Una apuesta es una apuesta y Denny Mary Post, CEO de la cadena de hamburguesas Red Robin, lo sabía. Por ese motivo, y como además de una profesional es una mujer de palabra, ahora tiene una hamburguesa tatuada en el hombro, para regocijo de toda su plantilla. Y es que esta directiva de la cadena Red Robin apostó con los empleados de su organización que si eran capaces de mejorar las puntuaciones que medían la satisfacción de sus clientes en un determinado periodo de tiempo, ella se tatuaría.
Durante el pasado año han ido recibiendo las opiniones de los comensales a través de dispositivos presentes en las mesas. En ellos debían votar en una escala del 0 al 10 si recomendarían el restaurante a un amigo. En el pasado año obtuvieron un aumento del 30% en cuanto al número de opiniones, lo que no dejaba de ser un buen indicativo.
Un restaurante pendiente de las opiniones de sus clientes
Y es que esa satisfacción de los clientes ha sido más que tangible, ya que ha quedado demostrada en las cuentas de la cadena de restauración. Para sorpresa de Post, los ingresos totales de Red Robin aumentaron un 1,8% en el cuarto trimestre de 2016, al mismo tiempo que la media de ingresos de otros restaurantes similares caía en un 4,3%. En ese año los ingresos crecieron un 3,1% frente a la caída del 3,3% del sector.
Post se confiesa orgullosa y sorprendida al mismo tiempo, ya que no se esperaba una subida tan fuerte. “Propuse una meta que me parecía un verdadero reto. No me parecía que estuviera vendiendo mi brazo”, confesaba la directiva.
Y precisamente en esa extremidad es donde ahora la CEO de la compañía puede mostrarnos su nuevo tatuaje. Tras acotar la elección a 3 opciones, Post dejó que sus empleados votaran con aplausos el diseño final. El ganador fue una Billy Burger sosteniendo un corazón donde estaba Red Robin escrito.
Votos para escoger el diseño del tatuaje
La directiva confiesa que el proceso fue menos doloroso de lo que pensaba, aunque ahora ha puesto el listón muy alto en cuestión de motivación extra para sus empleados. Una vez hecho, Post contemplaba el dibujo grabado con tinta sobre su piel pensando en tener que asistir a una entrevista en el futuro, aunque en su fuero interno, la CEO tiene la idea de jubilarse en Red Robin. Esta compañía, que le ha ascendido 3 veces desde su ingreso en 2011, es su pasión y más ahora con el crecimiento de los restaurantes fast casual.
Según Post, la decisión de asistir a Red Robin por parte de los clientes en un 50% de las ocasiones es fruto de la improvisación, pero con tendencias como el delivery o entrega a domicilio, así como la ya mencionada potencialidad de los restaurantes fast casual, la directiva ve una enorme posibilidad de crecimiento en su compañía.
Estaremos pendientes para ver qué otras ingeniosas recompensas se le ocurren para motivar a sus equipos porque seguro que no tienen desperdicio.