Diego Coquillat - El Periódico de los Restaurantes

Mamá, quiero ser Instagramer

Situémonos en un restaurante de cualquier ciudad, el camarero se acerca y sirve los platos en una mesa que ocupan un grupo de gente, en ese momento alguien dice, “¡Espera, espera, no los toquéis! Quiero hacerles una foto para subirla a mi Instagram”. Esta situación hoy se produce con mucha frecuencia, pero ¿qué pasaría si ese cliente tiene una comunidad con cientos de miles de seguidores?

Según el Wall Street Journal cada vez más restaurantes están contratando a perfiles relevantes en Instagram, con grandes comunidades de seguidores en torno a la temática de la hostelería y la gastronomía, con el objetivo de que compartan sus instantáneas con sus seguidores. Este nuevo canal de promoción se está dando tanto en pequeños restaurantes como en grandes grupos o cadenas de hostelería.

Instagram, la red social preferida por muchos restaurantes

Instagram se ha convertido, indudablemente, en la red social de moda para compartir en imágenes el día a día de miles de hosteleros, cocineros, clientes, foodies o gourmets, que cada vez más “rebosan” este entorno digital, como ya comentaba en el artículo que publiqué hace algunos meses bajo el título “Los restaurantes lideran la presencia de empresas en Instagram”.

La propina digital, materializada en una fotografía compartida en Instagram, se ha convertido en un hábito de muchos clientes en los restaurantes y ha llevado a que estos se planteen contratar a Instagramers con seis dígitos de seguidores —que nadie dude que en lo digital “el tamaño importa”—, para promocionar sus platos. Están cobrando hasta 350$, en Estado Unidos, por compartir estas fotografías en sus perfiles, ya que cada vez son más los nuevos clientes digitales que atraídos por estas imágenes y sus recomendaciones geolocalizadas eligen un restaurante.

Otros, que no llegan a monetizar estas acciones, lo que hacen en su lugar es invitar a comer o cenar a un grupo de Instagramers relevantes y promocionar el restaurante, un plato o dar a conocer algún nuevo producto o servicio a cambio de esta invitación.

Cartas de restaurantes en Instagram

Algunos han promovido una carta colaborativa a través de esta red social informando a sus clientes de que pueden compartir las fotografías de los platos del restaurante ordenadas bajo un hashtag o etiqueta que publican en su carta. Sirva como ejemplo este restaurante de New York:

Incluso en algunos acciones de marketing se ha llegado al extremo de cobrar a los clientes con fotografías compartidas en Instagram en vez de con dinero para conseguir un gran impacto digital, como hizo la marca de comida congelada Birds Eye a través de una serie de eventos promocionales en el Reino Unido.

Recomendaciones de restaurantes en Instagram

Me parece realmente interesante reflexionar sobre cómo se están introduciendo elementos alternativos a la propuestas de promoción o publicidad que la propia red social propone, ya que las empresas se están dando cuenta de que el impacto de sus contenidos es mayor a través de recomendaciones, comentarios de personas o perfiles influyentes que de los propios sistemas de promoción que la plataforma ha lanzado hace muy poco tiempo.

Esta “instagramerizacion” de la sociedad vuelve a reforzar el paradigma de la captación de los nuevos clientes digitales en la industria de los restaurantes, donde lo importante no es que uno comparta contenidos de su propio negocio, sino el rastro digital que los clientes dejan al difundir sus experiencias en los entornos digitales, convirtiendo al cliente en el mejor vendedor del restaurante. Pero sin duda aquí incorporamos un nuevo elemento que puede alterar esta relación, en la mayoría de los casos de sinceridad, y es que algunos de estos clientes relevantes digitalmente puedan estar contratados para compartir sus fotografías u opiniones, lo que hace que la línea entre lo personal y lo comercial, lo lúdico y lo interesado, sea cada vez más fina, conviertiéndose en un profesional de Instagram al grito de “Mamá, quiero ser Instagramer”.

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