Diego Coquillat - El Periódico de los Restaurantes

Nace Foster, el primer restaurante ‘inteligente’ en Latinoamérica basado en el modelo Amazon

Existe un lugar donde la gastronomía se fusiona con la tecnología y la automatización. Un restaurante sin cash ni cajeros ni camareros; sólo con unas tablets, unos boxes automatizados y una agradable música ambiental. Prima la comida pero también la eficiencia, el tiempo y la tranquilidad.

Así es el nuevo restaurante que ha abierto sus puertas en el centro de Buenos Aires, Argentina, el primero de esta naturaleza en Latinoamérica. Es un negocio basado en el modelo de Amazon, pero todavía más avanzado para el cliente.

Su nombre es Foster y nace con la vocación de “hacer la vida más fácil a la gente”, según explica su creador Martín Zucker, uno de los tres emprendedores que están detrás de este novedoso establecimiento, junto a Guido Stella y Mariano Fernández.

Foster es el primer restaurante de Argentina que no acepta dinero en efectivo y el primero de toda Sudamérica que ha automatizado todo el proceso. El concepto de este nuevo negocio es muy similar al del supermercado sin cajeros de Amazon, que inauguró el primero a principios de este año en Seattle (Estados Unidos).
Clarin

Es el primer restaurante de Argentina que no acepta dinero en efectivo y el primero de América Latina que ha automatizado todo el proceso. El concepto de este nuevo negocio es muy similar al del supermercado sin cajeros de Amazon, que inauguró el primero a principios de este año en Seattle (Estados Unidos).

Pero la gran novedad de este ‘fast food gourmet’, como gusta definirlo a sus creadores, son los tiempos de esperar para disfrutar de la comida. Una vez que el cliente realiza el pedido y el pago a través de las tablets ubicadas a tal efecto, debe dirigirse a un panel de boxes donde aparecerá su nombre y podrá recoger su pedido para comer allí mismo o llevar. Este proceso puede durar entre 30 segundos y tres minutos y medio. En ese intervalo de tiempo, el consumidor tendrá lista su comida.

“Queremos mejorar la calidad de vida de las personas. Normalmente, suele haber poco tiempo para almorzar y gran parte se pierde ordenando y pagando la comida. Queremos permitir que la gente haga su pedido de forma eficiente y rápida”, argumenta Zucker en varios medios argentinos.

Pero la gran novedad de este 'fast food gourmet', como gusta definirlo a sus creadores, son los tiempos de esperar para disfrutar de la comida. Una vez que el cliente realiza el pedido y el pago a través de las tablets ubicadas a tal efecto, debe dirigirse a un panel de boxes donde aparecerá su nombre y podrá recoger su pedido para comer allí mismo o llevar.
iProfesional

Cuando el cliente entra en el local, solo tiene que dirigirse a una de las tablets donde puede ordenar su comida. Las opciones son variadas, desde sabrosos zumos naturales hasta postres pasando por aguas de sabores. Eso sí, Foster ha querido que, pese al concepto de comida rápida, sus productos sean sobre todo nutritivos y saludables “con ingredientes frescos y de alta calidad”.

El menú elegido por el cliente se elabora en la cocina, una especie de terminal automatizada con cocineros capacitados en el manejo de tecnología y, en pocos segundo o minutos, los platos están listos.

Además, el sistema pretende que el proceso sea lo más rápido posible. Por esta razón, Foster se sitúa en una zona de Buenos Aires con alta actividad laboral y turística de lunes a viernes. De ahí que se prevé la posibilidad de crear un usuario personal que registre las preferencias de cada cliente y su método de pago, con el objetivo de agilizar cada vez más el proceso y ofrecer una experiencia lo más personalizada posible.

Cuando el consumidor ha acabado de ordenar su menú, procede al pago mediante tarjeta, de débito o crédito. Esta es la única fórmula que maneja Foster con la plataforma Mercado Pago, con la que opera. Sin embargo, la idea de sus fundadores es que, en breve, los clientes puedan pagar con otras tarjetas, con las de prepago e incluso con códigos QR generados por aplicaciones de pago.
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Cuando el consumidor ha acabado de ordenar su menú, procede al pago mediante tarjeta, de débito o crédito. Esta es la única fórmula que maneja Foster con la plataforma Mercado Pago, con la que opera. Sin embargo, la idea de sus fundadores es que, en breve, los clientes puedan pagar con otras tarjetas, con las de prepago e incluso con códigos QR generados por aplicaciones de pago.

Este modelo de restaurante, en el que también se incluyen otros atractivos para la gente de negocios como enchufes con puertos USB para trabajar durante la comida, abrió sus puertas hace apenas un mes después de casi dos años de trabajo en el proyecto.

Según sus creadores, en estas primeras semanas, Foster ha desarrollado una actividad similar a la de un restaurante de 400 metros cuadrados en tan solo 50. También optimiza el concepto de espacio. Aunque, eso sí, reconocen que al inicio las personas acudían al local más atraídas por lo innovador del proceso más que por la cuestión puramente gastronómica.

 

Precedentes de ‘restaurantes robot’

Este tipo de establecimiento, solo tiene algún antecedente en Estados Unidos y Japón y en Alemania.

Eatsa es el mejor ejemplo. Tiene su sede en la ciudad de San Francisco y es una empresa de restaurantes totalmente automatizados. Los pedidos de comida se reciben a través de los iPads y las sirve también en máquinas automáticas. Todo el proceso se realiza sin la presencia humana, al menos de cara al cliente, porque las cocinas aún no han alcanzado este punto de robotización.

La última noticia que tenemos de esta cadena estadounidense y su funcionamiento es que ha expandido ya el modelo de plataforma inteligente a los restaurantes Wow Bao.

De momento, Foster solo opera con el modelo de local físico aunque en un futuro próximo no descarta incorporar apps que permitan el delivery. ¡Todo se andará!

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