El internet de las cosas, también conocido por sus siglas IoT, es la evolución lógica de la red tal como la conocemos hoy en día. Mientras que antaño solo los ordenadores se conectaban entre sí, ahora se busca que todos los dispositivos electrónicos dispongan de capacidad de conexión propia a internet.
En palabras de Jacob Morgan, divulgador mediático de la tecnología, el internet de las cosas se define como «la red compuesta por objetos físicos dotados de electrónica, software, sensores e interconectividad que les permite recoger e intercambiar datos».
Puede parecer algo banal, pero se cambia de parecer rápidamente cuando se toman en consideración las métricas predictivas facilitadas por Intel: en 2020 habrá 200 000 millones de dispositivos conectados a internet; es decir, 26 por cada persona. Cualquier vaticinio que se haga sobre el volumen de datos producido será, ciertamente, a la baja.
En consecuencia, se espera que las aplicaciones IoT y sus sinergias con macrodatos generen una nueva economía productiva, fundamentada en una interpretación inteligente de este volumen de información que permanecía oculto e inescrutado.

Los profesionales del sector restauración no son ajenos a las bondades de la tecnología. No obstante, puesto que la generalización de estas innovaciones tecnológicas para restaurantes está próxima, cabe preguntarse si convendrá contar con el internet de las cosas independientemente de las circunstancias concretas del local.
Los lectores asiduos de nuestra web ya sabrán que no es el caso, pero hoy ahondaremos en el tema.
Pros del IoT en la restauración
Son muchos los frentes en los que se puede aplicar el internet de las cosas, estos son algunos de los más destacables:
- Automatización de la personalización del servicio. Los reguladores de luz, controles del sistema de aire climatizado local, mandos para configurar la reclinación de los sofás articulados, diales para configurar la temperatura de los calefactores y controles similares directamente vinculados a la comodidad del comensal en la mesa asignada permiten la recogida de datos sobre las preferencias del cliente en el establecimiento y sobre ineficiencias sobre las que sería menester actuar. Esta información puede ser interpretada como un activo del negocio si se aprovecha como recurso diferenciador y potenciador de la experiencia del usuario. Mediante una combinación de internet de las cosas y software de administración de relaciones clientelares se puede aumentar la satisfacción de la clientela recurrente ofreciendo una experiencia a medida, personalizada en base a datos previos sobre su persona recogidos in situ. Algo que se ha acuñado como hiperpersonalización
- Mantenimiento predictivo. Los aparatos de cocina, terminales punto de venta, kioscos interactivos y, en definitiva, todos los elementos de trabajo en el local son susceptibles de fallar. Esta norma afecta tanto a maquinaria mecánica como a electrónica. Cae de cajón. Lo que no es tan evidente es que muchos de los problemas que surgen cotidianamente con estos aparatos en los restaurantes siguen patrones difíciles de discernir a simple vista. Puede ser una bebida atascada en la máquina expendedora, un tapón de jabón y grasa en el desagüe del lavavajillas, un sensor que no realiza su función correctamente en la campana de extracción… Cuando aparecen estas incidencias los gerentes intentan solucionarlas como buenamente pueden y sin incurrir en grandes gastos o perdidas. El IoT en la restauración permite realizar un seguimiento preciso del estado en el que se encuentran las máquinas equipadas con dicha tecnología. Cada vez son más comunes los aparatos de cocina, electrodomésticos y equipo especializado industrial que viene equipado de serie con herramientas de autodiagnóstico. Tampoco es infrecuente que los sistemas se examinen de forma periódica automáticamente, ofreciendo la propia empresa fabricante realiza una evaluación remota, detecta los problemas e informa sobre si procede realizar reparaciones o mantenimientos preventivos.

- Reducción del coste de mantenimiento. Este aspecto es de especial interés para la restauración organizada ya que este segmento del sector recurre a trabajadores propios para realizar tareas de mantenimiento, prevención y lectura de medidores. Todos estos frentes pueden ser gestionados a través de sendas interfaces IoT desde un ordenador centralizado, reduciendo de forma considerable la necesidad de tener empleados especializados en plantilla, con el consabido ahorro en salarios que esto acarrea.
- Integración con los terminales móviles del cliente. Pese a que llevan con nosotros casi dos décadas, los teléfonos inteligentes están lejos de quedarse obsoletos. Según avanza el entramado del internet de las cosas, comienzan a vislumbrarse nuevas aplicaciones. Es el caso, por ejemplo, de los pedidos a través del móvil en barra y mesa, o la identificación como cliente a la entrada del local. Cuando la tecnología instalada en el establecimiento trabaja en comandita con la electrónica de consumo más extendida en los hogares (el 85% de la población dispone de teléfono móvil) se reducen los tiempos de espera en el servicio, las congestiones, los errores en las comandas, la incertidumbre del comensal y su descontento. Todos ellos son puntos que de una u otra forma influyen positivamente en la calidad del servicio percibida y que potencialmente también surtirán un efecto similar sobre los ingresos del local.
- Integración con software de terceros y API. El internet de las cosas aún está en su infancia. Las aplicaciones que vemos hoy en día son aquellas que tienen una mayor capacidad de transformación sobre los negocios. Sin embargo, según la barrera de acceso a la tecnología descienda, es previsible que un mayor número de desarrolladores publiquen herramientas destinadas a eliminar ineficiencias en tareas muy específicas o a ofrecer mejoras en servicios destinados a un nicho de mercado fuertemente focalizado.
Aspectos negativos de internet de las cosas
¿Qué se cuece tras bambalinas? Pese a que las mejoras que traen consigo los sistemas IoT en la restauración son abundantes, los restauradores no pueden pasar por alto los posibles riesgos.
Los siguientes son algunos de los aspectos negativos que hay que considerar en todo momento al decidir si el internet de las cosas es adecuado para nuestro negocio:
- Mayor susceptibilidad a sufrir ataques informáticos. Cuantos más puntos de comunicación y programas informáticos se usen, más probable es que el conjunto no sea tan estanco como se desearía. Las brechas de seguridad y la filtración de datos privados son grandes desafíos que los restauradores se ven forzados a afrontar en la actualidad. Son cuantiosos los casos de restaurantes hackeados, incluyen franquicias reconocidas como Cheddar’s Scratch Kitchen, Harvey’s, Chipotle o Wendy’s, y siempre resulta en un deterioro de la confianza depositada por los consumidores sobre el negocio y de la imagen pública de la marca. Lo peor que pueden hacer los gerentes es ignorar la posibilidad de que puedan ser atacados. Conviene conocer el software que se utiliza y contar con los servicios de una consultoría especializada en ciberseguridad, ambas medidas resultan buenos paliativos.

- Dilución de la propiedad del equipo y del derecho a la reparación. Las herramientas de autodiagnóstico son armas de doble filo. Si bien es innegable su utilidad, queda a criterio de la empresa cómo se usan. Atendiendo a la evolución de otros mercados, más concretamente el de venta de maquinaria agrícola, las empresas fabricantes podrían monopolizar la reparación de las máquinas que venden. También es una posibilidad que se agudice el impacto de la obsolescencia programada en el equipo industrial. Con la aparición de nuevos modelos los aparatos con algunos años podrían dejar de ser respaldados, forzando la adquisición de nuevo material al término de cada ciclo de desarrollo establecido por la empresa fabricante.
En general, las ventajas del IoT en la restauración superan con creces sus desventajas. Como es lógico, corresponde realizar una evaluación previa sobre el impacto que tendría la tecnología en nuestro local antes de abalanzarse a acogerla, podría darse el caso de que trajera más quebraderos de cabeza que beneficios.