvierno. No obstante, son una buena forma de aproximarse a las necesidades de un clientela más joven, conformada en su mayoría por la generación Z y los millennials más jóvenes. Una entrada temprana en este mundo puede resonar bien con los alfas, los consumidores que llegarán a los restaurantes a finales de esta década.