Domino’s Pizza vuelve a sorprender con sus iniciativas tecnológicas nunca antes vistas en el campo de la restauración. La marca, que ha recibido varios premios por sus aportes a la transformación digital del sector, quiere eliminar una buena parte de las quejas que recibe de sus usuarios.
¿Con qué puede estar descontento el consumidor que pide una pizza a Domino’s Pizza? ¿El precio? ¿El abanico de opciones disponible? ¿Que el pedido para llevar llegue frío? ¿Algún problema con las apps de la compañía? No, la queja más recurrente de los clientes de Domino’s Pizza se refiere a las diferencias patentes entre las pizzas que producen y aquellas que se ilustran en su material promocional.
Es evidente que las pizzas que se muestran en aplicaciones, anuncios de televisión y fliers sacan a relucir la mejor cara de unas pizzas presuntamente preparadas de forma especial para la ocasión. Pero la necesidad de generar un efecto reclamo en la audiencia no es excusa para la cadena de pizzerías. Por ello se ha puesto manos a la obra para revertir esta situación al mismo tiempo que mejora la experiencia de usuario de su clientela.
Para ello, los altos cargos de la compañía internacional apostarán por la inteligencia artificial. Gracias a un escáner instalado en los establecimientos de Australia y Nueva Zelanda, los oriundos de Oceanía tendrán garantizado que todas las pizzas que salgan de los hornos de la franquicia lucirán el mismo aspecto.
La cámara DOM Pizza Checker es el corazón de este iniciativa para conseguir mayor homogeneidad en los servicios prestados por Domino’s Pizza. Bajo esta campaña, todas las pizzas cocinadas serán fotografiadas y comparadas de forma automatizada contra una pizza modelo.
No solo se persigue la estética, con la nueva metodología se observará si la distribución de los ingredientes sobre la masa es correcta, si la cantidad de ingredientes es la adecuada y si estos se han cocinado de forma correcta. Aquellas pizzas que no superen el escrutinio volverán a la cocina para subsanar sus carencias o desecharlas, si es que ya no tienen salvación. De este modo solo las pizzas que se han preparado de una manera óptima logran llegar a los paladares del consumidor.
Estas decisiones las toma el software basado en inteligencia artificial que trabaja en comandita con los escáneres instalados en las mesas situadas frente a los hornos de los locales. El cliente recibe una fotografía del resultado final; y, en caso de que sea necesario volver a cocinar la pizza, un aviso para informarle de que su pedido se retrasará.
El sistema es una colaboración tecnológica entre Domino’s Pizza y Dragontail Systems, equipo que ha dedicado dos años al desarrollo de la herramienta. Nick Knight, director regional de la marca de pizzerías, confía en que de esta manera el cliente dejará de tener dudas sobre los productos de la cadena y por ende disminuirán las quejas.