Diversas ciudades en todo el mundo ya han tomado en cuenta las recomendaciones hechas por la Organización Mundial de la Salud en las que advierte sobre la falta de información acerca de los e-cigs o cigarrillos electrónicos y del peligro que esto puede suponer.
Desde que comenzara su andadura, allá por el 2003, el cigarrillo electrónico ha tenido una vida tranquila y sin sobresaltos. Hasta ahora. En nuestros días existe una discusión constante sobre el uso y disfrute de este dispositivo puesto que, aunque emite vapor de agua -de ahí que se conozca a la acción de fumar como vapeo-, son muchos los expertos que avisan del riesgo que entraña su inhalación para el fumador pasivo.
Otros, por el contrario, aseguran que se trata de una práctica carente de efectos nocivos para la salud de los que nos rodean y con unos niveles tóxicos muy bajos para los consumidores habituales.
Controversias con el uso del cigarrillo electrónico
Puesto que se trata de una tecnología relativamente nueva, es imposible conocer los efectos que tiene a largo plazo y queda a juicio de cada uno el hacer caso a los que lo critican o, por el contrario, creer a los que lo defienden.
Lo cierto es que existen argumentos que avalan ambas posturas. En el primer bando se sitúan aquellos que, con los informes en la mano, ponen de manifiesto que los cigarrillos electrónicos con nicotina incrementan la frecuencia cardíaca y los niveles de cotinina en la sangre; además, muestran cómo estos provocan alteraciones en la función pulmonar y recuerdan a los escépticos los miles de casos de neumonía lipoidea que sufren los vapeadores.
El segundo grupo está constituido por aquellos que ven una campaña en contra del cigarro electrónico, pues entra en competencia directa con el tabaco convencional y este supone una fuente de ingresos muy importante para el Gobierno. Científicamente aseguran que la nicotina inhalada con un e-cig es la mitad que con un cigarro convencional y también que el primero produce menos sustancias carcinogenéticas que el segundo.
Cada país aplica su propia normativa
Si los ciudadanos no se ponen de acuerdo sobre el perjuicio que conlleva el uso del cigarro electrónico, lo mismo sucede a nivel de Estados. De este a oeste y de norte a sur del planeta existe una regulación desigual: mientras unos establecen el vapeo libre, otros ponen restricciones al uso de este dispositivo e incluso hay países que lo prohíben tajantemente.
En Letonia, Eslovenia, Chipre, Bulgaria e Irlanda no hay ninguna restricción para su venta, adquisición ni, por supuesto, uso. Para Austria, Portugal y Alemania se trata de un producto terapéutico.
Francia, Reino Unido y España por el momento han adoptado una postura conservadora en la que prohíben el cigarro electrónico en transportes públicos así como parques infantiles, entre otros, y sin embargo lo permiten en bares, restaurantes, pubs y discotecas.
El próximo paso se prevé que sea la equiparación con el tabaco, algo que ya ha hecho Malta. Pero hay países que llevan a cabo un control más severo como Argentina, Uruguay, México, Lituania, Australia, Brasil, Panamá, Singapur y Hong Kong, donde su comercialización, posesión o publicidad son penados con cuantiosas multas.
El vapeo y los cigarros electrónicos en los bares y restaurantes
A pesar de que la ley es muy clara, existe un gran desconocimiento sobre la utilización del cigarrillo electrónico en determinados espacios.
Como consecuencia, la Federación Española de Hostelería se ha puesto manos a la obra y ha lanzado una campaña de información dirigida no solo a profesionales del sector sino también a los ciudadanos de a pie con el fin de despejar las dudas que este dispositivo pueda generar, principalmente en sitios cerrados como son los locales HORECA -es decir: HOteles, REstaurantes y CAfeterías-. Si bien, como ya se ha dicho anteriormente, en nuestro país es el hostelero quien tiene la última palabra y decide si en su local se puede o no vapear.
A favor del cigarrillo electrónico en los restaurantes
En Alicante las movilizaciones se han sucedido, siendo la útlima el Vape Day o fiesta nacional del vapeo. Celebrada el pasado año que contó con el apoyo de la Unión de Promotores y Empresarios de Vapeo -UPEV- y fue la sucesora del Vapefest sevillano. En Gijón tuvo lugar otra de las fiestas más aclamadas por los consumidores de cigarrillos electrónicos: la I Fiesta del vapeo.
El Café Teatro Patio de la Favorita fue el lugar escogido por una conocida marca de e-cigs donde, además de escuchar música, se vapeó libremente. Cipri Quintas, propietario de varios locales de ocio como discotecas y restaurantes, nunca ha escondido su interés porque se vapee en dichos lugares y recuerda el beneficio económico que eso le reporta.
En contra del cigarrillo electrónico en los restaurantes
Sin embargo, no todos los hosteleros toleran la nube formada por la condensación de vapor procedente de los cigarrillos electrónicos y, de acuerdo con un gran porcentaje de población que también se muestra contraria han decidido no colgar el cartel de “Aquí se puede vapear”.
En España 9 de cada 10 personas prefieren entrar en un restaurante, una cafetería o un pub y estar libre de todo tipo de humo. Así, el Gobierno vasco ha decidido restringir las zonas de vapeo y equiparar la normativa del cigarro electrónico a la del tabaco convencional.
En esta misma línea han actuado en los últimos meses Nueva York, Boston, Chicago y Los Ángeles, prohibiendo el cigarro electrónico en restaurantes, bares, discotecas y otros espacios públicos. Desde el Departamento de Salud del Condado de Pender, en Carolina del Norte, se ha invitado a los restaurantes del lugar a que digan no al vapeo y han obtenido una respuesta positiva de más de una docena de establecimientos: Bandana Family Restaurant & Grille, Kirkwood Grill & Grocery o Beach Bunny han sido solo algunos de ellos.
Nunca llueve a gusto de todos y lo que a unos les gusta a otros les horroriza y la cuestión del fumar o no fumar, vapear o no vapear no iba a ser menos. La unanimidad es imposible pero parece que la Unión Europea está a punto de alcanzarla, pues para este 2016 ya hay programada una nueva legislación en sus países miembros. Por el momento, y hasta nueva orden, solo nos queda fijarnos en la puerta del bar o restaurante y ver si lo que dice su cartel nos hará dar media vuelta o, por el contrario, nos animará a entrar.