Trabajar en el reparto de comida a domicilio es duro. Los riders y conductores tienen mil y una anécdotas que contar. Muchas versan sobre sus experiencias negativas a la hora de desempeñar las tareas paras las que fueron contratados. No obstante, por ahora, no hemos oído que a ninguno le hayan dado una somanta de palos o les meen encima los perros como pan de cada día. Esas vivencias quedan para los robots de reparto, por suerte.
Robots de reparto, la revolución del delivery en el corto recorrido
Los robots de reparto son una forma de automatizar el reparto de comida a domicilio. Actualmente, estos sistemas están en funcionamiento en varios campus universitarios de EE. UU. y Reino Unido. Por el momento, solo se estudia si son viables a largo plazo, hay desafíos que solventar.
Es posible que lo sean, al menos en el último tramo de las entregas. Así, una de las ideas que suscitan mayor interés en tiempos recientes son los repartos robóticos híbridos. En estos, un vehículo autónomo transita por la carreteras mientras porta una flota de robots de reparto. Al llegar a cierto punto, el robot de reparto baja del vehículo que lo porta y recorre el último tramo hasta el punto de entrega.
Estos pequeños recorridos se adecúan mejor a las prestaciones de estos autómatas, pues con sus seis ruedas, chasis voluminosos y poca maniobrabilidad, ha quedado evidenciado que no están en condiciones de realizar todo el trayecto por cuenta propia.
Robots de reparto y obstáculos en el camino
En la Universidad de California en Los Ángeles, los robots de reparto de Starship Technologies se enfrentaron a una situación que nunca antes habían encontrado: un scooter eléctrico bloqueaba el camino. Los autómatas que discurrían en fila hasta el momento se detuvieron ante el vehículo descartado, que se hallaba allí a la espera del camión de la basura.
Los viandantes que frecuentaban la zona se quedaron, primero, ensimismados; luego, el deber cívico les abocó a actuar, pero esto solo empeoró la situación. Quienes se acercaban para intentar redirigir a las cestas rodantes eran detectados como transeúntes contra los que los autómatas no debían colisionar. A efectos prácticos, los robots de Starship Technologies estaban 100 % atascados.
Al mismo tiempo que algunos estudiantes intentaban auxiliarlos, otros comenzaban a perder los estribos y dar rienda suelta a sus comportamientos más oscuros: propusieron robar el contenido. Al fin y al cabo, no era tan descabellado, a ese ritmo la comida no llegaría en buen estado al punto de entrega.
Los atascos sin posibilidad de escape son solo uno de los problemas a los que se enfrentan estos aparatos.
Robos, vandalismo y desgaste por uso habitual
Los robots de Starship Technologies «bufan» cuando alguien intenta acceder a su contenido antes de tiempo. Los estridentes chirridos que emiten son una necesidad de diseño, pues mientras discurren por las aceras sin supervisión, los robots son susceptibles a ser atracados. Ya ha pasado. En 2019, un residente de Berkeley secuestró un robot de Kiwibot porque estaba harto de verle calle arriba calle abajo. Es más difícil de acceder al contenido, pues el compartimento está bien cerrado, pero nada que un pie de cabra no pueda solucionar.
Los robots de reparto han sido el objetivo de peatones cabreados, que los han golpeado con un puntapié. Los perros no distinguen entre la rueda de un coche, la esquina de un edificio y un robot de reparto, poniendo en riesgo la salubridad de la comida transportada. En internet proliferan los vídeos haciéndoles maldades… Ser un robot de reparto es muy duro.
Accidentes y situaciones inesperadas
Starship Technologies, Kiwibot y otros desarrolladores son incapaces de contemplar todas las situaciones que se pueden dar en el día a día de una de estas máquinas. Los robots de reparto se han chocado contra tomas de agua urbana, se han caído por escaleras y han sido golpeados por puertas de establecimientos al abrirse estas.
Incluso han invadido la escena de un crimen: un autómata de Uber Eats —creado por Serve Robotics— irrumpió en una investigación policial que buscaba pruebas en Hollywood High School tras un tiroteo escolar; no era la primera vez que la policía de Los Ángeles tenía un encuentro indeseado con los robots de reparto.
El reciente accidente en el que un Tesla Model Y autónomo aceleró a máxima potencia tras malinterpretar las circunstancias de circulación, matando a dos pasajeros en China, pone de manifiesto lo difícil que es encontrar una solución de navegación que cubra todas las posibilidades.
Quizás los robots de reparto no puedan ser verdaderamente autónomos nunca. Lo cual, por desgracia, significará que seguirán siendo objeto de burla y vandalismo.
Claves del artículo
- Los robots de reparto automatizarán el reparto de comida a domicilio en pequeños recorridos
- Los sistemas de Starship Technologies, Serve Robotics y Kiwibot están en uso en varios campus universitarios y polígonos tecnológicos de EE. UU. y Reino Unido
- Los autómatas aún son muy susceptibles a atascarse con obstáculos insalvables
- Los robots de reparto han sido atacados, atracados, secuestrados y vandalizados
- Programar su funcionamiento ante obstáculos imprevisibles y situación únicas es una tarea titánica