Cuidar del medioambiente es cada vez la prioridad de más gente. Mientras vemos cómo se destruye nuestro patrimonio natural, el valor de aquellos pequeños reductos que aún conservamos aumenta. De ahí que los movimientos ciudadanos que luchan por proteger lo poco que queda crezcan a la par.
Solo un poco rezagada respecto a esta tendencia, encontramos la respuesta de la industria, que busca sustituir unos materiales por otros menos contaminantes, que tengan una huella de carbono menor o que puedan ser reciclados. Aparte de los materiales, también es importante el origen de la energía empleada para accionar toda la maquinaria que se utiliza en cada sector.
En el mundo de la restauración todavía es poco habitual encontrar marcas que actúen sobre este frente más allá de revisar su certificación energética. Aunque muchos restaurantes concienciados con la conservación del medio natural e implicados en los movimientos sociales buscan formas de mejorar su imagen, a veces los esfuerzos parecen insuficientes.

Las grandes marcas de restauración organizada lo saben y por eso exploran la manera de resonar con una audiencia cada vez más comprometida con la naturaleza. Es el caso de McDonald’s, por ejemplo. La marca de los arcos dorados ha sufrido en sus carnes una y otra vez el embate de los activistas por los derechos animales, quienes se han colado en repetidas ocasiones en granjas proveedoras de carne para la hamburguesería de Ronald donde el trato a los animales distaba mucho de ser humano.
Ahora, la compañía está reforzando su imagen de marca comprometida medioambientalmente siendo pionera en el mercado de productos veganos dentro del nicho de la comida rápida, así como usando nuevas tecnologías para abastecer energéticamente sus nuevos locales.
Este último ejemplo lo podemos observar en el local recién reformado en el lago Buena Vista (Florida, EE. UU.), al oeste del parque de atracciones de Disney. Se trata de un establecimiento fuertemente enfocado al drive-thru que además cuenta con una terraza y salón interior. El edificio se ha remodelado expresamente para ser el estandarte verde de la compañía y además de contar con una gran explanada para aparcar, también dispone de unas paredes diáfanas rematadas en madera que dan la sensación de apertura y frescor que tanto se necesita en esta zona de clima subtropical. Además, los listones que forman una celosía recuerdan métodos arquitectónicos tradicionales, más conectados con el uso sostenible de los recursos naturales.

Sin embargo, lo que realmente despunta de este renovado local de McDonald’s en Florida es el uso de paneles solares para reducir la dependencia energética que se tiene de la red de abastecimiento conectada a centrales térmicas donde se queman combustibles fósiles muy contaminantes como el carbón o los fuelóleos residuales, así como a las diversas centrales nucleares que aún están activas en EE. UU.
Se quieren alcanzar de esta manera dos objetivos principales. Por un lado tener una mayor recepción entre las masas de ecologistas y por otro reducir los costes de operación al generar la totalidad de la energía necesaria para el funcionamiento del negocio de forma localizada e independiente.
Los paneles solares han evolucionado enormemente durante las últimas dos décadas, pero su desarrollo aún no se ha detenido. Mensualmente aparecen docenas de novedades en el campo, con enorme potencial de aplicación futuro. Y dado que los modelos disponibles al público actualmente en el mercado ya son rentables, la tecnología se demuestra muy prometedora a corto y medio plazo.

McDonald’s acaba de desvelar este proyecto piloto en Florida mediante el cual pretende obtener información valiosa para extender este modelo de restaurante a todo el país y, posteriormente, por el resto del mundo.
Por el momento solo está funcionando el drive-thru, aunque los responsables del proyecto están deseosos de ampliar sus servicios para dar respuesta a la demanda on-premise y los pedidos para llevar. Son muchos los clientes habituales de McDonald’s que ya se han interesado por este peculiar establecimiento.
Parte de este interés lo suscita el magnífico diseño de ingeniería realizado por el estudio arquitectónico de Ross Barney Architects en conjunción con el equipo técnico de CPH, reconocidas marcas del estado sureño. Entre las mayores innovaciones vistas en el local están los cristales fotovoltaicos que envuelven el edificio y que sin duda veremos no solo en restaurantes, sino también en futuros edificios de viviendas y oficinas.

Otros han preferido visitar el local para ofrecer a los más pequeños de la casa una experiencia interactiva que les ayude a aprender sobre nuestro medio y la relación entre las personas y la energía. El establecimiento cuenta con abundante material didáctico, e incluso una bicicleta capaz de generar suficiente electricidad como para cargar de batería móviles de los clientes.
Con apuestas como estas, McDonald’s se aproxima cada vez más a su meta en cuanto a emisiones de dióxido de carbono se refiere. La marca desea reducir su huella en más de un tercio respecto a los valores estimados en 2015. Para ello se ha dado un plazo de 10 años, en consonancia a los que vemos en gobiernos y empresas de todo el mundo, como por ejemplo la Agenda 2030 de España.
El avance aportado por el restaurante alimentado con energías renovables se une así a otros planes de la compañía, como el acuerdo de compra de energía a plantas solares de Texas que, de forma efectiva, reducen de forma sustancial la huella de carbono de la compañía.

Si McDonald’s continua por este camino no cabe duda de que alcanzará la meta que se ha propuesto. Además, está liderando el camino entre los restaurantes de comida rápida, por lo que es previsible que marcas como Domino’s, Subway, Starbucks y otros gigantes del sector tomen nota y sigan la estela marcada por la afamada cadena de hamburgueserías.