Proliferan en nuestras ciudades y es una estampa cada vez más habitual; bares y restaurantes son traspasados a nuevos titulares de procedencia china. De hecho en este último año, éstos han supuesto más del 37%. Desde el inicio de nuestra última crisis este fenómeno se ha acentuado y los argumentos entre la legalidad y la ilegalidad, la transparencia o no de dichos modelos de negocios, son dispares. Sin duda, no es mi interés entrar con este artículo en este tipo de disputa. Mi voluntad es otra.
La realidad socio-económica de nuestro país ha impulsado una nueva forma de gestionar el mundo de la empresa, en la que el trabajo en grupo se hace más que indispensable y esta comunidad, sin duda lo sabe hacer y desde luego muy bien.
Trabajar en equipo no implica sólo reunir una serie de individuos con un perfil determinado, sino que supone tener en cuenta una gran amalgama de aspectos que otorgan gran complejidad a este asunto. Tanta importancia tendrá el tipo de tarea como las competencias personales de cada miembro y el tipo de relaciones interpersonales que se establezcan entre ellos.
La mentalidad de los hosteleros chinos en España
Jamás se había hablado tanto de la innovación o de la tradición de la tapa y en general de la cocina española, hasta la irrupción del llamado por algunos “peligro asiático”. Es más, Internet está inundado de catas a ciegas de determinadas tapas tradicionales españolas que están “clavadas” por restaurantes chinos. Realmente este tipo de economía se ha basado en la máxima de ver, allí donde el resto de mercados veían crisis, los asiáticos divisaban oportunidades.
Una consideración popular es que este tipo de empresarios sólo imitan (vulgarmente dicho copian), cuando realmente son altamente innovadores. La nueva sociedad capitalista china impone realmente la fuerte competencia como principio.
Hay un libro que todo gestor de un negocio debería de leer, titulado “El arte de la guerra “ de Sun Tzu. Entre sus grandes citas hay una que destacaría y que hace referencia a la necesidad de innovación y aprovechamiento de la oportunidad: “Una victoria rápida es el principal objetivo de la guerra. Si la victoria tarda en llegar, las armas pierden el filo y la moral decae”.
¿Somos innovadores o nos adaptamos al cambio?
Estoy seguro que, usted lector, en cualquiera de sus espacios vitales: familia, trabajo, negocios,….ha sufrido cambios y éstos han generado algún tipo de impacto en su medio de vida. ¿Sabe entonces que la supervivencia en el devenir cotidiano y por supuesto en la economía que nos ha tocado en suerte depende de su talento para reconocer los signos del cambio y de su adaptación para anticiparse a los cambios? Hablamos de tiempos de innovación, pero… ¿somos innovadores o simples adaptadores de cambio?
En base a la tipología de estos bares y restaurantes junto con el análisis del comportamiento innovador a nivel micro-económico, es interesante señalar que estas pequeñas empresas, porque así hay que considerarlas, mantienen en general estrategias defensivas o reactivas ante la innovación, es decir, los nuevos procesos que ellos incorporan a los productos no se utilizan como baza competitiva, sino que estos nuevos gestores tratan de captar su mercado, normalmente maduro, diferenciándose sólo en el precio.
Hoy, en la gran “guerra” entre los agentes económicos de un mercado maduro como es el de la restauración se busca alcanzar los mejores resultados y satisfacer las necesidades de un cliente: “derrotar al enemigo y alcanzar la victoria”, como diría Sun Tzu.
“El arte de la guerra” aplicado a la estrategia de tu restaurante
Ahora podemos ver que el arte de la guerra no solo se aplica en el campo de batalla, sino que lo estamos utilizando en el día a día en muchos aspectos de la vida. En el ámbito de la hostelería se trata de una lucha constante contra los negocios locales o globales que están en competencia con el nuestro.
Sun Tzu nos dice en su libro que debemos tener en cuenta diferentes factores para alcanzar la victoria: para empezar, las virtudes y talentos que nos permitan poder dominar a nuestro ejército, inculcar el amor entre nuestros hombres. Del mismo modo también es importante conocer las debilidades y las virtudes del enemigo.
Con esto no quiere dar a entender únicamente algo que parece tan sencillo: “si quieres respeto, brinda respeto”; sino que también nos da bases y fundamentos que aunque podamos pensar que carecen de toda lógica, realmente funcionan en la batalla y podemos encontrarles una muy buena utilidad a la hora de tomar decisiones en la gestión de un restaurante.
Siempre debemos estar pendientes de todos nuestros pasos y de cada movimiento del enemigo, ya que de ello dependerá que crezcamos como personas junto con nuestro ejército (nuestro equipo) y alcancemos la victoria.