La restauración organizada, en especial cuando se trata de las marcas líderes en el mundo, nos tienen acostumbrados a grandes alardes. El tamaño, el lujo y lo suntuoso acaparan la atención mediática y por ende la atención del público.
McDonald’s no es una excepción. Una de las estrategias que han estado adoptando en EE. UU. para llegar a nuevos clientes es imitar la arquitectura de las Apple Stores. Tecnología puntera, grandes espacios diáfanos, cristaleras que ceden el paso a la luz natural y vegetación exuberante animan a los ciudadanos de Chicago (Illinois) y otras metrópolis estadounidenses a degustar el surtido de hamburguesas de la gran eme.
Sin embargo, en esta ocasión McDonald’s se desliga de la tradición y es noticia por un peculiar local emplazado en Suecia. Apodado como el McHive, este restaurante de McDonald’s diseñado por NORD DDB se inspira en los restaurantes nórdicos que disponen de colmenas en su azotea para lanzar una llamada a la acción: proteger y conservar nuestras abejas.
El McHive no es un restaurante funcional. El pequeño recinto que apenas sobrepasa el metro de lado es en realidad un panal. Alrededor, el césped y las plantas silvestres permiten que las abejas vivan tranquilamente, sin ninguna carencia; mientras que la estructura de madera las protege de las inclemencias del tiempo.
Si no fuera por las hamburguesas publicitadas, el nombre de la marca mostrado con letras en relieve blancas, y el drive-thru señalizado con los famosos dobles arcos amarillos, no habría forma de adivinar que el McHive es una apuesta de McDonald’s por un mundo más sostenible.
La estrategia de marketing ha sido un triunfo para la empresa de comida rápida, que además de recibir un lavado de cara que le hace ganar puntos en la escala verde de los consumidores, también ha conseguido seis millones de impresiones, que sin duda ayudarán a nuestros pequeños himenópteros domésticos.
Pero la cosa no queda ahí, la construcción se puso a subasta con fines benéficos el 21 de mayo, y fue adquirida por un filántropo por 10 000 dólares, importe que se destine íntegramente a defender estos pequeños animalillos melíferos de las vicisitudes a las que hacen frente.
Todo un éxito tanto para McDonald’s como para la naturaleza.