En los últimos años están triunfando restaurantes con camareros y camareras vestidos con un atuendo muy sugerente y donde además se ofrecen espectáculos en vivo.
Hay restaurantes en los que parece que las altas temperaturas duran todo el año; uno de ellos es Hooters, una franquicia estadounidense especializada en comida rápida. Se caracterizan por ofrecer un séquito de camareras despampanantes enfundadas en una camiseta de tirantes ajustada y unos shorts.
Muchas son las famosas que han trabajado en alguno de los casi 500 restaurantes que se reparten por todo el territorio estadounidense. Hooters ha sido en sus 25 años de vida una importante fuente de ingresos para cientos de miles de chicas que pagan, con este trabajo, sus estudios. Y es que todos sus empleados destacan el elevado sueldo que perciben, al que hay que sumar el importe de las propinas –que en diversas ocasiones supera con creces el salario percibido en la nómina–. Hooters no solo está presente en Estados Unidos, sino que tiene locales en otros 19 países como Canadá, Singapur, Ecuador, Colombia, Venezuela o Australia.
El Cafe Lu, en Santa Ana (California), también se ha convertido en un centro de referencia para aquellos que desean tomarse un delicioso café y disfrutar de las mejores vistas. Todas las miradas de los clientes van dirigidas a las camareras de la cafetería, puesto que su uniforme de trabajo es su ropa interior. Ataviadas con un escueto sujetador y una braguita, las chicas sacan su mejor sonrisa ante los lugareños que acuden para ver los principales eventos deportivos gracias a las múltiples televisiones repartidas por todo el local. Además, para tener el Cafe Lu siempre presente, puedes comprar un calendario con las mejores fotos del personal.
Tal es el éxito de esta nueva práctica -en la que cuanta menos ropa haya mejor- que a finales de mayo de este año nació su versión masculina en un barrio gay de Dallas. Se le dio el nombre de Tallywackers. Los camareros de este local llevan un uniforme integrado únicamente por un escueto calzoncillo. Con este novedoso proyecto se pretende satisfacer las necesidades de un público gay y femenino, que disfrutará también de espectáculos en vivo.
La expectación en los días previos a su inauguración iba creciendo por momentos, tanto en la calle como en las redes sociales. Sus “likes” de Facebook así lo reflejaban: más de 21.500 en mayo; ahora ya han superado los 48.000.
Al otro lado del charco hay una práctica similar. En Taijín, un municipio situado al norte de China y poblado por millones de personas, se encuentra un restaurante cuyos camareros son modelos extranjeros. Tristemente, esto solamente ocurre una vez al año. Cada 14 de marzo concretamente, cuando los chinos celebran su particular San Valentín (al que se conoce como día Blanco). Ese día, el centro comercial Aqua City contrata hombres occidentales que han de vestirse únicamente con un pantalón corto que hace las delicias de las vecinas tiajinesas. Además, son requeridos con frecuencia para fotografiarse con las lugareñas y, si estas lo desean, habrán de tomarles notas de sus pedidos. Es una idea que tiene su origen en Japón y que, además de China, ha sido implantada en más países vecinos. La receta de su éxito se encuentra en la escasez de eventos de similares características, pues este mismo año Auto Shanghai ha prohibido el pase de modelos a partir de este 2015.
La fiebre de los restaurantes dotados de staff semidesnudo (o desnudo a secas) también ha llegado a nuestro país. La crisis agudiza el ingenio de los pequeños y medianos empresarios que luchan porque sus negocios no vayan a pique. Fue así como se le ocurrió a María José Murciano ofrecer algo novedoso en España: menú de 8 euros con un postre muy especial llamado Sexy show. Esto es, una pelea de barro, un stripteasse o un baile erótico.
El bar-restaurante La Campana (Ribarroja, Valencia) estaba orientado al género masculino, que se mostraba encantado con los shows de las chicas. Tanto es así que lo que comenzó como algo anecdótico, de periodicidad semanal, hubo que ampliarlo a los martes, miércoles y viernes. Los almuerzos y las comidas de esos tres días comenzaron a repuntar el local valenciano, alcanzando sumas de dinero nunca vistas hasta entonces. Sin embargo, las presiones de sus detractores pusieron fin al sueño hecho realidad de muchos. Aquí os dejo el vídeo para que cada uno forme su propia opinión.
Hola Diego, buenos días.
Que hacemos si se presenta en uno de éstos restaurantes, una señora/señorita/señor/señorito exuberante, vestido de similares características?
Seguramente a la señora/señorita la dejamos pasar, pero al señor/señorito no. Claro que, al final, el cliente manda.
Hola Agapito, seguro que la decisión no sería fácil.