Hace unos días conocía la triste noticia del fallecimiento de Zygmunt Bauman a los 91 años de edad, el filósofo y sociólogo polaco que ha sido uno de los grandes pensadores del siglo XX y que nos ha permitido a muchos entender mejor la revolución que está suponiendo nuestra era.
Creador del término “modernidad líquida”, una metáfora que define perfectamente la inestabilidad del momento actual desde un punto de vista político, económico y social. En un marco en el que las instituciones ya no tienen solidez y confianza para la población, con un escenario en el que todo cambia muy rápido y donde las personas cada vez tendemos más al individualismo oscilando según la tendencia que marca el consumismo.
“Nuestra sociedad ha hecho de la desafección una parte obligatoria de las ocupaciones vitales” es lo que Bauman definiría como el fin de la era del compromiso mutuo, algo que apreciamos constantemente dentro de nuestro sector tanto en la relaciones internas de los propios equipos de trabajo como en las externas, enfrentándolos a clientes que cada vez son más exigentes, están más informados, pero son menos fieles.
El fin de la era del compromiso mutuo
La naturaleza líquida de las relaciones que vivimos ha cambiado radicalmente la conexión natural entre los restaurantes y los clientes. El poder de la relación ha pasado a las redes digitales y ha transformado de una forma brutal este vínculo.
Hoy es más probable que los clientes conozcan el usuario de Twitter del restaurante que alguno de los nombres de sus empleados, que trasladen una opinión a TripAdvisor frente a manifestársela mirando a la cara al encargado o al cocinero, incluso que un restaurante tenga miles de amigos digitales que jamás lo conocerán, pero quizás esta es la realidad que nos se ha tocado vivir basada en la modernidad líquida de Bauman.
Y en esta realidad cambiante las cosas no perduran mucho tiempo, constantemente asistimos a cierres y nuevas aperturas de restaurantes, sin tiempo prácticamente para asentarse, para darse a conocer o para generar relaciones sólidas con sus comensales. Clientes que cambian de restaurantes en busca de esa nueva experiencia soñada y que se convierten en nómadas que van de un lugar a otro sin establecer el compromiso social que la frecuencia genera.
Dificultades para generar vínculos reales de afectividad
La moda de los restaurantes hace que algunos tengan un éxito muy efímero, durante muy poco tiempo y los grandes clásicos, muchos de ellos ya desaparecidos, tienen enormes dificultades para generar, como antaño, vínculos reales de afectividad con los nuevos clientes.
Vivimos en una realidad precaria, cambiante, inestable, acelerada y en constante proceso de chantaje a los afectos, una realidad que para muchas personas puede ser incomoda y que preferirían que fuera de otra forma. Quizás en esta modernidad líquida estamos asistiendo al fin de los trabajos para toda la vida, de los clientes para toda la vida y por supuesto, de los restaurantes para toda la vida.
“El arte de romper relaciones y salir ileso de ellas supera ampliamente el arte de componer relaciones”, Zygmunt Bauman (Polonia, 1925-2017)
Diego, que libro recomiendas de la obra de Bauman para leer antes que ningún otro.
Veo que tiene publicada una obra amplia y me gustaría empezar por aquel que define mejor su teoría sobre el cambio de relaciones entre los consumidores y las marcas.
Saludos.
Jesús Alonso Gallo
Querido Jesús, aunque no he leído toda su obra, como comentas es bastante extensa, quizás su libro emblema es “Modernidad Líquida”, donde explica en base a su metáfora la realidad actual, sin duda te recomendaría que comenzaras por este. Me encantaría que compartieras con mis lectores tus reflexiones una vez lo leas.