Una de las principales estrategias a la hora de atraer nueva clientela en el mundo de la restauración es ofrecer un experiencia única junto con la comida. Es por ello que los restaurantes temáticos proliferan por todo el mundo, apoyándose en decoraciones y escenografía de lo más variopinta para conseguir llamar la atención de los potenciales consumidores: cárceles, banquetes hawaianos, tascas de diseño marinero, bares ambientados como locales moteros… Cualquier idea puede convertirse en el próximo bombazo.
Justo a esto es a lo que aspiran los propietarios del restaurante noruego Under, que abrirá sus puertas la próxima primavera. Los visitantes que disfruten de una velada allí lo harán inmersos en un escenario acuático.
No es ni mucho menos la primera vez que se utiliza este tipo de decoración a modo de reclamo, hay ejemplos por todo el mundo.
Uno de ellos está en los Emiratos Árabes Unidos, concretamente en la ciudad de Dubái. El restaurante Nathan Outlaw at Al Mahara es un local de ultralujo ubicado en el icónico hotel Burj Al Arab. Los clientes pueden dejar sus carteras tiritando (se trata de un sitio caro incluso teniendo en consideración los estándares del país) mientras disfrutan de los peces que nadan tranquilamente en un acuario de dimensiones titánicas (tres millones de litros) que envuelve por completo la estancia.
Otra experiencia refrescante viene de la mano del restaurante The Cargo Hold. Durante una comida cualquiera en este negocio de restauración los comensales pueden disfrutar de la compañía de su acompañantes y también de la que ofrecen los tiburones que pululan por los tanques de agua adyacentes. Los escualos patrullan imponentes las aguas con tan solo un cristal a modo de separación. El The Cargo Hold es parte del parque temático uShaka Marine World de Durban (Sudáfrica).
Pero sin duda hay pocos tan impactantes como el Atrium Bar, que tal y como indica su nombre, se encuentran en una pequeña plazoleta interior, la que protegen los muros del Radisson Blu Hotel de Berlín (Alemania). Las mesas de este bar se disponen alrededor de un gran acuario cilíndrico reminiscente de un biorreactor. Las especificaciones son sorprendentes: 24 metros de altura, un millón de litros de agua y 1500 peces tropicales componen este enorme reclamo comercial.
Aunque no sea radicalmente novedoso, el restaurante Under que está a punto de abrir es diferente en esencia. En vez de asumir el sobrecoste que adquirir este tipo de decoraciones implica, han optado por sumergir los comedores directamente en el mar.
Así, no hay un límite claro al número de especies oceánicas que es posible ver. Al hablar del local, el biólogo Trond Rafoss apunta a varios aspectos que hay que tener en consideración al tratar este restaurante.
Por un lado los promotores han elegido inadvertidamente un punto de elevado valor faunístico. En las aguas de Lindesnes, municipio flanqueado por fiordos en el que se encuentra el restaurante, chocan las aguas del Océano Atlántico con las del Mar del Norte, dado que cada una de estas regiones dispone de su fauna características, la localización sirve como punto de encuentro para todo tipo de especies. Es por ello que para muchos esta zona se considera un punto caliente de biodiversidad.
Desde el restaurante se hace hincapié en este aspecto. El turismo de observación, muy desarrollado ya en Noruega, se verá reforzado con la nueva propuesta: «Atraeremos a turistas de todo el mundo. Esa es nuestra meta», confesaba Gaute Ubostad, uno de los cofundadores del espacio gastronómico.
Para la creación del edificio, el impacto en el medio natural siempre se ha tenido en consideración. Gracias a ello no se ha disminuido el valor paisajístico del enclave, una accidentada costa rocosa en la que la mole arquitectónica grisácea parece otra losa de piedra desgajada de los fiordos que ha ido a parar al mar.
La integración de la construcción en el terreno es algo que hay que agradecer al estudio Snøhetta, famoso por haber participado en proyectos tan importantes como el levantamiento de la Ópera de Oslo, y que ha sido el responsable del diseño y obra del restaurante.
Tampoco han olvidado la fusión de los muros con el hábitat inmediato. Los materiales usados son viables como sustrato para lapas, mejillones, algas, anémonas y otros seres con preferencias ambientales similares, que con el tiempo irán cubriendo la parte exterior sin poner en compromiso la integridad estructural del lugar.
Además, lejos de ser un problema, esta es una situación que se persigue activamente. Rafoss apunta que las luces del local atraen al zooplancton en suspensión en las corrientes cercanas. Como base de la pirámide alimenticia del mar, estos organismos actúan a su vez como cebo para otras especies depredadoras de mayores dimensiones. El resultado previsible es que tras las vitrinas del salón siempre haya abundante actividad marina.
En cualquier caso, la enorme variedad de vida no es lo único que se ofrece en el restaurante. Al frente de los fogones estará Nicolai Ellitsgaard Pedersen, exchef del galardonado restaurante Måltid en la relativamente cercana ciudad de Kristiansand.
En los menús figuran de manera especial los productos típicos y más apreciados en la gastronomía nórdica: cordero criado en libertad, aves costeras, bayas del bosque, pescado, marisco…
El resultado de un trabajo bien hecho verá la luz en los primeros meses de 2019, cuando, salvo catástrofe, el restaurante Under se convierta en el primer restaurante submarino de Europa, privilegio que se pensaba que le correspondería al proyectado y muy promocionado The Krystall, que finalmente no llegó a materializarse.
Además, Under también se convertirá en el restaurante de este tipo de mayor tamaño de todo el mundo, lo que sin duda potenciará las reservas tal como mencionaba Ubostad. Con más de cuatro meses por delante para que se ejecute la apertura, ya no es posible encontrar mesa para la inauguración.
Por suerte los que no tendrán problemas para acceder serán los científicos. Oceanógrafos y biólogos tendrán pase libre fuera de las horas de servicio, una muestra más del compromiso medioambiental del que hacen gala los cofundadores, ya que la idea es permitir que los expertos puedan usar las zonas acristaladas para realizar observaciones valiosas para conservar la biodiversidad de la región.
Si te gusta el pescado, ya sea en libertad o emplatado, el Under de Lindesnes parece que se posicionará como un destino gastronómico y para turismo de observación excepcionalmente adecuado.