El buen humor debería ser una de las competencias corporativas en las empresas turísticas y gastronómicas, pero desgraciadamente, no conozco ninguna que la tenga en cuenta. En las personas con mando, el buen humor les hace ser más líderes y les ayuda a encontrarse psíquicamente bien. Pero los líderes pueden ser como Don Quijote o como Sancho Panza. No ya leptosomáticos o pícnicos por su apariencia física, sino por su dificultad o facilidad para reírse de casi todo y de casi todos.
Mientras Don Quijote sería un líder serio, introvertido, con dificultades para relacionarse con otras personas y aspecto de padecer una patología gástrica, Sancho Panza sería un seguidor que disfruta por todo, ríe con facilidad, cae bien a casi todo el mundo y disfruta de buena salud. En caso de tener que elegir a un jefe, ¿a quién elegiría usted? Yo a Sancho Panza, aunque he disfrutado (sarcasmo) de algún jefecillo como “Don Quijote”.
Tener un jefe continuamente malhumorado es una de las más pesadas cargas que puede tener una persona que trabaja en Hospitality. Carga que le cuesta dinero a la empresa en forma de bajas por depresión, ansiedad u otras causas de difícil medición objetiva. Además, las personas que trabajan en el front office, de cara a los clientes, solamente pueden transmitir actitudes positivas si son felices en sus puestos de trabajo. Nuestras experiencias nos demuestran que muchas de estas personas no disfrutan en esas posiciones. Pero necesitan el dinero…
Por el contrario, el buen humor es consecuencia de adoptar una actitud positiva ante las circunstancias, tanto positivas como negativas, que debemos afrontar a lo largo de nuestra vida. Todos los líderes, en cualquier circunstancia, deben adoptar una actitud positiva ante la resolución de los problemas y ser optimistas-realistas para transmitir al resto de equipo que siempre existe una solución.
No existen líderes pesimistas y, si los hubiera, solo les seguirían los muy pesimistas. Por eso los líderes deben tener una actitud positiva que condicione sus comportamientos posteriores. Sin una actitud positiva, tarde o temprano el liderazgo se desploma. Una de las expresiones más comunes cuando estamos de buen humor es la risa. Definimos la risa como un acto reflejo en el que quince músculos de la cara se contraen a la vez. Acompañamos la risa con respiraciones espasmódicas y sonidos entrecortados irreprimibles más o menos contagiosos.
Es saludable para nuestra salud emocional reírnos de nosotros mismos (así, nunca nos faltarán motivos para reírnos). Los buenos líderes suelen hacerlo, ya que han constatado que el buen humor acerca a las personas. Y ellos deben estar cerca tanto de sus seguidores como de los clientes.
El buen humor debe ser una medicina que el líder debe tomar cada mañana antes de llegar a la empresa. Algunas de las razones que aconsejan seguir esta máxima son:
- Preocúpate lo justo. Como dice la propia palabra, “pre-ocuparse” en ocuparse antes de lo que debiéramos. Piensa en positivo y prepárate para lo peor. Casi siempre da buenos resultados.
- El buen humor y reírse de si mismo nos hace más cercanos a los que nos rodean.
- El buen humor cohesiona al equipo. Uno de los roles más importantes del líder es transformar el grupo en equipo a través de la cohesión.
- El buen humor favorece la adaptación al cambio
- Con delicadeza y a través del buen humor, podemos presentar ideas poco gratas para los componentes del equipo.
- El buen humor sirve para rebajar la frustración que provoca la percepción de nuestras limitaciones.
- El buen humor irónico permite desarmar al atacante verbal que intenta desafiar nuestro equilibrio emocional.
- El buen humor nos hace parecer mejores personas. Este pensamiento es de Ernest Hemingway.
- El buen humor nos hace más resistentes al estrés negativo (técnicamente, distrés) y a la ansiedad posterior.
- El buen humor ayuda a mejorar nuestra salud física y mental. Hasta que los científicos consigan píldoras contra la tristeza, la risa es una terapia casi siempre eficaz. Véanse los cientos de miles de entradas que tiene la palabra “risoterapia” en Internet.
- Tenga paciencia e incremente su Resiliencia: las cosas no suelen salir como esperábamos (casi nunca).
La experiencia del explorador británico Ernest Shakleton como líder de una expedición a la Antártida en 1914, es una de las más interesantes como ejemplo de liderazgo basado en el optimismo en situaciones límite de supervivencia. Si usted es responsable directo de otras personas, cuente las veces que sonríe o ríe con ellos en un día. Si no lo es, cuente las veces que su jefe directo lo hace.
Si los niños “normales” hasta 10 años sonríen o ríen unas 300 veces al día, los adultos rebajamos esta cantidad a menos de 100 (bastante menos, la mayoría de los días). Pero también nos podemos encontrar líderes con el rictus serio en todo momento, abrumados por su responsabilidad, sobrepasados por su toma de decisiones continua. Puede que tengan dañado el lóbulo frontal derecho del cerebro, lugar donde se encuentra el sentido del humor. O quizá, simplemente, les venga grande el traje.