Recuerdo que en mi último viaje a Nueva York decidí realizar lo que bauticé con el nombre de “un día sin dinero en efectivo”, simplemente se trataba de pagar todos mis gastos durante un día con tarjeta de crédito o a través de apps, independientemente del montante que supusiera. Tengo que confesar que no tuve ninguna dificultad en pagar los diferentes servicios de transporte, restaurantes, cafeterías y algunos otros sin dinero en efectivo.
Pero parece que la guerra contra las monedas y los billetes en la industria de los restaurantes ha comenzado de una forma más organizada y hace unas semanas Visa, una de las principales tarjetas de crédito que opera a nivel mundial, publicaba un comunicado de prensa donde anunciaba el lanzamiento de una importante ayuda económica para alentar a los restaurantes a trabajar sin dinero en efectivo.
El programa en concreto se llama “The Visa Cashless Challenge” y va dirigido principalmente a restaurantes, cafeterías y propietarios de foodtracks que quieran comprometerse a retirar el dinero en efectivo, tanto de las transacciones que realice con sus clientes como con sus empleados, para pagar exclusivamente con tarjeta de crédito o pagos digitales.
Un plan para fomentar los pagos digitales y acabar con el dinero en efectivo
Visa ha creado un fondo de 500.000$ para elegir 50 propietarios de negocios de hostelería que quieran unirse a este reto y ayudarles con 10.000$ a cada uno para que los puedan invertir en mejoras tecnológicas que permitan aceptar pagos digitales, implementar relojes inteligentes o aquellos dispositivos tecnológicos que el restaurante considere para conseguir que sea más competitivo en este proceso de transformación digital y empresarial.
Según las declaraciones de Jack Forestell, responsable de las soluciones comerciales globales de Visa, “hay una enorme oportunidad de educar al sector sobre la eficiencia de trabajar sin dinero en efectivo en el 2020 con más de 5.000 millones de personas conectadas a través de dispositivos móviles”
Visa recientemente ha llevado a cabo un estudio, que aún no ha visto la luz, en el que parece ser que demuestra que si las empresas en 100 ciudades pasaran de trabajar con dinero en efectivo a dinero de digital, estas incrementarían sus beneficios netos en 312 billones de dólares por año. Según este estudio, solo en Nueva York las empresas podrían generar más de 6,8 billones de ingresos y ahorrar más de 186 millones de horas de trabajo haciendo un mayor uso de los pagos digitales.
Algunos restaurantes de esta ciudad ya están incluyendo este tipo de experiencias a sus clientes permitiéndoles pagar con dinero solo digital durante los fines de semana.
Parece imparable la tendencia de avanzar hacia una sociedad sin dinero en efectivo, donde países como Suecia están tomando importantes iniciativas en este aspecto y muchos comercios, restaurantes y bancos ya no trabajan con efectivo en beneficio de los pagos con tarjetas de crédito o a través de las diferentes apps.
A las puertas de la desaparición del dinero físico en los restaurantes de occidente
Es indudable que el auge del comercio electrónico está creando una cultura del pago digital, donde en países como España cada vez es más habitual pagar de esta forma en plataformas como Amazon, Zalando, El Corte Inglés o comercios electrónicos del Grupo Inditex y de comida a domicilio.
Para las empresas financieras supone una enorme oportunidad de multiplicar sus transacciones si consiguen comer terreno al pago en efectivo en los negocios tradicionales.
Para los consumidores y los restaurantes supone una forma de pago mucho más cómoda, que ahorra tiempo y costes administrativos, y que sin duda parece más segura.
En definitiva, los innumerables beneficios que suponen para las grandes financieras, las posibilidades que ofrece para el desarrollo del comercio electrónico, la trazabilidad en el control monetario que permite para los asuntos fiscales y la comodidad y facilidad de uso para los usuarios parecen argumentos más que suficientes como para que en un periodo corto de tiempo asistamos a la casi desaparición del dinero físico en la mayoría de los restaurantes de los países occidentales.