La empatía humana ha tenido una larga evolución a lo largo de la historia y la prehistoria. De matar a los derrotados en guerra se pasó a hacerlos esclavos, a los esclavos luego se les concedieron derechos, hoy en día intentamos minimizar las desventajas entre individuos e incluso proyectamos nuestra empatía hacia aquellos que no son de nuestra misma especie.
El vegetarianismo, el veganismo o incluso el frugivorismo son respuestas a esta creciente empatía del ser humano. Pero todas estas filosofías dietéticas vienen acompañadas de importantes desafíos nutricionales. Comer carne nos aporta proteínas esenciales sin hacer malabarismos con los menús ni recurrir a suplementos sintéticos.
En cualquier caso, la empatía no es la única razón que fundamenta los movimientos en contra del consumo de carne. De forma resumida, los siguientes puntos ejemplifican los diferentes beneficios que evitar su consumo comporta:
- Salvaguardar el bienestar de los animales. Las explotaciones ganaderas intensivas hacinan los animales, los mantienen en condiciones poco higiénicas, sin oportunidad de vivir dignamente y a menudo siendo sometidos a procedimientos insalubres o dañinos.
- Cuidado de la salud humana. Recientemente la Organización Mundial de la Salud ha dado a conocer el potencial carcinogénico de los alimentos cárnicos procesados. El consumo de este tipo de alimentos se ha disparado durante los últimos años en detrimento de la carne fresca. La ingestión de comidas que los usan como ingredientes también está relacionada con una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares. La realidad es que son escasas las sociedades humanas se han adaptado correctamente a las dietas altamente proteínicas.
- Reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y minimización de la presión ganadera sobre el suelo y el medioambiente. Esta es una de las justificaciones que más sale a colación entre los menores de treinta años. Existe un acervo bibliográfico nada desdeñable que apunta a la ganadería (especialmente la bovina) como una de las actividades que más contribuyen al cambio climático.
- Control de la economía familiar. Las proteínas de origen cárnico se encuentran entre los alimentos de mayor precio que una familia usual consume. Además, la tendencia al encarecimiento de este producto promueve que en muchos hogares su consumo se reduzca paulatinamente.
¿Sería vegetariana un 21.8% de la población si existiese una alternativa que no entrase en conflicto con todo lo anterior?
Parece poco probable.
Pues justamente en esa encrucijada nos encontramos. Gracias a los últimos avances en cultivo de células musculares animales in vitro dentro de poco podríamos estar hablando de auténticas granjas de carne de laboratorio, indistinguible en textura, sabor y olor a la carne de toda la vida, pero ética, barata y respetuosa con el medio ambiente.
Según avanzan los aspectos técnicos que harán de esta quimera una realidad, también surgen nuevos estudios de mercado que sientan las bases para lo que será su futura comercialización.
Y recientemente hemos asistido a la publicación de uno de estos informes. Uno que ilustra el interés del consumidor estadounidense por este producto.
Un nuevo estudio de mercado muestra que la acogida del consumidor será mayor a la esperada previamente
Hasta ahora las pocas conclusiones que se habían extraído de las encuestas relacionadas con la carne de laboratorio habían dejado un regusto agridulce en la boca de aquellos profesionales visionarios implicados en su desarrollo.
El nuevo estudio, dirigido por Faunalytics, una ONG por los derechos animales, ha realizado un sondeo en el que participaron 1185 ciudadanos estadounidenses adultos a principio de año.
El cuestionario comenzaba haciendo saber al interlocutor qué es la carne de laboratorio, cuáles son sus ventajas y cuáles sus desventajas respecto a la forma tradicional de obtener carne.
A continuación, los participantes tenían acceso a uno de los cuatro extractos de texto que ahondaban sobre el tema. Cada uno de estos escritos tenía un mensaje de fondo diferente: uno vinculaba el cultivo celular con otros procesos similares como la fermentación de lácteos y bebidas alcohólicas, otro incidía en la perversión subyacente al modo en el que se logran los productos cárnicos en la actualidad, un tercer texto desvinculaba la artificialidad o naturalidad de los productos con su aptitud para el consumo humano, el último texto era una visión de conjunto de los pros y contras de la carne de laboratorio (texto de control).
Los resultados extraídos de la encuesta resultan esperanzadores. Si bien no es impensable que se puedan haber introducido sesgos dada la metodología empleada. En cualquier caso, este estudio de mercado se trata de uno de los más actuales y amplios, por lo que las conclusiones obtenidas son informativas. Estas son algunas de las más llamativas:
- El 66% de los ciudadanos de EE. UU. estarían dispuestos a probar la carne de laboratorio.
- El 53% de los encuestados no tendría inconveniente en basar completamente su consumo de carne en carne de laboratorio.
- El 46% de los participantes comprarían carne de laboratorio de forma regular.
- Un 40% estarían dispuestos además a pagar extra por los beneficios éticos y sobre la salud propia y del planeta inherentes al producto. Entre aquellos que leyeron el texto de control el porcentaje bajaba dos puntos, mientras que los que fueron informados sobre las penurias que pasan los animales de granja mostraron una disposición mayor (47%).
- Desde un punto de vista mercadotécnico no conviene obsesionarse con la naturaleza artificial de la carne de laboratorio; es mejor asociar el nuevo producto a un mensaje positivo.
- Se hace patente la necesidad de mayores esfuerzos por divulgar la existencia de la industria. Solo un cuarto de los encuestados conocía la carne de laboratorio con anterioridad.
- Los sustitutos cárnicos hechos con productos derivados de plantas se verían eclipsados por la carne de laboratorio.
- Los aspectos positivos que entraña la carne de laboratorio son convincentes. Como mínimo un 85.2% de los ciudadanos confiaban en las bondades del producto.
La carne de laboratorio tiene potencial para convertirse en una de las tendencias en restauración más sonadas de la próxima década. Primero como experiencia única abierta a todo el mundo, y luego como solución para vegetarianos por motivos éticos, nostálgicos de un buen chuletón.