Diego Coquillat - El Periódico de los Restaurantes

Los supermercados abrirán restaurantes y bares para mejorar la experiencia de compra de sus clientes

Gestionar un restaurante es todo un desafío. Los profesionales del sector deben hacer gala de una buena dosis de adaptabilidad ya que el entorno es muy volátil, e igualmente cambiantes son las demandas de los usuarios y las necesidades de la sociedad.

A estos factores puramente sociales se añaden además los de índole tecnológico. Inmersos en plena era de transformación digital de los restaurantes, la plantilla encuentra muy a menudo dificultades técnicas para sacar el máximo rendimiento a las últimas innovaciones.

Las horas dedicadas a formación se acumulan, y de igual manera se acumulan los gastos o inversiones que se derivan de dichas actividades. Además, el hecho de que el periodo de aprendizaje del personal sea cada vez más dilatado impide que haya un flujo adecuado de contrataciones y despidos. Ambas decisiones se retrasan al saber las consecuencias económicas que conllevan, y por ende el servicio empeora y la experiencia de usuario del cliente se degrada.

Llevar un establecimiento de alimentación como una tienda de ultramarinos, una frutería, una panadería o un supermercado tampoco es una tarea sencilla.

Surge así una nueva especie de híbrido que varía desde las tímidas barras de bar que se pueden encontrar en algunos Whole Foods, restaurantes de lujo integrados en las tiendas de alimentación gourmet o como anunciaba hace unos días los supermercados Día en España, bares dentro de cada centro de compra.
Código Espagueti

Sin embargo parece que algunos de los implicados en este otro sector de los servicios de alimentación no quieren poner cotas al alcance de sus operaciones. Puede ser una bendición o un craso error.

Cada vez son más los supermercados que ofrecen algún tipo de experiencia de restauración. Surge así una nueva especie de híbrido que varía desde las tímidas barras de bar que se pueden encontrar en algunos Whole Foods, restaurantes de lujo integrados en las tiendas de alimentación gourmet o como anunciaba hace unos días los supermercados Día en España, bares dentro de cada centro de compra.

En todo caso, los desafíos a los que se enfrentan restauradores y vendedores de alimentos no desaparecen al juntar ambos tipos de locales, sino que se suman y, en muchos casos, se multiplican también.

Así, la figura del supermercado con restaurante no es ninguna panacea que asegure el éxito empresarial. No obstante sí es una forma de aprovechar nuevas oportunidades a menudo desconocidas.

Restaurante dentro de los supermercados Whole Foods en Nueva York
Eater

El perfil del supermercado con restaurante exitoso suele tener un elemento en común, en algún punto en el pasado estos negocios han desarrollado la actividad de restauración con cierto nivel de beneficios.

Es el caso, por ejemplo, del Hy-Vee o del Buehler’s, que antes de dar el gran paso de convertirse en sendos restaurantes integrados en las tiendas pasaron por un periodo de restauración pura que los popularizó.

Para las tiendas sin historia previa en el mundo de la restauración, las cosas son muy diferentes. Algunas de las problemáticas con las que se encontrarán estos emprendedores atrevidos son:

  • Diseño ergonómico del recinto y eficiencia organizacional de las tareas.
  • Contratación de los profesionales y concesión de incentivos que los retengan.
  • Inversiones en equipamiento y formación del equipo humano.
  • Necesidad de observar regulaciones en materia de seguridad alimentaria adicionales.
  • Optimización de los esfuerzos en materia de mercadotecnia.

Pese a las dificultades, los supermercados pugnan por hacerse con una porción del sector de la restauración, un segmento de mercado que a priori no les corresponde, y del que generalmente desconocen gran parte.

Limitaciones a un lado, las mayores superficies podrían cambiar radicalmente durante el próximo lustro y la presencia de restaurantes dentro de la tienda de alimentación generalizarse al cabo de una década hasta tal punto que los más jóvenes tal vez no recuerden los modelos que dominan el escenario retail en este instante.

Es el caso, por ejemplo, del Hy-Vee o del Buehler's, que antes de dar el gran paso de convertirse en sendos restaurantes integrados en las tiendas pasaron por un periodo de restauración pura que los popularizó.
Buehler´s Fresh Foods Restaurants

La firma de consultoría especializada para restaurantes Technomic prevé que a corto plazo la implantación de pequeñas apuestas (como las barras de Whole Foods previamente mencionadas o las braserías que empiezan a aparecer en algunos supermercados españoles) irá en aumento, tanteando así las oportunidades existentes para las tiendas de alimentación con un riesgo relativamente bajo.

El ejemplo por antonomasia desde el punto de vista de Technomic es Panera Bread, la afamada marca de panaderías que ofrece además espacio para la socialización y para la degustación de los productos dentro del local está creando furor en tierras estadounidenses, y la inversión que han realizado para ello no es exagerada.

Y es que la realidad nos muestra que los gastos de adaptación no tienen por qué ser elefantíacos. Primarán las pequeñas adiciones que aporten valor como por ejemplo una conexión WiFi, un espacio reservado para las mesas o puntos de personalización digital de los platos.

IKEA en España consigue la Q de Calidad. Los establecimientos avalados por la “Q de Calidad” han pasado unas estrictas auditorías que aseguran que su prestación de servicio es garantía de calidad, seguridad y profesionalidad.
ikea

La única alternativa existente a los supermercados con restaurante incluido son las colaboraciones en términos de beneficio mutuo entre ambos tipos de negocios. Esta vía está menos explorada, pero ya hay grandes nombres que se atreven a probar. Es el caso de Starbucks que aparece distribuido por varios Safeways de EE. UU. El movimiento también coge tracción en entornos de mayor humildad, es el caso del Hy-Vee, que acaba de firmar un contrato con Wahlburgers.

La originalidad a la hora de explorar nuevas formas de aumentar las ventas será, como de costumbre, uno de los factores que decida qué restaurantes se quedan y cuáles cierran.

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