Al inicio de la presente década comenzaban a pulular por internet leyendas urbanas sobre una enfermedad que afectaba únicamente a los baristas de cafeterías. Se trataba de la patología denominada como «barista wrist» o muñeca de barista. Lejos de ser una invención de los jóvenes trabajadores de EE. UU., era una enfermedad real sobradamente conocida en el mundo de la medicina como epicondilitis.
La aparición de esta epidemia surgió al mismo que la segunda ola del café. Starbucks comenzaba a despuntar en este nicho de mercado y el número de trabajadores dedicados a la atención de las cafeteras profesionales se disparó exponencialmente. Y del mismo modo lo hicieron los casos de epicondilitis asociados a los movimientos de muñeca necesarios para utilizar las cafeteras con mango.
De modo general, la epicondilitis es un trastorno traumatológico que puede aparecer en las diversas articulaciones del cuerpo al realizar un esfuerzo de baja intensidad pero con muchas repeticiones. Aparte de la muñeca de barista, la epicondilitis incluye enfermedades como el síndrome de túnel carpiano, habitual entre los oficinistas y jugadores profesionales de videojuegos; el codo de tenista, que como indica de forma clara su nombre es más habitual en los deportistas que hacen uso de raquetas; y, finalmente, el calambre de los escritores o concertistas, que impide el adecuado movimiento de los tendones.
De esta manera, siendo una enfermedad reconocida por la comunidad médica y que afecta especialmente a profesionales, es lógico que sea un riesgo laboral a evaluar en los diferentes espacios de trabajo.
En el mundo de la restauración, y más concretamente en EE. UU., los perjuicios económicos que las lesiones por esfuerzo repetitivo pueden causar son ahora bien conocidas. Nada mejor que algunos casos para ejemplificar los daños:
- Entre los diferentes accidentes y lesiones laborales, los problemas causados por este tipo de tendinitis causan las bajas más prolongadas y costosas. Según el informe de riesgos en la restauración de ArmTrust Financial publicado en 2017 con datos de los cuatro años anteriores, la muñeca de barista provoca que estos profesionales cojan bajas de 366 días de media. La completa recuperación de las lesiones por esfuerzo repetitivo son muy lentas y una vuelta temprana al trabajo puede comprometer la salud del empleado de forma permanente.
- Las complicaciones para el trabajador pueden ser severas. El ejemplo de Christine Joy D’Amico, una barista de 52 años que trabajó en el Madeleine’s Cafe del Calvary Hospital de Canberra (Australia) tuvo que someterse a una intervención quirúrgica para extraer una costilla debido al deterioro en el movimiento de todo el brazo que había desarrollado tras años de trabajo en el bar. El final de la historia tampoco fue feliz para el negocio de restauración en el que trabajaba, pues un juzgado local obligó a dar una compensación de 600 000 dólares australianos en concepto de daños físicos en el lugar de trabajo.
- Una encuesta informal propiciada por Alex Bernson, un profesional del gremio, que se hizo llegar a 475 colegas, desveló la alta incidencia de este tipo de lesiones por esfuerzos repetitivos en los bares. Un 55% de los participantes indicó haber sufrido este tipo de patologías.
Dado su efecto nocivo en la salud de los trabajadores y las consecuencias perniciosas que la muñeca de barista puede tener en el negocio, cabe preguntarse qué se puede hacer para evitar estas situaciones.
El primero paso es elegir el mobiliario profesional del local de forma adecuada. No todas las cafeteras industriales son iguales, algunas son más ergonómicas. Consultar con el fabricante debería ser siempre un requisito antes de avanzar con la compra.
Por otro lado, aunque las máquinas que se adquieran se hayan diseñado de forma adecuada, eso no significa que todo el mundo las puedas usar con la misma comodidad. En general, los baristas de baja estatura sufren mucho más los sobreesfuerzos necesarios para operar las cafeteras de forma adecuada. Pudiera ser importante considerar este aspecto a la hora de la contratación.
Hay que asegurarse de que los baristas pueden descansar y recuperarse. En una cafetería de éxito no es raro servir 200 o 300 cafés al día, por lo que el barista tirará de la palanca una cantidad similar de veces. Si hay varios empleados atendiendo al público, lo óptimo sería que alternaran sus tareas para que los tendones tengan el reposo necesario para no debilitarse.
Finalmente, también se pueden minimizar las posibilidades de aparición de esta enfermedad ofreciendo un mejor curso de formación en el bar. Muchos trabajadores acaban sufriendo tendinitis o epicondilitis porque aplican demasiada fuerza en sus movimientos, o realizan estos manteniendo todo su cuerpo en tensión. Aprender a realizar los movimientos necesarios en el puesto de trabajo de forma relajada es uno de los mejores consejos de prevención que se pueden dar.
Si por desgracia no se ha podido evitar sufrir este problema en los tendones y articulaciones, es necesario consultar con un médico para que nos recomiende medicinas y plan de reposo. Puede convenir también realizar fisioterapia para reforzar la musculatura de la muñeca. En caso de que no haya mejoría y el dolor se mantenga, los baristas tiene que hacer las paces con la idea de abandonar su puesto de trabajo. Justo esto fue lo que tuvo que hacer Samantha Lino, una joven empleada de una de las tiendas Starbucks en Nueva York (EE. UU.) que, por recomendación directa de su médico, dejó de trabajar en la cadena de cafeterías de la sirena, desvinculándose por completo del trabajo de barista posteriormente.
El trastorno hace muy difícil continuar trabajando en las mismas condiciones ya que la persona sufre punzadas de dolor agudo o dolores fuertes sostenidos en el tiempo. Además puede aparecer rigidez, entumecimiento, debilidad y calambres que añaden nuevos riesgos al trabajador y compañeros cuando este maneja objetos punzantes, cortantes o calientes.
Tener en consideración los problemas causados por las lesiones por esfuerzo repetitivo ayudará a que el bar ofrezca una mejor experiencia para todos los que se dan cita allí. De acuerdo a lo expuesto por Jonathan y Gabrielle Rubinstein-Cheong, propietarios del Joe the Art of Coffee, una tendinitis de este tipo puede «cambiar realmente el sabor del café. Si estás presionando con una lesión vas a presionar en exceso de un lado y de menos en el otro, y el café tendrá un sabor realmente malo. Realizar la presión adecuadamente es muy importante. Formamos a nuestros empleados para que la posición del brazo sea exactamente la misma».
Las consecuencias de las lesiones y enfermedades laborales pueden ser de los más inesperadas, como queda evidenciado.