Además de tener en funcionamiento una estrategia clara y probada para hacer que el distanciamiento social dentro del local se cumpla, minimizar las superficies de contacto dentro del restaurantes se ha convertido en uno de los objetivos más importantes a la hora de salvaguardar la salud pública en el sector restauración.
Para reducir el número de puntos en los que puede tener lugar una contaminación superficial están surgiendo todo tipo de iniciativas sin contacto que cubren desde los kioscos de autopedido típicos de las cadenas de comida rápida, a las tradicionales cartas que se suelen entregar a los comensales en los restaurantes de toda la vida.
El momento en que se realiza el pedido es uno de los más críticos. La automatización de este proceso tiene repercusiones muy positivas para la experiencia de usuario del consumidor, que agradece no tener que esperar demasiado tiempo para solicitar la preparación de su comida y además respira tranquilo al saber que es menos probable que haya errores con la comanda, al mantener al mínimo el número de intermediarios entre la emisión y recepción de datos.
Pero los menores tiempos de atención y la reducción en la incidencia de errores también tiene un claro componente económico que el restaurante no puede desaprovechar.
Así pues, no es viable, una vez que se han instalado kioscos de autopedido o cualquier otra solución análoga en mesas o cajas, retornar a las cartas y menús cantados de siempre. Llegamos así a una complicada situación, impuesta por la crisis del coronavirus, pues el uso continuo de las pantallas táctiles es una brecha en la higiene del local.
Para eliminar este problema, una de las soluciones que se están explorando son los terminales con menús proyectados. Lejos de ser una ideación sacada de alguna película de ciencia ficción, se trata en realidad de una tecnología al alcance de muchos restaurantes que está basada en la proyección de imágenes.
Y junto con este tipo de soluciones, montones de jóvenes start-ups emergen en el mercado ofreciendo otra vía: la telemática. Es el caso, por ejemplo, de Paytronix, una compañía que ofrece un sistema gracias al cual se pueden consultar menús, realizar pedidos e incluso pagar con el móvil. Su solución se ha denominado Contactless Dining.
Pero no es la única que ha llegado al mercado. Basada en el escaneo de códigos QR, la aplicación Contactless Ordering de Allset tiene similares ventajas. Además, la comunicación entre el personal del restaurante y el cliente se realiza a través de la app móvil, por lo que el distanciamiento social se garantiza en todo momento. Se añade incluso un beneficio para los restaurantes, que tan duros momentos están pasando ahora. Se trata de la ausencia de comisiones para determinados tipos de pedidos.
A Paytronix y Allset hay que añadir otros jugadores que han visto en las nuevas necesidades del mercado un nicho inexplorado del que poder sacar beneficios al mismo tiempo que ayudan al sector de los restaurantes, cuya importancia a nivel nacional y global es crítica en términos económicos. Una de las últimas start-ups en llegar a este selecto club es Zupple, que con su aplicación Menu Anywhere On-Premise Contactless Ordering, ofrece un control total de la experiencia contactless en el restaurante al usuario.
Otras soluciones similares están en desarrollo. Recientemente Bbot ha recibido tres millones de dólares en financiación para crear otro producto de similares características. Y es que aunque las apps móviles de Paytronix, Allset, Zupple y Bbot sean básicamente iguales en su trasfondo, aún queda mucho espacio para la mejora. Todavía no está claro cuál de estos programas será el preferido de los clientes de los restaurantes.
Siempre cabe la posibilidad que invadir nuestro terminal móvil con bloatware no sea una opción. Muchos usuarios de teléfonos no disponen de los últimos modelos y esto puede limitar el número de personas que se pueden beneficiar de la experiencia de restauración sin contacto. En otras ocasiones las incompatibilidades pueden partir de los sistemas operativos o de las exigencias de Google Play o la Apple Store. Aunque menos habitual, también hay personas que dudan de la privacidad y seguridad de estas modestas apps móviles, por lo que son reticentes a instalar el software.
Es por ello que se están explorando otras vías como la holografía.
De la mano de Holo Industries, una empresa con sede en California (EE. UU.) y más de cuatro décadas de historia como desarrollador, fabricante y proveedor de sistemas electrónicos con alto potencial disruptivo (microchips, mecatrónica, procesadores informáticos, programas, tarjetas y tejidos inteligentes, sistemas de conducción autónoma y otros), llega ahora un kiosco de autopedido holográfico que promete revolucionar la forma en la que interactuamos con estos aparatos, limitando más aún las superficies de contacto en el local al mismo tiempo que se garantiza un servicio impecable y se reduce el tiempo que el personal del establecimiento dedica a mantener higienizado el restaurante.
En Holo Industries han logrado crear una interfaz de comunicación entre el sistema electrónico del kiosco y el cliente totalmente etérea. Empleando una placa holográfica ASKA3D de Asukanet, firmware desarrollado expresamente para la aplicación que nos atañe y sensores ópticos, se ha conseguido proyectar el menú interactivo en el aire, eliminando por completo las superficies de contacto.
Se trata de una de las pocas aplicaciones de holografía empleadas en restauración en la actualidad, y sin duda es una solución ingeniosa a un grave problema que golpea al mundo de los restaurantes en este preciso momento.
Junto con los kioscos de autopedido con proyectores, esta metodología promete hacer de nuestros salones lugares más confiables que devuelvan la seguridad al consumidor medio. Solo ofreciendo un espacio realmente seguro podrá el sector superar las dificultades que esta pandemia ha provocado de forma inesperada.
Aunque la holografía, la proyección de menús interactivos o las aplicaciones móviles para pedidos y pagos contactless no pueden solucionar la situación per se, se espera que una combinación de todas estas innovadoras tecnologías pueda paliar por completo la desconfianza del consumidor a la hora de hacer su comanda personalmente en caja o a través de un kioscos de autopedido.