Diego Coquillat - El Periódico de los Restaurantes

Un restaurante duplica sus ventas al prohibir la entrada a niños menores de 5 años

Luces tenues, mesa para dos, comida italiana ‘al dente’ y… un niño o niña llorando y pidiendo a sus padres el Ipad para entretenerse en un restaurante donde no pueden levantarse y jugar durante la espera. El restaurante Caruso’s en Mooresville (Carolina del Norte) lo tiene claro: no quieren menores de 5 años sentados a sus mesas y así será a partir de ahora. Han retirado de sus cartas el menú infantil y han centrado su atención en un público adulto, aquel al que en un principio estaba enfocado su distinguido restaurante.

La polémica discusión lleva un tiempo en redes sociales, pero ha tenido un fuerte empujón debido a la prohibición explícita por parte de este restaurante italiano conocido en su área por su carácter elegante. Lo más sorprendente es que esta decisión no ha podido ser más acertada. Según lo declarado por el gerente del local, Yoshi Nunez en NY Daily News, tras la prohibición su ratio de comensales al día ha pasado de 60 personas a estar entre 80 y 100, un incremento de alrededor del 50% de la clientela.

 El restaurante Caruso’s en Mooresville (Carolina del Norte) lo tiene claro: no quieren menores de 5 años sentados a sus mesas y así será a partir de ahora.
NY Daily News

La medida de este restaurante ha causado división de opiniones

Según dice el propio restaurante en su página web, para acudir al Caruso’s se requiere una “vestimenta adecuada para comer en su tradicional, elegante e íntimo restaurante”, y desde enero se suma la política “sin niños”, lo que ha llevado sin lugar a dudas a un aumento en los clientes que buscan una experiencia más tranquila.

Una vez tomada la decisión, al restaurante de Pasquale Caruso, propietario de este Caruso’s en Mooresville (Carolina del Norte), le han llovido tanto críticas como alabanzas. Las críticas provenían en su mayor parte de padres, pero lo curioso de los halagos es que provienen de un colectivo heterogéneo.

Lucy Ortega en Bebés y más, madre de una niña de 2 años y para nada en contra de la decisión. La queja generalizada no es tanto el comportamiento natural de los niños sino, como dice Ortega, “cuando los adultos no les dicen nada, ya que un niño no tiene que saber cómo comportarse, pero un adulto sí”.
Bebés y más

Entre ellos se encuentra el caso de Lucy Ortega en Bebés y más, madre de una niña de 2 años y para nada en contra de la decisión. La queja generalizada no es tanto el comportamiento natural de los niños sino, como dice Ortega, “cuando los adultos no les dicen nada, ya que un niño no tiene que saber cómo comportarse, pero un adulto sí”.

Para tomar la decisión de adoptar esta medida, la directiva del restaurante escuchó durante meses las sucesivas quejas de varios de sus clientes habituales, que esperaban algo más de su local, que en los últimos tiempos había recibido cada vez más visitas de público infantil. Y es que, como defienden desde el restaurante, mejor gustar a tus clientes porque a todos es imposible.

Una medida pensando en los clientes del propio restaurante

Según Munchies de Vice, hay quienes proponen incluso aumentar la prohibición hasta los 10 años. “Cuando mi marido y yo salimos a cenar, no queremos seguir oyendo niños llorando o comportándose mal”, decía Nancy Shroudy, madre de familia, para Vice.

“Cuando mi marido y yo salimos a cenar, no queremos seguir oyendo niños llorando o comportándose mal”, decía Nancy Shroudy, madre de familia, para Vice.
She Knows

Nunez, padre de dos niños por su parte, defiende que la política del restaurante no es para nada anti-niños, como se ha criticado desde diferentes sectores. El gerente del local explicaba en Fox News Insider que “cuando te gastas una importante cantidad de dinero en una cena con botella de vino, debe ser un momento para adultos”.

Lo cierto es que el Caruso’s no es el primer restaurante en imponer esta política y ya se había hablado en redes sociales de este tema, pero lo que sí que han hecho es poner este controvertido asunto sobre la mesa. Y, visto lo visto, probablemente serán bastantes más los que vetarán a los más pequeños de las mesas de sus restaurantes.

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