La situación en el Reino Unido no es muy diferente a la que se vive en España. La crisis del coronavirus ha traído consigo una serie de confinamientos y restricciones al normal funcionamiento de los negocios que, en resumidas cuentas, ha causado que numerosos sectores vean con malos ojos su porvenir.
El caso de la hostelería es especialmente flagrante. El turismo ha caído en picado. Meses atrás ver un avión sobrevolar nuestras ciudades era un hecho noticiable por su infrecuencia, y el flujo habitual de aeronaves todavía no ha regresado, ni se prevé que lo haga en un breve plazo de tiempo.
Por ello, los restaurantes que se encuentran en una situación difícil para salir adelante han tenido que recurrir a sus conciudadanos para sobrellevar la crisis del coronavirus. Han sido múltiples las formas en las que esto se ha intentado. Durante las primeras semanas tras la declaración del status de pandemia del SARS-CoV-2, los restaurantes se arremolinaron en las plataformas de crowdfunding para recaudar fondos con los que paliar el cierre total de sus cocinas.
Más tarde, cuando se estaba ejecutando la desescalada y la reapertura de los negocios de restauración acaecía de forma progresiva, los profesionales del sector se percataron de que la afluencia en sus comedores distaba mucho de la que se veía meses atrás. Para minimizar las pérdidas, muchos restaurantes han firmado convenios de cooperación con empresas de reparto comida a domicilio.
Compañías como Deliveroo, Just Eat o Uber Eats, reconocidas firmas que batallan por hacerse con la hegemonía en este nicho de mercado, han expandido de forma muy sustancial sus acuerdos de colaboración. La crisis del coronavirus ha establecido unas circunstancias idóneas para que los clientes fueran muy receptivos a recibir la comida en casa: el distanciamiento social ha de primar pero ello no tiene por qué significar que las personas no puedan disfrutar de los platos cocinados por sus restaurantes favoritos.
Aunque esta segunda medida ha sido de gran ayuda para muchos negocios, todavía es insuficiente. En Londres la supervivencia de los restaurantes está en juego y para evitar una debacle de gran calibre, el gobierno tuvo que actuar.
Con el objetivo de dinamizar el consumo en la ciudad, se puso en marcha hace algunas semanas una campaña gubernamental conocida como «Eat out to help out», algo así como «Come fuera para ayudar». De esta forma el gobierno local pone de manifiesto que los restaurantes son espacios seguros, consigue publicidad adicional para estos negocios que tan mal lo están pasando, y propone una oportunidad única para que los consumidores disfruten de una experiencia irrepetible por un importe muy reducido.
Y es que la campaña gubernamental a favor de los restaurantes incluye beneficios muy notables para los ciudadanos. A destacar, sin duda, los enormes descuentos entre semana que pueden reducir el importe de una comanda hasta la mitad del precio original para quien salga a comer a restaurantes selectos de lunes a miércoles.
Los restaurantes tradicionales no son los únicos que sacan rentabilidad a esta campaña gubernamental, cafeterías y bares al uso también se han sumado a esta iniciativa, de forma que los desayunos y las tardes de cerveza también son objeto de estos descuentos.
La intención de los responsables de esta promoción eran claras, incrementar las ventas. Algunos de los grandes dinamizadores del consumo, como son las competiciones regionales y estatales de fútbol no logran levantar cabeza después del parón recién superado. El turismo tampoco ha llegado a la ciudad de Londres, el volumen de visitantes ha sido mucho menor que cualquier otro verano. La realidad es que los restaurantes, pubs, cafeterías, bares y demás negocios del gremio han encontrado un gran estimulo en «Eat out to help out».
No sabemos si la campaña gubernamental ha sido suficiente para movilizar a la clientela, profesionales del sector como Meg Ellis de Honest Burgers se muestran positivos, pues podría bastar para marcar un punto de inflexión: establecer la idea de que los restaurantes son espacios seguros. Por el momento el miedo de los consumidores a los posibles contagios por SARS-CoV-2 es patente, la población es reticente a visitar cualquier establecimiento donde puedan darse aglomeraciones. Sin embargo, es cierto que la promoción que está teniendo lugar en Londres ha recuperado la confianza entre los potenciales clientes.
Los primeros efectos de «Eat out to help out» se han podido observar en agosto. La cadena de restaurantes Pho, especializada en comida oriental con énfasis en los platos procedentes y concretamente en la sopa de fideos homónima, ya ha observado un repunte en el número de reservas realizadas. Según la portavoz de la cadena en declaraciones para Evening Standard, «de lunes a miércoles serán días ocupados».
Este hecho pone de manifiesto que la medida diseñada por el gobierno ha funcionado muy bien, y ha salvado a algunos restaurantes y negocios similares que ahora mismo se encuentran entre la espada y la pared.
Los comensales utilizaron «Eat out to help out» más de 64 millones de veces en sus primeras tres semanas, según las últimas cifras del Tesoro, ofreciendo a los clientes de restaurantes, pubs y cafés un 50% de descuento en sus comidas, hasta un máximo de £ 10 por persona.
El canciller de Hacienda del Reino Unido. Rishi Sunak, dijo que el plan estaba respaldando casi dos millones de empleos. “Las cifras de hoy continúan mostrando que los británicos están respaldando la hospitalidad, con más de 64 millones de comidas con descuento hasta ahora, eso es equivalente a casi todas las personas en el país que salen a cenar para proteger sus empleos.”
Según el sitio web de reservas de restaurantes OpenTable, el número de clientes en los restaurantes del Reino Unido entre el lunes y el miércoles fue un 61% más alto que el año pasado.
No podemos terminar este artículo sin mencionar algunas criticas que ha recibido este plan de apoyo al sector, basado en que la afluencia a los restaurantes ha podido generar un riesgo en el aumento del contagio coronavirus en el Reino Unido, hechos que no están demostrados.
Mientras tanto en España las acciones dinamizadores vienen desde el propio sector privado. Un claro ejemplo es ElTenedor con descuentos de hasta el 50% en más de 1600 restaurantes asociados distribuidos por todo el país. Con medidas ambiciosas como estas será más probable que nuestros restaurantes de barrio de toda la vida sobrevivan a la crisis del coronavirus que seguimos sufriendo.