Los cambios en la normativa y en la legislación de aplicación son uno de los mayores quebraderos de cabeza a los que nos tenemos que enfrentar los profesionales del sector de la restauración.
Sin duda alguna, el cambio más grande en los últimos años fue la prohibición de fumar en este tipo de establecimientos. La preocupación del sector durante el debate de la nueva ley y su aceptación fue enorme, pero finalmente los efectos reales fueron muy diferentes a los esperados.
La salud de las personas fue entonces el germen que dio lugar a la nueva normativa. Superado el problema, ahora es el turno del medioambiente.
A principios de este año se han presentado dos anteproyectos de ley que pretenden contribuir a cuidar más del medio natural.
La primera de estas leyes ya está en funcionamiento en otras comunidades autónomas, como por ejemplo en Madrid. Se trata de la obligación de entregar los restos de la comida a los comensales si estos los desean.
La nueva normativa no se hace efectiva de forma automática, sino que entrará en vigor en 2020 en caso de que pase el voto en el gobierno de la Xunta. Por lo tanto aún habrá que esperar unos meses para que esta posibilidad sea una obligación.
Esta iniciativa forma parte de un conjunto de acciones legislativas para combatir el uso de los plásticos y reducir los daños causados por los residuos generados en el entramado industrial de la región.
La “Lei de residuos e solos contaminados” contempla además otro cambio importante para el sector restauración gallego. Se trata de la prohibición sin paliativos de las vajillas y cuberterías de plástico desechable.
Mientras que la medida contra el desperdicio de comida requiere la solicitud del cliente (y cabe esperar que no muchos clientes hagan uso de ella), este otro apartado tiene una capacidad transformativa mucho mayor y sin duda provocará profundos cambios en el sector.
Galicia destaca por sus fiestas populares celebradas en torno a la comida, donde los asistentes pueden degustar platos tradicionales a precios muy bajos. Con la gran cantidad de pueblos dispersos por todo el territorio, la historia gastronómica de la región ha dado lugar a un acervo culinario extraordinario que ahora podría estar en entredicho.
¿Cómo se van a adaptar estas fiestas populares que se disfrutan al aire libre a las nuevas exigencias en materia de medioambiente? Hasta ahora se usaban de forma intensiva los productos desechables de plástico. Pero puede que en solo unos meses esto ya no sea una posibilidad contemplada dentro del marco legal vigente.
De igual manera, se verán afectados los restaurantes locales que dispongan de servicio de reparto domiciliario de comida. La propia topología de las poblaciones invita a que los servicios de reparto no estén concentrados en la región, por lo que al aprobar esta medida correctora se está solicitando a pequeños locales que adopten nuevos envasados de mayor importe.
Nadie duda de los beneficios de esta ley, no obstante, ello no quita que haya dudas acerca de en qué grado se va a ejecutar y si la administración estará dispuesta a mostrar su firmeza en hacer cumplir los supuestos de la ley.
En la actualidad proliferan en Galicia malas conductas relacionadas con el vertido de plásticos desechables. En una tierra con un potencial turístico increíble gracias a sus paisajes, esta riqueza está tristemente desaprovechada.
Por un lado no se pone cota al monocultivo de especies exóticas invasoras como el eucalipto que degradan el verdadero paisaje gallego, y por otro lado hay evidencias más que suficientes del comportamiento incívico de muchos usuarios del takeaway gallego: por doquier aparecen envases de poliestireno y bandejas híbridas con aluminio (parques, monumentos naturales, etc.), en ocasiones conformando verdaderos vertederos incontrolados de aparición subespontánea.
La inexistencia de este tipo de objetos en el mercado sería un primer paso para recuperar la belleza y salud del medio natural gallego. Pero las dificultades que este proyecto presenta son evidentes.
La “Lei de residuos e solos contaminados” fue presentada en febrero por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo del Partido Popular, y la consejera de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez.
El objetivo de esta medida, que aún se encuentra en fase de anteproyecto, es reducir la cantidad de alimentos desperdiciados en un 30% para 2025, y un 50% en 2030. Por su parte, la lucha contra los plásticos de un solo uso responde a la prohibición global que se está perfilando. La Unión Europea se posiciona como un referente mundial en estos dos frentes, y como parte de la misma, las nuevas iniciativas legisladoras que van apareciendo en España responden a los requerimientos emitidos desde el gobierno europeo.
Con esta acción tan temprana, Galicia quiere colocarse como referente dentro del ámbito español, adelantarse a las prohibiciones europeas que entran en funcionamiento en 2021 y dotar de una mayor sostenibilidad en la restauración al sector gallego.