Durante este primer cuarto del siglo XXI, la eterna lucha entre la tradición y la innovación se libra en el mundo de las divisas. El dinero fiduciario impreso o acuñado parece que tiene los días contados. Son muchos los futurólogos que auguran su extinción y prevén un cambio completo en nuestros monederos y carteras.
Si tienen razón, estos complementos de cuero y tela dejarán de estar abultados por el empacho de monedas de bajas denominaciones, siempre molestas en el bolsillo y a veces olvidadas en cualquier rincón del hogar para pasar a formar parte de la vitrina de algún museo etnológico.
¿Se quedarán extrañados nuestros biznietos al ver dinero en la exposición ‘El ciudadano de inicios de siglo’ de la misma manera en que nos asombramos nosotros ante lo primitivo de un cuchillo de descarnado procedente de una curtiembre medieval?
No olvidemos que muchos de nuestros jóvenes ya no reconocen ítems tan icónicos como el casete o el VHS. Considerando que las monedas y billetes serán sustituidos por las tarjetas de crédito; los sistemas de pago electrónico P2P y las criptodivisas, a un ritmo mayor del esperado; el panorama que hemos pintado tiene pocas pinceladas de ficción. Y justo, por esto los negocios, no han tardado en sumarse al cambio.
Nuevos métodos de pago en la restauración; adiós a los antiguos
El dinero físico tiene sus problemas. En un mundo en el que las transacciones digitales hacen gala de instantaneidad, transparencia, privacidad y seguridad. Sacar la billetera comienza a apreciarse como una brecha en la eficiencia que impera en nuestra vida cotidiana.
En un entorno altamente aséptico como es un restaurante, sometido a continuos ciclos de limpieza y minuciosas inspecciones en materia de salubridad e higiene, el dinero es también un foco de contaminación cruzada. De los adminículos que portamos a diario, posiblemente este sea el mayor vector de infecciones, pues pasa de mano a mano sin someterse a ningún proceso sanitario.
Estos dos aspectos, junto con la creciente popularidad de otros métodos de pago más simples y acordes con los tiempos, han provocado que muchos restaurantes se hayan replanteado la disyuntiva de si aceptar o no los nuevos métodos de pago en la restauración que están haciendo furor.
Aunque las operaciones monetarias virtuales no están exentas de su problemática inherente (a saber, las tarifas cobradas por los proveedores de servicios y las dificultades al realizar la contabilidad con los métodos que aún se encuentran en el umbral de la alegalidad), los pros superan con creces cualquier inconveniencia.
Los restaurantes que adoptan los sistemas de pago P2P más populares (PayPal, Payoneer, Skrill…) o las criptodivisas más deseadas (Bitcoin, Litecoin, Ethereum o hasta el memético Dogecoin) adquieren plenos derechos para fanfarronear de modernismo ante un público millenial, techie o simplemente in.
Ventajas para la gestión y contabilidad de los restaurantes
Aparte de las posibilidades promocionales, algunos restaurantes han observado una reducción de hasta dos horas en el tiempo diario dedicado a realizar los cobros, dar las vueltas y realizar la contabilidad. No olvidemos que estos nuevos métodos de pago en la restauración ya han sido galardonados por los usuarios más burlones con el título escarnecedor “sueño húmedo de las auditorías”, a razón de su trazabilidad y por las facilidades contables ofrecidas.
Este dato concreto procede de Leo Kremer, codirector ejecutivo de la franquicia Dos Toros, que en su entrevista para CNBC declaraba que la restauración “trata sobre la buena comida, el buen trato y un ambiente limpio, y esas cosas requieren tiempo y concentración mientras que el tiempo del jefe de local es devorado por los procedimientos de manejo del dinero en efectivo. Dejar de aceptar dinero físico simplemente nos ha permitido enfocarnos mucho más en hacer un buen trabajo“.
Por descabellado que parezca, la cadena Dos Toros no es la única que ha dejado de aceptar billetes y monedas. Con un tercio de los comensales prefiriendo pagar con tarjeta motu proprio, solo hace falta un pequeño empujón para que el uso de tarjetas de crédito en restaurantes logre alcanzar valores cercanos al 80%.
El resto se puede complementar con otros métodos de pago como los ya mencionados sistemas de pago P2P o criptodivisas, consiguiendo el cien por cien. Así, los 14 locales del Dos Toros no están solos en esta contienda.
Principales negocios que han dejado el dinero físico en la estacada
En 2017, los 64 establecimientos de Sweetgreen, especialistas en ensaladas rápidas, incorporaron con éxito la política de no aceptar dinero en metálico. Para ellos, una de las principales fuentes de motivación fue librarse de las cajas, lo que pretendía ser una disuasión contra los robos. Como efecto colateral experimentaron un alivio en las horas de máxima afluencia al agilizar las transacciones, algo que mejoró la opinión de los clientes y permitió dar servicio a más comensales. El único pero fue las tasas de alrededor del tres por ciento que se pierden al usar estos nuevos sistemas de pago en la restauración.
Shake Shack, un nombre importante entre las hamburgueserías neoyorquinas, ha abierto un quiosco en el que solo se aceptan pagos digitales. Se trata de una prueba piloto con vistas a reducir la fricción en el servicio. Aparte de la innovación en los sistemas de pago, también hacen un uso extensivo de la app Open Table, lo que trae degustadores de hamburguesas adicionales que pagan de forma enteramente digital.
Otro local de la ciudad, el restaurante francés La Sirène, va un paso más allá. Se han descartado varias tarjetas de crédito como Visa o Mastercard, y la única que queda, Wetern Union, puede tener los días contados ya que el restaurante muestra un fuerte compromiso con el empleo de las criptodivisas, aceptando más de una docena de monedas criptológicas diferentes. Quien así lo desee puede deleitarse con una tartaleta de queso de cabra frito con chalotas, trufas, uvas y velo de gruyère reserva, y pagar con poco más de 16 Ripples.
Los ejemplos son múltiples, claro indicador de lo que se viene. El Two Forks, el 2nd City, el Fish Cheeks, el Mulberry + Vine Tribeca… Incluso en la hispanosfera tenemos el 6999 regentado por Alejandro Escallón en Colombia o el CRU Little Wine Bistro de México. Y con el tiempo solo serán más y más y más…