Diego Coquillat - El Periódico de los Restaurantes

La odisea de los restaurantes y las cafeterías para sustituir el vaso de plástico

La preocupación por la cantidad de plásticos desechables que producimos y que en consecuencia llegan a vertederos no ha hecho más que aumentar en los últimos años. El descontento se hace patente cuando sabemos además que una gran parte de esos residuos arriban a nuestros ríos y mares, contaminando las aguas y diezmando la vida acuática.

Lo peor, es que este es un problema relativamente nuevo asociado al crecimiento de la población humana. Las consecuencias de los vertidos de plásticos que tienen lugar a diario aún no son bien conocidas. Los noticieros de medio mundo se hacen ahora eco de la problemática de los microplásticos, término que no existía 10 años atrás. Estas partículas son omnipresentes, formando parte ya del suelo, del agua de lluvia e incluso de nuestras dietas. Cómo eso nos afectará es aún desconocido.

Aunque tarde, las naciones que conforman el planeta han comenzado a reaccionar.

La Unión Europea ha decidido que los plásticos desechables deben desaparecer en 2021. Se trata de una apuesta decidida y pionera que ya ha derivado en que los países de la UE legislen para hacerlo una realidad. El sobrecoste que se paga ahora por las bolsas de plástico en las tiendas de alimentación es una de las formas en las que se ha materializado esta iniciativa europea. Una pequeña inconveniencia que se soluciona fácilmente empleando bolsas reusables de polipropileno, que pueden durar toda una vida sin deteriorarse.

Nueva York declara la guerra a las pajitas de plástico desechables
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El ejemplo establecido por la UE ha sido copiado por India. En las playas bañadas por el océano índico y de la mano del abogado Afroz Shah nació el movimiento #TrashTag. La intención era limpiar la playa de Versova, que lucía cual vertedero. La juventud comprometida con el medioambiente respondió al llamamiento de Afroz. Estas campañas iniciales fueron caldo de cultivo para que el gobierno del país promoviese leyes verdes, como la que entrará en efecto en 2022 y que prohibirá los plásticos desechables.

Lo mismo ocurre en Taiwán. El gobierno del país se ha comprometido a alcanzar este objetivo en 2030. Los países del sureste asiático necesitan un cambio integral en su manera de operar pues actualmente son los que más contaminan mediante plásticos. De ahí que el desafío sea mucho mayor que en Occidente y que los plazos deban ser más permisivos.

En EE. UU. el paradigma también es sustituido con cierta lentitud, la culpa de que no sea de modo más acelerado la tienen en parte las políticas retrógradas a las que ha estado sometido el país durante los últimos años. Sin embargo, en ciudades como Nueva York o Berkeley (California) se ha promovido la adopción de leyes especialmente diseñadas para combatir los plásticos desechables y favorecer la reducción de residuos.

Aunque el horizonte está claro, el camino no lo está tanto.

Las empresas han dependido durante los últimos 80 años de los plásticos para desarrollar sus operaciones con buen rendimiento. Ahora que hay que decir adiós a los plásticos desechables, muchos de estos negocios se enfrentan a un verdadero desafío. ¿Cómo sustituir estos envases y útiles tan convenientes?

En este punto se encuentran, en efecto, múltiples cadenas de restauración organizada, entre las que destaca el caso de las franquicias de comida rápida y aquellas que se dedican a la venta de café. Los vasos desechables están a punto de desaparecer y hay que poder seguir sirviendo refrescos y brebajes calientes sin interrupción.

Starbucks dispensa 6000 millones de estos vasos al año. Dunkin’ Donuts depende en gran medida de sus ventas de café, que ya conforman el 70% de su volumen de negocio total. Ellos hacen llegar otros 1000 millones de vasos de plástico desechables a las calles cada año. Y McDonald’s, que a partir de la década de los ochenta apostó por los desayunos, también se ha abalanzado recientemente sobre este segmento de mercado con todo su ímpetu. Así, la cadena de hamburgueserías también está contribuyendo enormemente al cómputo final..

