Diego Coquillat - El Periódico de los Restaurantes

Los foodtrucks con servicio de recogida, un negocio que crece gracias al coronavirus

La clientela de los restaurantes se ha reducido considerablemente en los últimos meses. En el periodo estival, la ocupación está al 60% de su capacidad máxima, y eso en los casos más favorables. Aún hay cierto temor a sentarse en el comedor de un restaurante junto a desconocidos, pese a las extremas medidas de precaución que están en funcionamiento.

En el sector de los restaurantes son pocos los nichos de negocio que han resistido el embate de la crisis del coronavirus sin notar perjuicios económicos. El mercado de la movilidad es uno de ellos. Lejos de contraerse, se ha expandido y ganado nuevos adeptos. Las opciones de delivery y pickup están más presentes que nunca en nuestro abanico de alternativas. Y las empresas de reparto domiciliario de comida lo saben.

Sin embargo, este subconjunto de negocios de restauración no es el único que ha florecido en tiempos difíciles. Las gastronetas o foodtrucks también han disfrutado de un renacimiento con la llegada del coronavirus.

Aunque estaban en boca de todos hace unos años, el mercado había decaído en popularidad últimamente. Esta tendencia se ha invertido ahora, pues los foodtrucks se han revigorizado en muchos lugares, especialmente en Canadá.

Sin embargo, este subconjunto de negocios de restauración no es el único que ha florecido en tiempos difíciles. Las gastronetas o foodtrucks también han disfrutado de un renacimiento con la llegada del coronavirus.
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Es el caso de la gastroneta Avatar regentada por Anish Kumar Narayanan. Anish es un residente estadounidense con raíces en India, pero que además ha vivido y viajado por muchos otros lugares de Asia y Europa. Todas sus experiencias vitales las ha fundido en su proyecto de exploración gastronómico, resultando en platos multiculturales basados en cordero, curry y pollo, entre tantos otros ingredientes.

Antaño su foodtruck estacionaba en los aparcamientos de los mayores eventos que tenían lugar en su ciudad e inmediaciones: conciertos de música, competiciones, exposiciones y otras citas destacadas atraían suficientes viandantes como para que la cola frente a su furgón jamás cesase.

Ahora el paradigma ha cambiado. Por un lado, todavía están vigentes muchas medidas que limitan el aforo y celebración de este tipo de eventos. Las aglomeraciones han decrecido tanto en tamaño como en número. Y es que aunque los gobiernos del país realizan mandatos para minimizar la posibilidad de transmisión del coronavirus, la verdad es que la población también tiene miedo y evita las concentraciones de personas motu proprio.

No obstante, Anish no ha dejado de ganar dinero. Más bien al contrario, este está siendo su mejor año.

El teléfono que reposa al lado de sus fogones suele estar en funcionamiento constante. Así como termina una llamada, Anish tiene que hacer virguerías para poder seguir cocinando y atender la siguiente. El timbre del dispositivo es la banda sonora de su día a día.

El teléfono que reposa al lado de sus fogones suele estar en funcionamiento constante. Así como termina una llamada, Anish tiene que hacer virguerías para poder seguir cocinando y atender la siguiente. El timbre del dispositivo es la banda sonora de su día a día.
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Y es que encargar comida en su gastroneta se ha convertido de manera imprevista en una de las formas más seguras, cómodas y convenientes que tienen los comensales para recibir comida preparada. Los tiempos de espera se minimizan, así como la interacción con otras personas, y ello anima a los clientes a seguir encargando comida.

Lejos de tratarse de un caso puntual, muchas otras gastronetas operan en la misma ciudad y en sus cercanías, y parece que todas ellas están experimentando una segunda época dorada de la comida sobre ruedas.

Desde hamburgueserías móviles hasta vehículos que venden tacos, los foodtrucks que ofrecen sus servicios disfrutan de una situación boyante. Tanto es así que las 27 marcas que trabajan con este tipo de vehículos están aprovechando al máximo las circunstancias para hacer caja, puede que este periodo acabe tan pronto como haya una cura o vacuna contra el coronavirus, y que entonces lleguen las vacas flacas.

Los residentes de la zona están encantados con estos restaurantes móviles. Con todas las distracciones limitadas, y siendo conscientes de la pandemia que se cierne sobre nosotros, tener la posibilidad de degustar deliciosas comidas preparadas por manos expertas sin tener que poner un ápice de su salud en riesgo es una sensación liberadora y completamente maravillosa.

Lejos de tratarse de un caso puntual, muchas otras gastronetas operan en la misma ciudad y en sus cercanías, y parece que todas ellas están experimentando una segunda época dorada de la comida sobre ruedas.
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Además, hay una gran selección de productos entre los que elegir, por lo que los comensales pueden incluso variar su dieta sin entrar en menús repetitivos.

Para lograr evocar dicho sentimiento, los gerentes de las gastronetas han implementado un sencillo servicio de reservas telemáticas a través de mensajes de texto, llamadas telefónicas, mensajería instantánea y correo electrónico. No han necesitado un medio con florituras, sino algo sencillo y funcional, que cualquier persona pudiera usar sin necesidad de grandes explicaciones.

El procedimiento es simple. Cuando el cliente solicita una comanda, la gastroneta se pone en marcha, fija una hora y lugar de recogida, y la persona que haya realizado el encargo solo tiene que recogerlo según sale de la cocina y degustarlo allá donde desee.

Por desgracia, la aparente seguridad de las gastronetas es un arma de doble filo. Mientras que los restaurantes están obligados a entregar informes sanitarios e higiénicos de forma regular en Canadá, los foodtrucks no tienen por qué hacerlo. Esto va en contra del interés de los clientes, los restaurantes basados en locales físicos se han apresurado a señalar el problema, que además supone una clara injusticia competitiva, pues como es comprensible, la necesidad de emitir informes comporta un gasto económico del que los foodtrucks están exentos.

Mientras la normativa aplicable se revisa y se pone al día, los foodtrucks siguen operando a máximo rendimiento en todo Canadá, animados por los buenos resultados que están cosechando y por el interés que suscitan entre los ciudadanos en estos tiempos difíciles.

Aunque la realidad de este nicho es muy diferente según el país, debido a las diferencias en legislación que existen a este respecto en cada nación (y algunas veces incluso a nivel local), este fenómeno tan exitoso nos regala pistas sobre las necesidades que tienen los consumidores en plena crisis del coronavirus. Especialmente destacable es el hecho de que la intención de consumo sigue estando en el mercado, solo queda saber cuál es la mejor forma para captarla en nuestro negocio. El reparto domiciliario de comida, el pickup y el takeway pueden ser buenos puntos por los que comenzar a explorar una solución.

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