Facebook, Twitter, Pinterest o Google Plus son algunas de las opciones que se le presentan al hostelero para aprovechar las redes sociales como su propio canal de comunicación. Por encima de todas ellas está Instagram, diseñada casi a medida de los restauradores por una y mil razones. La principal de ellas es que imagen y comida casan como un matrimonio celebrando sus bodas de diamante. Un matrimonio idílico con el que todos sueñan.
Datos son amores
El valor de la imagen es tal, que como indica un estudio de Business2Community retenemos el 70% de lo que vemos, el 20% de lo que leemos y solo un 10% de lo que oímos. Pero el dato que inclina la balanza en este estudio de imagen vs. texto es que somos capaces de asimilar las imágenes 60.000 veces más rápido que el texto. Si cruzamos las conclusiones del análisis con los pros y contras de cada red social, todo indica que Instagram y Pinterest están diseñadas por y para un mundo como el de la hostelería, en el que la imagen es vital.
Mientras que Pinterest cuenta con más de cien millones de usuarios, los datos que muestra Instagram son para sacar músculo y presumir. Y es que en apenas cinco años (soplaron velas el pasado 10 de octubre de 2015) han conseguido enganchar a más de 400 millones de instagrammers, que han compartido más de 30 billones de fotos, con una media de 80 millones de imágenes al día a las que los usuarios les han dado cerca de 2,5 billones de me gusta diarios.
El casamiento perfecto entre imagen y comida, entre Instagram y hostelería se vislumbra al estudiar datos concretos. En el caso de la red social que crearon Kevin Systrom y Mike Krieger, está unión se explica con el uso de hashtags empleados por los usuarios. Los más usados que pueden ser explotados por cuentas del mundo gastronómico son #food (186.047.842 de imágenes con esta etiqueta), #yummy (74.128.490) o el ya famoso #foodporn (84.610.593). Estos datos se pueden consultar en diferentes webs, pero la más recomendada es Webstagram.
Que parezca fácil y sencillo de usar no hace sino permitir que la gente se “enganche” a Instagram, tanto es así que el engagement que tiene la red social de la cámara es 15 veces superior al de Facebook y sube a 20 en relación con Twitter. En torno a Instagram se crean comunidades con los mismos intereses y permite conocer gente así como hacer nuevas amistades, o lo que es lo mismo, atraer clientes. Y todo esto con un tráfico 100% orgánico, ya que hasta el momento la publicidad en Instagram no ha jugado papel tan principal como sí lo hace en Facebook o Twitter.
El mundo de las apps para Instagram
Instagram nunca se conforma, siempre está probando cosas y buscando nuevas herramientas que ayuden a explotar todo su potencial. La primera de ellas fue Hyperlapse, lanzada en agosto de 2014 en colaboración con Microsoft y con el fin de potenciar los vídeos. Gracias a ella se pueden grabar vídeos en formato timelapse, editar los mismos y sobre todo, minimizar que se note el pulso de la persona que graba. Se trata de una herramienta imprescindible, ya que los vídeos funcionan muy bien en materia de engagement, atraen mucho a los usuarios.
En esta línea y visto el éxito de los vídeos, la red social desarrolló Boomerang, una manera divertida de generar vídeos en bucle que busca competir con el fenómeno Vine, hasta el momento imparable. Comunicar divirtiéndose uno mismo y también al cliente.
Entre Hyperlapse y Boomerang, Instagram quiso mejorar la edición de fotos (más allá de las continúas actualizaciones de filtros) con Layout. Con esta app, los usuarios pueden crear collages y composiciones con diferentes fotos. Esto resulta muy útil de cara a la hostelería, ya que se puede crear una sola imagen con el menú.
Otras herramientas imprescindibles son las que permiten hacer repost, geniales para acercarse y humanizarse ante el cliente y crear una “amistad”.
Anatomía de un post perfecto en Instagram para un restaurante
Los datos nos guían y nos indican que Instagram puede ser la red social perfecta para la hostelería por los motivos explicados: el valor de la imagen y el significado que tiene ésta en la gastronomía. Pero como todo en la vida, hay que llevarlo a la práctica.
A la hora de diseñar el post perfecto, lo primero que hay que tener en cuenta es la calidad de la imagen, en HD (importante: Instagram de por sí usa 640×640 píxeles) y bien encuadrada, siguiendo la regla de los tres tercios. Una vez realizada y seleccionada la imagen viene el paso preferido por los instagrammers: la elección del filtro. Más allá del #nofilter que tan bien funciona como hashtag, los más utilizados a pesar de que se van renovando constantemente son Mayfair, Rise, Valencia, Hefe o Nashville.
La elección del hashtag no siempre resulta sencilla, hay que buscar, analizar y ver cuáles son los que mejor representan la imagen. Aunque parezca sencillo, el hashtag es la base y el paso fundamental para triunfar en Instagram. Gracias a él se formará parte de una comunidad que irá llamando uno a uno a los usuarios a la cuenta del restaurante.
Es el boca a boca de la era digital. Junto a la etiqueta, el último paso que nunca hay que olvidar es la geolocalización. Poner dónde está el restaurante hará que usuarios cercanos vean la oferta gastronómica y atraerá clientes. Fácil y sencillo, así es Instagram.