Cada día es mayor la proporción de consumidores que adoptan una dieta vegetariana. En España vamos en camino de llegar a cinco millones de ciudadanos que no apoyan el sacrificio de animales para su uso en alimentación. Entre ellos, muchos van un paso más allá y solo admiten productos de origen vegetal. Sin embargo, este es un camino mucho más difícil de transitar.
Uno de los problemas que enfrentan los veganos es la falta de opciones 100% vegetales que hagan verdadera justicia a los productos originales. Aunque se ha progresado enormemente en los últimos años para simular la textura de los filetes, la carne picada y los derivados cárnicos de diferentes animales, hay un frente abierto que tiene difícil solución: los lácteos.
La leche se sustituye por completo por el jugo prensado de leguminosas, semillas o frutos secos. Así, en los estantes de los supermercados, en la sección dietética, podemos encontrar leche de soja, de almendra o de trigo sarraceno germinado. Nadie ha intentado imitar la textura de la leche de origen bovino, ni su olor, ni su sabor. Simplemente es un sacrificio que los vegetarianos y veganos están dispuestos a asumir.
No ocurre lo mismo con otras comidas menos necesarias, pero que suelen ser objeto de capricho. Dulces como los flanes, las natillas, las mousses, el tiramisú o los helados no han podido ser reproducidos fielmente prescindiendo de la leche de vaca. Al menos, hasta ahora…
Eclipse Foods es una compañía que lidera la transformación de la producción alimentaria. Para defender el bienestar de los animales, reducir el impacto de la industria en el medio y combatir los desafíos que se vaticinan más allá de la crisis del coronavirus que nos ocupa en este instante (desafíos como el cambio climático antropogénico o el colapso ecológico), los fundadores de la empresa, Aylon Steinhart y Thomas Bowman trabajan desde Berkeley (California, EE. UU.) para hacer que uno de los productos más codiciados en verano prescinda de los ingredientes de origen animal que se venían usando históricamente para obtenerlo.
El helado ya es un producto vegano.
Los intentos anteriores habían resultado en algo que se parecía más a un polo que a la textura cremosa y sedosa de un helado tradicional. Eso queda atrás, ya que gracias a las innovaciones tecnológicas implementadas por la start-up han logrado convencer a los críticos de medios de gran renombre como CNN o Forbes.
Desde su página web, Eclipse Foods defiende que el helado Eclipse Ice Cream es indistinguible de uno hecho con leche. Por supuesto, este ítem está libre de lactosa, algo que apreciarán los intolerantes a este azúcar, pero el asunto no se queda ahí ya que desde la empresa celebran que además tampoco se usan subproductos procedentes de los frutos secos, el trigo o la soja, todos ellos conocidos alérgenos recurrentes.
En detrimento de los anteriores, se favorece ingredientes extraídos de las patatas, el maíz, la yuca, la colza, la caña de azúcar y el salvado de arroz, entre otros. A esto se añaden los procesos biotecnológicos necesarios para transformar todas estas cosechas naturales en un derivado vegano totalmente novedoso. Y sobre esta propiedad intelectual guardan gran celo, pues la industria de la alimentación emergente en el siglo XXI está sumida en una feroz competición que se expande por todos los centros tecnológicos del globo, pero que es especialmente despiadada en Silicon Valley y aledaños.
Evidentemente, en un campo relativamente nuevo y con muchos jugadores dándolo todo para hacerse con un nicho de mercado, cabía esperar que alguien consiguiese reproducir con fidelidad el helado de toda la vida. Más inusitado es cómo se ha comenzado a comercializar este nuevo producto.
En vez de llegar a las zonas refrigeradas de las tiendas de alimentación, en Eclipse Foods se han apoyado en los restaurantes para distribuir sus helados veganos. Actualmente están colaborando con 28 establecimientos para que los ciudadanos de las grandes urbes costeras de EE. UU. puedan degustar la creación.
De este modo los neoyorquinos pueden pasar por su OddFellows más cercano para darle un lengüetazo a los cucuruchos copados, los habitantes de la capital estadounidense hacen lo propio en los Ice Cream Jubilee, y en California hay una plétora de locales donde los clientes pueden saborear el Eclipse Ice Cream.
Es la misma estrategia que usaron los responsables de Impossible Foods. Los consumidores potenciales desconocen la existencia del producto y son más propensos a aceptar probarlo cuando un camarero lo ofrece como opción para el postre. Es más tarde, cuando el producto está afianzado entre la población, cuando es posible llevar ese ítem a los supermercados y que tenga éxito. A este respecto, hay que recordar que Impossible Foods ha causado furor, llegando a ser tal la demanda por sus hamburguesas de carne sintética que ha habido un periodo de desabastecimiento que tardaron meses en superar.
De esta manera, restaurantes famosos de Washington D. C. están siendo de gran ayuda para Eclipse. En el Equinox se echaba en falta una opción vegana para los postres con helado desde hacía tiempo, y el Eclipse Ice Cream ha llegado como respuesta a sus plegarias.
El chef y copropietario del restaurante, Todd Gray, está encantado con la novedad ya que permite prescindir del laborioso proceso de obtención del helado de leche de almendras, que además de consumir una gran cantidad de tiempo para hacerse, dista del producto lácteo original: «Es magnífico. Hace una muy buena base. Pero sin duda deja un regusto a nueces», comenta el cocinero. El helado vegano de Eclipse Foods pone solución a estos problemas.
Todo apunta a que, al igual que The Impossible Burger, el Eclipse Ice Cream se convertirá en todo un éxito de ventas, tan solo habrá que esperar a que el coronavirus desista en su afán por destruir nuestras ganas de socialización y lleguen las altas temperaturas veraniegas para que así sea.