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Pero aunque la penetración en el mercado puede que haya sido reciente, la búsqueda de un sustituto para el plástico desechable empleado en restauración (cubertería, pajitas, platos, vasos y similares) es un asunto que lleva investigándose mucho tiempo, ya que el consejo director de estas empresas conocían de antemano que el día en el que se fomentasen este tipo de cambios legislativos llegaría antes o después

Por desgracia, ha llegado más bien antes: no hay un buen sustituto para los vasos de plástico. Dunkin’ Donuts comenzará a usar vasos de papel este mismo año. Lejos de ser perfectos, los vasos de papel suponen un paso en la dirección adecuada: son completamente reciclables y biodegradables. Sin embargo, son poco resistentes y pueden presentar problemas al contener líquidos calientes. El equipo de investigación, desarrollo e innovación de Dunkin’ Donuts puede tomar una bocanada de aire y descansar brevemente, pero tendrán que volver a sus quehaceres para encontrar una mejor solución.

Pese a que la presión parece recaer sobre los restaurantes con cafetería para takeaway, la realidad es que el ojo público debería vigilar cómo se desenvuelve la industria que produce estos vasos desechables.

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A nivel mundial cada año se usan 600 000 millones de unidades desechables fabricadas con plástico. El 99.75% de estos ni se reutiliza ni se recicla. Y  aunque se usan componentes plásticos rápidamente biodegradables, esto es solo al hacer la comparativa con otros plásticos; los vasos pueden permanecer íntegros hasta 20 años.

La industria que provee a las cafeterías y otros negocios de restauración en los que se emplean plásticos desechables de este tipo está valorada en 12 000 millones de dólares durante la última estimación del mercado manejado realizada en 2016. Por entonces se preveía que en 2026 alcanzase una valoración de 20 000 millones, acorde al crecimiento de la población mundial y al aumento de los comportamientos consumistas.

La solución a la crisis de los vasos desechables podría estar en manos del consumidor. En Berkeley el gobierno local anima a que los ciudadanos lleven un «vaso de viaje». Los jóvenes de la generación Z así como la cohorte de personas que compone la generación T (todos ellos menores de quince años) podrían estar predispuestos a acoger esta iniciativa. En la actualidad una de las modas que hace furor entre las adolescentes estadounidenses es la estética VSCO girl, cuyos estandartes son, entre otros, las pajitas metálicas (para sustituir a las desechables de plástico) y los hydroflasks, un nombre comercial para lo que vendría a ser ese «vaso de viaje» que se pedía desde Berkeley.

Hace 10 años Starbucks indicó públicamente que pretendía servir el 25% de los cafés servidos en su establecimiento en los vasos personales traídos por los clientes. Desde entonces esta cifra se ha revisado a la baja en múltiples ocasiones. Puede que la idea comience a cuajar ahora que la alarma social es mayor y existe cierta predisposición.

Mientras se llega a una solución final, las diferentes cadenas de cafeterías siguen luchando por un modelo de vaso desechable que ayude a aumentar la sostenibilidad en la restauración. Las tapas de materiales reciclados fueron un paso al frente, se ha experimentado con pajitas de pasta con escaso éxito, la escalabilidad de los vasos hechos con derivados fúngicos resultó ser económicamente inviable… La comunidad de investigadores no se detiene en ningún momento.

Dunkin’ Donuts, una de las corporaciones de restauración organizada más comprometidas con el medio ambiente también trabaja mano a mano con los municipios para mejorar el reciclaje de los vasos desechables actuales. Todavía hay muchas ineficiencias en cada uno de los pasos que han de reconvertir el material del vaso en un nuevo objeto, y allí también se puede incidir.

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Hacer que los plásticos desechables empleados en restauración queden obsoletos y que aparezcan nuevas soluciones más respetuosas con el medio natural no es un asunto trivial. Desde Dunkin’ Donuts, Scott Murphy, director ejecutivo de operaciones, ruega al público que comprendan que el desafío que comporta este pequeño cambio es mucho mayor de lo que aparenta.

Parece que el vaso desechable sostenible medioambientalmente aún se hará de rogar. Las alternativas son la espera o la adopción del vaso personal.

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