El gigante de las hamburguesas McDonald’s lleva varios ejercicios despuntando con buenos resultados. No ha sido fácil lograrlo. La epidemia de la obesidad que está azotando EE. UU. y otros países del primer mundo ha hecho que muchos se den cuenta de que es necesario cuidar la alimentación y dar preferencia a los alimentos saludables, en detrimento de la comida rápida. Los cambios en el consumo se hicieron notar en el volumen de negocio de McDonald’s y de otros restaurantes de comida rápida.
Para intentar sobreponerse, los directivos de la compañía decidieron abalanzarse sobre nichos de mercados con los que no se les asociaba normalmente. Así, al mismo tiempo que se diversificaban los horarios de apertura, cuando McDonald’s instauró su sistema de desayunos también estaba entrando en la pugna por atraer al trabajador mañanero, de forma que otros restaurantes que antes no habían sido rivales (pensemos en Dunkin’ Donuts o Starbucks, por ejemplo), pasaron a competir directamente con la hamburguesería.

El último frente con el que McDonald’s ha conseguido sostener su crecimiento continuado ha sido en el reparto domiciliario de comida. Para ello ha contado con la colaboración de UberEats. Esta cooperación es aún muy joven, pero ya ha dado sus frutos. Además de llegar a más lugares, McDonald’s también está poniendo en valor el público propio de la compañía de reparto para llegar a más gente.
Con todo esto, la marca de hamburguesas por fin ha salido del sopor en el que se encontraba en bolsa.
Desde la sede de Chicago se ha anunciado que McDonald’s realizaría la compra de la empresa emergente Dynamic Yield. Esta compañía perteneciente al sector tecnológico se dedica al desarrollo de sistemas de inteligencia artificial. Valorada en 300 millones de dólares y con sede en Israel, la adquisición de la compañía no tendrá ningún efecto en el valor en bolsa de las acciones de McDonald’s, pero sí nos deja entrever una perspectiva de la estrategia de mercado de la cadena de restaurantes de comida rápida, que apuesta por la transformación digital del sector de la restauración de forma contundente.
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Dynamic Yield será la responsable de actualizar los terminales punto de venta que usa McDonald’s en la actualidad. Gracias al software que diseñe la compañía serán capaces de utilizar nuevas utilidades, como por ejemplo predecir los pedidos que harán los usuarios o proponer artículos para añadir al pedido a aquellos consumidores que más susceptibles sean de pagar por ellos.
Si la tecnología desarrollada por la start-up israelí cumple con las expectativas del gigante de la restauración, el nuevo sistema integrado en los terminales punto de venta permitiría aumentar el volumen de negocio percibido en los establecimientos sin que varíe la afluencia al local. Del mismo modo, se pretende reducir la incidencia de las colas dentro de las paredes de los restaurantes, haciendo que los tiempos de espera sean más reducidos gracias al uso de la tecnología: el tiempo que usa un comensal para hacer su encargo desde uno de los puestos táctiles podría llegar a reducirse a la mitad.
Esta adquisición es la mayor que ha realizado McDonald’s en las últimas dos décadas. ¿Por qué no comprar solo una parte de la compañía? El motivo por el cual la directiva no se ha decantado por este modelo de compra responde a intereses competitivos. McDonald’s es actualmente el mayor negocio de restauración en suelo de EE. UU., y su posición líder en el mundo también está asegurada. Sin embargo tal como se ha visto en un reciente informe de Technomics, las posiciones que ocupan las marcas de restaurantes con mayor volumen de negocio bailan en el top 10: Burger King y Wendy’s han sido desplazados durante 2018, por ejemplo. Al comprar directamente la compañía de desarrollo de IA Dynamic Yield, McDonald’s se asegura de que ninguno de sus competidores tenga acceso a estas innovaciones tecnológicas.
Esta es la forma en la que la empresa pretende mantener su posición ventajosa, haciendo que rivales como Wendy’s, Starbucks o Yum! Brands se retrasen en su transformación digital.

Los analistas de bolsa que han seguido de cerca el caso opinan que no hay otros motivos detrás de esta compra. Aunque se trata de un monto dilatado, hay que tener en cuenta que esos 300 millones de dólares destinados a la compra de Dynamic Yield palidecen en comparación a los 5920 millones de dólares que la compañía del payaso Ronald obtuvo en forma de beneficios netos durante 2018.
Así, los inversores no prevén cambios significativos en el precio de las acciones de la compañía, que en el momento de la escritura de este artículo tienen un valor de 181.67 euros. Y tampoco se esperan crecimientos notables en años venideros, pues tras 42 años en bolsa, la empresa está en un periodo de madurez. Lo único que resta por ver es qué tal se apaña el gigante para dirigir la actividad de una compañía puramente tecnológica.