La entrada en el mercado del reparto domiciliario de McDonald’s en cooperación con Uber Eats está causando cierta preocupación entre sus gerentes. La cooperación entre estas dos empresas es todavía muy joven, sin embargo los resultados económicos trimestrales de la compañía han sido excepcionales. Algunos informes hablan de que este segmento de mercado en la cadena de hamburgueserías mueve ya 3000 millones de dólares.
La situación actual nada se parece a la de meses atrás. Más de 19 000 establecimientos de McDonald’s ya ofrecen el servicio de entrega de comida a domicilio. Echando la vista atrás en el tiempo, en julio de 2018 la cadena de hamburgueserías reportaba 13 000 locales en todo el mundo donde el reparto domiciliario de sus menús era una posibilidad. Y si miramos al mismo mes de 2017, estaríamos hablando de 7000 tiendas. ¿Qué ha pasado para que, en menos de dos años, el número de restaurantes de la marca que ofrecen el servicio se haya multiplicado casi por tres?
Un éxito apabullante. Eso es lo que ha ocurrido.
Junto a la promesa de seguir creciendo, claro está: el ritmo al que el mercado de la comida a domicilio se expande no se detendrá ni percibirá minoraciones en los próximos cinco años.
Para McDonald’s, esta colaboración con Uber Eats insufla vida a su negocio, que ya había percibido algunos síntomas de estar llegando a su madurez en los trimestres anteriores a la firma del acuerdo con la empresa de movilidad.
Ese sentimiento negativo se ha superado, pero la nueva situación trae preocupaciones nuevas.
Aunque el director ejecutivo de McDonald’s, Steve Easterbrook, ha confirmado que el actual ritmo de crecimiento de la empresa no tiene precedentes y que las previsiones son muy positivas, los gerentes de los restaurantes de la cadena no están de acuerdo.
Muchos de los locales de la marca no perciben los beneficios que quisieran al operar dentro del mercado de la movilidad. La opinión, derivada de una encuesta realizada por la National Owner’s Association (NOA), cuenta con la respuesta de casi la mitad de franquiciados de McDonald’s en EE. UU.
A la vez que prácticamente nadie desea prescindir del reparto domiciliario, también hay consenso en que la directiva de McDonald’s debería renegociar los términos del acuerdo firmado con Uber Eats para que las comisiones no reduzcan el margen de beneficio de las hamburgueserías.
No es un problema banal, ya que las comisiones impuestas por Uber Eats se encuentran en el rango del 15 al 20 por ciento. Al añadir esto a los difíciles malabares económicos que realizan los gerentes y el precio siempre en alza del alquiler de los inmuebles, los responsables de los establecimientos empiezan a sentirse frustrados: «Estamos en el negocio para ganar dinero pero parece que todo el mundo está ganando dinero menos nosotros», decía contrariado uno de los franquiciados que participaron en el estudio de la NOA.
El descontento de los gerentes se ha hecho patente, y McDonald’s ha tenido que salir a la palestra para dar explicaciones: «Estamos decididos a seguir trabajando estrechamente con nuestros franquiciados para que tengan el apoyo que necesitan para gestionar magníficos restaurantes y proveer una gran experiencia y comodidad a nuestros comensales».
Pese al comunicado emitido desde las altas esferas de la empresa, el estado de alerta entre los gerentes no cambia, pues consideran que el modelo económico es exitoso a su costa.