Nos encontramos en medio de un cambio de paradigma en el modelo de consumo en los restaurantes y por ello es lógico que haya movimientos sustanciales en la composición empresarial de la industria.
Las ventas dentro del local se están contrayendo pero el volumen de negocio total percibido por los restaurantes no merma. Los ingresos que antes se asociaban al segmento on-premise van cediendo terreno lentamente a las ventas online que se refieren a pedidos para llevar, en cualquiera de sus modalidades (pick-up, take away, reparto domiciliario de comida, etcétera).
Mención especial merece el campo del reparto a domicilio de comida. Para el consumidor no hay nada más cómodo que recibir un menú a la carta, procedente de su restaurante favorito y recién hecho, en la puerta de su casa. Con solo un par de clics esto es una realidad en la actualidad, y representa el súmmum de la experiencia de usuario para el cliente del restaurante.
Los profesionales del sector lo saben y por eso se han apresurado a ofrecer soluciones de movilidad para que sus servicios no se limiten al local físico. Las operaciones de mayor envergadura y calado en las redes, como por ejemplo las desarrolladas por las marcas de pizzerías emblemáticas de la restauración organizada Domino’s Pizza, Pizza Hut o Telepizza, pueden contar con su propia flota de repartidores. Los gerentes de restaurantes que no tengan tal proyección necesitan emplear los servicios de empresas externas especializadas en el reparto domiciliario de comida.
Deliveroo, Just Eat, Uber Eats, DoorDash y muchas otras pugnan por dominar esta nueva escena económica. Lo han logrado hasta cierto punto, pero ahora la expansión de sus esfuerzos corporativos se les está atragantando.
Ello es debido en gran parte a la aparición de una plétora de pequeñas compañías dedicadas a este nicho de mercado. Operan a nivel local con un mejor know-how e implementando estrategias de innovación agresivas. Han descubierto que el único modo que tienen para luchar contra los gigantes del sector es especializándose en un ámbito geográfico muy concreto e invirtiendo en nuevas ideas que las catapulte hacia el éxito.
Esta tendencia emergente podría apuntar a que la inercia actual, en la que grandes empresas de movilidad para restauración dominan enormes esferas de influencia, va a revertirse pronto. No son conjeturas, hay algunos indicadores que se inclinan en esa dirección.
Amazon, titán de los procesos de reparto a nivel global, cerró en junio de 2019 su división Amazon Restaurants, especialmente pensada para desplazar empresas de un calibre mucho menor (Grubhub, Doordash, Uber Eats…). El gigante de Jeff Bezos fue incapaz de sobreponerse al conocimiento acumulado por las empresas de reparto domiciliario de comida, sucumbiendo finalmente como Goliat ante David. Un golpe muy duro para Amazon, ya que este mercado está valorado en torno a los 14 000 millones de dólares anuales. Amazon decidió posicionarse en este mercado liderando una ronda de inversión en Deliveroo de más de 500 millones.
El ejemplo propuesto demuestra que una iniciativa de menor entidad pueda asestar un golpe mortal a un gran adversario. Según Michael Carr, un reconocido analista de mercado, las gráficas de sentimiento muestran un claro punto de inflexión en la actualidad. ¿Qué es lo que está pasando?
Por un lado los restaurantes no pueden seguir haciendo frente a las tarifas de las empresas de reparto domiciliario de comida. En algunos casos estas suponen un 30% del importe total, echando por tierra cualquier posibilidad de mantener un margen de beneficio lógico para el negocio. Cuanto más venden más pierden.
Por otra parte algunos propietarios están demostrando que es posible prescindir de estas empresas de reparto y gestionar su propia flota privada de repartidores, obteniendo unos beneficios significativamente mayores.
Aunque la inversión inicial puede asustar a algunos restauradores, la tecnología se ha probado hasta la saciedad. El riesgo es mínimo. Clonar una app móvil de una empresa de reparto domiciliario de comida supone un gasto importante.
Sin duda ingresar casi 300 000 euros en ventas off-premise a través de una app es posible, sin embargo no hay por qué enfrentarse en solitario a un obstáculo de semejantes dimensiones. El profesional de los restaurantes tiene, en esta contienda, muchos socios interesados en colaborar: los propietarios de todos los negocios del sector que operan en la zona. Todos los gerentes de establecimientos donde se sirva comida están interesados en mantener o expandir sus márgenes de beneficio. Prescindir de las esas compañías que se han convertido en intermediarios es una bocado muy apetecible.
Repartir los gastos entre varios restaurantes reduce enormemente el umbral de entrada a esta tecnología, haciendo que el proyecto sea mucho más asequible.
Otro aspecto sobre el que hay que tener el ojo puesto es la aparición de pequeñas empresas de reparto con cuotas mucho más humildes y ajustadas. En EE. UU. comienzan a proliferar a nivel local: Delivery Dudes en Florida, Chomp en Iowa, Nosh en Colorado… Además de ofrecer el mismo servicio a un precio más humano, también localizan sus servicios de forma que resuenen mejor con los clientes.
Y mientras las pequeñas iniciativas comienzan a aparecer por doquier, los gigantes ya dan muestras de debilidad. Solo hay que ver la gráfica del valor en bolsa de Grubhub, que cayó en picado durante 2019.